La vasectomía: de tabú en torno a la masculinidad a un método anticonceptivo más.

Una alternativa cada vez más frecuente para el control natal y un acto de corresponsabilidad para con la pareja.

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Hombre en consulta médica
Foto: Canva.

Hay una escena en la película "Cuando Harry conoció a Sally" de 1989 en la que la protagonista se lamenta de no tener pareja estable. El reloj biológico sigue andando y ella teme llegar a ser demasiado entrada en años como para ser madre. Su contraparte la quiere tranquilizar, pero ella le dice algo así: “Ustedes no entienden de esto, porque pueden tener hijos siempre. Mirá Charlie Chaplin, que tuvo hijos cuando ya tenía como 80 años”. Casos recientes como los de los actores Robert De Niro y Al Pacino (que fueron padres recientemente y ambos rondan los 80) son otros ejemplos.

El personaje interpretado por Meg Ryan en la película ponía en discusión algo que durante buena parte de la historia recayó sobre las mujeres: la planificación de la maternidad y paternidad. Si bien los preservativos existen desde hace añares, en la historia del siglo pasado han sido sobre todo las mujeres las que tuvieron que recurrir a métodos como el DIU o las pastillas anticonceptivas para tratar de evitar un embarazo no deseado. Más allá de que el preservativo puede romperse, también por cuestiones socioculturales (¿les suena el vocablo “patriarcado”?) dicha planificación recaía, mayoritariamente, sobre ellas.

Sin embargo, desde hace unos años empezó a cobrar fuerza el procedimiento que, como dice la sexóloga Vivián Dufau, “empodera a los hombres”: la vasectomía. Para Dufau, que un hombre decida someterse al procedimiento no solo puede llegar a equiparar las responsabilidades sobre un embarazo. También puede ser visto como una actitud proactiva de la parte masculina, que toma la iniciativa de asegurarse que sus eyaculaciones sean incapaces de fecundar a su pareja. De paso, el hombre libera a la mujer de tener que hormonizarse o andar con un DIU en el cuerpo.

Eso sí, para que la vasectomía comenzara a ser vista como un método anticonceptivo más, hubo (y todavía hay) que superar un tabú que -vamos a decirlo sin vueltas- medio que sacralizaba al “amigo”. Y lo que es sacro, no se toca. “¿Tas loco? Mirá si voy a dejar que se acerque un bisturí...” bien podría ser parte de una conversación entre dos hombres sobre la vasectomía. Pero, como ya se dijo, algunos cosas que estaban muy arraigadas empezaron a cambiar, y hoy no nos espantamos tan fácilmente cuando de intervenciones quirúrgicas vinculadas al pene se trata.

Hace poco, el humorista argentino Pablo Granados subió un video a su cuenta de Instagram que se viralizó. En dicho video, Granados explicaba por qué se había hecho una vasectomía. Lo primero que hace Granados en ese registro es tranquilizar a aquellos hombres que por ahí se agarran instintivamente la entrepierna cuando escuchan la palabra vasectomía.

Como también explica Dufau, la vasectomía no incide sobre la virilidad en su más amplio sentido. No lleva a una disfunción eréctil y no implica que uno vaya a ser (o imagine ser) menos acróbata sexual en la cama. La testosterona seguirá estando donde siempre estuvo. Lo único que ocurre es que el semen -que seguirá teniendo la misma consistencia y volumen que siempre- ya no tendrá espermatozoides. Santiago Cedrés, también sexólogo, comenta que es un procedimiento cada vez más recomendado y cada vez más solicitado (la vasectomía forma parte de los servicios ofrecidos por cualquier mutualista o institución de salud pública).

¿Irreversible?

Hete aquí otro ítem que hay que tener en consideración. Existe un método operatorio que permite revertir la vasectomía, pero como explican tanto Dufau como Cedrés, es un poco más complicado. El más corriente y seguro es el que cierra la posibilidad de la paternidad para siempre. Por eso, Cedrés recomienda sopesar bien la decisión de someterse a una vasectomía, sobre todo cuando exista la posibilidad de volver a formar una familia tras un divorcio o separación. Sin embargo, también es posible almacenar en un banco de esperma a los espermatozoides para una fecundación in vitro más adelante. Cedrés informa que es posible almacenar los espermatozoides hasta 20 años.

Pero, con una mano en el corazón: debería haber una edad en la que uno ya no tendría que andar procreando, ¿no? Como le respondió Harry (Billy Crystal) a Sally cuando ella le dijo que Chaplin fue padre a los 80: “Sí, podés ser padre a esa edad. Pero ya sos demasiado viejo como para poder levantar a tu hijo y llevarlo en brazos”.

Testimonios

“Es como cuando te hacés un tatuaje”

Jaime (no es su nombre real) ya había tenido dos hijas con su pareja, y tanto a él como a ella les pareció que era suficiente. Ambos ya habían cumplido 40 años y un embarazo más para ella no estaba en el horizonte. En vez de que ella siguiera tomando pastillas anticonceptivas, él empezó a contemplar la vasectomía. “Ya tenía tomada la decisión de no tener más hijos con mi esposa. El trámite y la responsabilidad de usar un método anticonceptivo siempre había recaído en ella y me pareció un acto de corresponsabilidad. Lo discutimos juntos y encaramos. Sí tuve dudas y mucho temor a cómo era la intervención, pero lo charlé bastante con el médico y me tranquilizó. A la larga y visto en perspectiva fue una buena opción y no me arrepiento”. Santiago (42), en tanto, llegó a la misma conclusión luego de tres hijos con su esposa. “Ya estaba. Había cumplido con la patria. Simplifica las cosas, porque mi esposa ya no tiene que andar pensando en si tomó la pastilla...”, dice ahora. Se hizo la vasectomía hace casi una década y al recordar la intervención, cuenta que le dolió. “El que te diga que no le duele, tiene complejo de Rambo. Salís con los testículos hinchados, pero el mismo día de la operación ya estaba en la oficina. Y a los dos días ya estaba haciendo vida normal”. Con 42 años, uno puede volver a ser padre y tener bastante energía como para encargarse de futuros hijios. Si bien Santiago comprende esa manera de pensar, también dice que hay que hacerse cargo de las decisiones que uno toma. “Es como cuando te vas a hacer un tatuaje. Lo tenés que pensar bien, pero una vez que lo hiciste ya está”.

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