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Paradójicamente, mientras que Internet hace que las personas estén cada vez más conectadas, la ciencia está prestando más atención a los impactos en la salud de sentirse solo.
El año pasado, el ministro de Salud Pública de Estados Unidos Vivek Murthy, publicó un documento de 82 páginas sobre la "epidemia de soledad y aislamiento".
En él, destacó que aproximadamente uno de cada dos adultos en Estados Unidos informan sentirse solos y enumeró los impactos en la salud: "la soledad es mucho más que solo una sensación desagradable, (...) está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, demencia, accidente cerebrovascular, depresión, ansiedad y muerte prematura", con un impacto "similar al causado por fumar hasta 15 cigarrillos al día".
Ahora, un estudio presenta un nuevo impacto en el cuerpo de evidencia científica sobre los daños profundos a la salud de la soledad. Científicos estadounidenses descubrieron que sentirse socialmente aislado está relacionado con un envejecimiento biológico acelerado, es decir, tener un organismo más viejo que la propia edad. Además, confirmaron el aumento del riesgo de morir temprano.
Publicado en la revista científica Journal of the American College of Cardiology: Advances, por investigadores de la Clínica Mayo en Estados Unidos, el estudio analizó datos de 280.000 adultos que recibieron atención ambulatoria entre junio de 2019 y marzo de 2022 en Estados Unidos.
En estas ocasiones, los participantes completaron un cuestionario sobre los llamados determinantes sociales de la salud - factores sociales, económicos, culturales, entre otros, que influyen en la ocurrencia de enfermedades y agravios de salud en la población. Los voluntarios también se sometieron a un electrocardiograma, un examen que mide la actividad eléctrica del corazón.
Los científicos utilizaron luego una inteligencia artificial creada por ellos para determinar la edad biológica del individuo a partir de los resultados del electrocardiograma. El modelo ya había sido validado por estudios anteriores, que confirmaron el potencial de la tecnología.
Además, a partir de seis preguntas del cuestionario, se pudo determinar el Índice de Red Social de cada participante, un indicador que va de 0 a 4 indicando diferentes grados de aislamiento social. Las preguntas involucraban temas como la frecuencia en la participación en actividades sociales, cuánto conversan con familiares y amigos, si participan en eventos religiosos, si tienen una pareja amorosa, entre otros.
Al comparar la edad definida por el electrocardiograma con el grado de aislamiento, los investigadores observaron que cuanto peor era la vida social del individuo, mayor era la diferencia entre la edad oficial y la biológica, algo que se constató independientemente de la edad y el género.
"Este estudio resalta la interacción crítica entre el aislamiento social, la salud y el envejecimiento. El aislamiento social combinado con condiciones demográficas y médicas parece ser un factor de riesgo significativo para el envejecimiento acelerado. Sin embargo, sabemos que las personas pueden cambiar su comportamiento: tener más interacción social, hacer ejercicio regularmente, tener una dieta saludable, dejar de fumar, dormir adecuadamente, etc. Hacer y mantener estos cambios puede ayudar mucho a mejorar la salud en general", advierte Amir Lerman, cardiólogo de la Clínica Mayo y autor principal del artículo, en un comunicado.
Además, el estudio encontró una mayor mortalidad entre los participantes con mayores niveles de aislamiento durante el período de seguimiento de dos años del estudio.
¿Por qué la soledad envejece y mata?
Los investigadores estadounidenses escriben en el estudio que los "dos procesos biológicos más identificados" para justificar la relación entre la soledad y el envejecimiento "incluyen la inflamación sistémica y el sistema endocrino".
Afirman que el aislamiento social "altera la actividad del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal", aumentando los niveles de cortisol en el cuerpo humano, una hormona necesaria pero que causa daño en exceso. Además, señalan que la soledad activa genes proinflamatorios, lo que "conduce posteriormente al estrés oxidativo en los tejidos vasculares".
"Por otro lado, el aislamiento social se asocia con una mayor probabilidad de comportamientos de riesgo para la salud, como fumar, consumo de alcohol, dieta poco saludable e inactividad física, además de una baja adherencia a la medicación, lo que agrava las condiciones médicas", concluyen.
En el documento de 2023, el ministro de Salud Públicar de EE.UU. citó que la conexión social "es una necesidad humana fundamental, tan esencial para la supervivencia como la comida, el agua y el refugio".
"Nuestros ancestros distantes dependían de otras personas para ayudarles a satisfacer sus necesidades básicas. (...) A pesar de los avances actuales que nos permiten vivir sin interactuar con otros (por ejemplo, entrega de alimentos, automatización, entretenimiento remoto), nuestra necesidad biológica de conectarnos continúa", dijo.
En cuanto al impacto de la soledad en la mortalidad, una serie de estudios han mostrado que sentirse solo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte en el mundo. Algunos de los posibles mecanismos son precisamente el exceso de cortisol, el aumento del estado inflamatorio del organismo y la tendencia a hábitos nocivos para la salud asociados con el aislamiento.
En 2022, un estudio de investigadores afiliados a la Asociación Americana del Corazón, publicado en la revista científica de la organización, encontró que la soledad aumenta el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular (ACV) en hasta un 30%. Los responsables del trabajo también llamaron la atención sobre cómo este impacto puede ser más significativo en personas mayores y en la llamada generación Z, adultos jóvenes que nacieron después de 1995.
Esto se debe a que una investigación de la Universidad de Harvard describió a la generación Z como la más solitaria, atribuyendo el fenómeno al mayor uso de redes sociales y al menor compromiso con actividades personales significativas. En cuanto a las personas mayores, los científicos destacan que factores como la viudez y la jubilación conducen a un mayor aislamiento.