Por Paola Pacheco
La miopía es la alteración visual más común en el mundo. Quienes la padecen tienen dificultad en la visión lejana, por ejemplo, para ver la televisión, conducir un automóvil o leer los subtítulos en el cine. Sin embargo, tienen una relativa buena visión cercana, por ejemplo, para la lectura o el trabajo en computadora. Por supuesto, todo dependerá de su grado.
En la miopía, la luz no se enfoca correctamente en la retina. La causa es anatómica; ya sea porque la córnea (estructura transparente en la parte delantera del ojo) tiene una curva muy pronunciada o bien porque el ojo es más largo de lo normal.
Existen dos grupos de miopía: no patológica y patológica. En el primer caso, el valor de la miopía no suele sobrepasar las seis dioptrías, mientras que en el segundo supera ese valor y la longitud del globo ocular sobrepasa los 26,5 milímetros. Estos dos grupos tienen un pronóstico y unas características clínicas diferentes.
La miopía ha ido en aumento desde hace varias décadas y se estima que para el año 2050 casi la mitad de la población del mundo será miope.
Factores de riesgo y otras consideraciones.
Si un padre o madre es miope, hay mayor probabilidad de que sus hijos también lo sean. No obstante, hay personas que padecen miopía y sus padres no tienen esta alteración en la visión. Los médicos aún no entienden plenamente por qué algunas personas son miopes. Es probable que muchos factores produzcan la miopía y la genética es solo una parte.
¿Sabías que la miopía puede estar asociada a otras complicaciones oculares? Las personas con miopía tienen un riesgo más alto de desprendimiento de retina. Este ocurre cuando el tejido que tapiza la parte posterior del ojo se levanta o se separa de la pared del ojo. Es un problema ocular grave que puede causar ceguera.
Es importante que las personas con miopía alta visiten regularmente a un oftalmólogo para examinarse la retina. Mientras más severa sea su miopía, mayor es su riesgo.
Además del desprendimiento de retina, las personas con miopía severa tienen un riesgo más alto de desarrollar glaucoma y cataratas en etapas más tempranas que los no miopes.
Diagnóstico.
Un oftalmólogo diagnostica la miopía como parte de un examen oftalmológico de rutina. En los pacientes que pueden leer las letras de una cartilla de agudeza visual, el oftalmólogo puede usar un refractómetro automatizado y un foróptero para diagnosticar y medir la miopía y así determinar la prescripción en los anteojos. No solo determinará si el individuo es miope, sino que además determinará el grado de severidad (no patológica o patológica). A su vez, la consulta oftalmológica podrá determinar si existen factores predisponentes para desarrollar un desprendimiento de retina (a través de un examen llamado fondo de ojo dilatado).
En los niños que aún no pueden leer las letras de una cartilla de agudeza visual, el oftalmólogo puede usar un instrumento llamado retinoscopio para evaluar donde se enfoca la luz dentro del ojo y medir la prescripción de anteojos para un niño pequeño.
Tratamiento.
Los anteojos y los lentes de contacto son maneras fáciles y comunes de corregir la miopía. Ayudan a enfocar la luz en la retina en la parte posterior del ojo, para que sea posible ver más claramente. Con el paso del tiempo paciente necesitará nuevas recetas, ya que sus ojos cambiarán.
Otra opción es la cirugía refractiva. La solución quirúrgica de la miopía es posible y dependerá de la edad del paciente, del grado de miopía, de la estabilidad del caso y de la ausencia de otras enfermedades oculares asociadas.
En adultos con miopía estable, la cirugía refractiva puede ayudar a diminuir la necesidad de usar anteojos.
Los tres tipos principales de cirugía refractiva para solucionar la miopía son: la cirugía refractiva con láser sobre la córnea, la colocación de lentes intraoculares (fáquicos) sin sacar el cristalino y la extracción del lente natural del ojo o cristalino con colocación de un lente intraocular.
En la cirugía refractiva sobre la córnea, un láser cambia la forma de la córnea para ajustar la manera en que la luz viaja a través de ella. En el intercambio refractivo del cristalino, un oftalmólogo extrae el cristalino natural dentro del ojo y lo reemplaza por un lente artificial corrigiendo la miopía con un lente dentro de su ojo que fue calculado especialmente para el paciente. El nuevo lente artificial ayuda a enfocar la luz en la retina que está en la parte de atrás del ojo para que pueda ver más claramente para lejos.
En cuanto a la última opción —la extracción del lente natural del ojo o cristalino con colocación de un lente intraocular—, se deja para pacientes que además de miopía tienen catarata y/o son mayores de 50 años con desprendimiento del vítreo posterior. De esta manera, se busca evitar complicaciones relacionadas con la retina.
Prevenir la miopía o retrasar su avance.
Los estudios demuestran que la miopía se vuelve más común entre los niños. Si bien no se ha comprobado que existe un vínculo directo, la investigación sugiere que aquellos que pasan más tiempo en el interior de sus casas haciendo actividades que requieren utilizar visión de cerca (como trabajar en la computadora, jugar videojuegos o leer) tienen tasas más altas de miopía, a diferencia de otros que pasan más tiempo al aire libre.
Un gran primer paso para evitar o retardar la progresión de la miopía es alentar a sus hijos a que pasen más tiempo al aire libre. Mantener un balance entre el tiempo en el exterior y en el interior es beneficioso para la salud y el bienestar de los niños.
Asimismo, los estudios muestran que una dosis baja de atropina (0.01% de concentración) puede retardar de forma significativa la progresión de la miopía en niños, evitando la miopía severa. Esto se usa en niños entre 5 y 18 años. Las gotas se colocan en el ojo cada noche a la hora de acostarse.
Médico Cirujano Oftalmologo. Especialista en superficie ocular, catarata, córnea y cirugía refractiva. Presidente de la SUCRYC (Sociedad Uruguaya de Catarata, Cirugía Refractiva y Córnea).
Está en Instagram como @corneauruguay