The New York Times
¿Qué tienen en común alimentos tan distintos como las cebollas rebanadas, la masa para galletas, la harina, el germinado de alfalfa y la crema de maní? Todos estos alimentos han estado contaminados con salmonela, enfermedad que afecta a millones de personas cada año.
Las infecciones de estas bacterias —la causa más común de enfermedades producidas por alimentos—producen síntomas como fiebre, diarrea y dolor abdominal, que pueden durar varios días.
Por lo general las personas enferman de salmonelosis, la infección bacteriana, después de comer carne poco cocida u otros alimentos contaminados, pero los microbios también pueden escabullirse hacia otros lugares. “Hay muchas maneras de desarrollar la enfermedad en humanos”, afirmó Louise Francois Watkins, médica.
A continuación, te decimos lo que debes saber sobre estas bacterias furtivas y cómo mantenerte a salvo junto con tu familia.
¿Cómo se produce la infección?
Una de las razones por las que mucha gente se infecta cada año es que las bacterias crecen de manera natural en los intestinos de muchos animales, como los pollos, las aves y las vacas. Por lo general, los animales que albergan las bacterias no lucen enfermos.
Cuando se sacrifica al ganado, las bacterias de sus intestinos podrían contaminar la carne. Y son frecuentes los paquetes de pollo que se venden con salmonela. Cualquier cosa que entre en contacto con la carne podría contaminarse. Si tocás las bacterias que están en una superficie y luego te tocás la boca, podrías enfermarte.
Las bacterias proliferan en los intestinos de los animales, también acaban en sus heces y luego, en ocasiones, en sus patas y pelaje.
Eso puede causar que la salmonela se propague a otros lugares, incluidos campos de cultivo y plantas procesadoras de alimentos, donde las bacterias podrían contaminar los productos agrícolas y alimentos empacados.
¿Qué pasa si me contagio con salmonela?
Las personas que se exponen a la salmonela por lo general empiezan a sentirse mal entre seis horas y seis días después. La mayoría de las infecciones son leves y duran de cuatro a siete días. Aunque la salmonela afecta a personas de todas las edades, las infecciones son más frecuentes en niños menores de 5 años, en parte porque sus sistemas inmunitarios no están desarrollados por completo.
Es habitual que la infección se resuelva sola, pero se recomienda contactar al médico de cabecera en los siguientes casos: diarrea y fiebre que supere los 39 grados; si la diarrea continua más de tres días sin mejora o hay presencia de sangre; o si estás tan deshidratado que orinas con poca frecuencia.
Dado que pocas personas van al médico cuando enferman de salmonela, e incluso menos se hacen la prueba, la mayoría de las personas nunca se enteran de que se infectaron.
¿Qué puedo hacer para evitar la salmonelosis?
Si tenés mascotas o ganado, nunca los beses y siempre lávate las manos después de estar en contacto con ellos. Lo ideal es que laves sus contenedores de agua y alimentos en un lavadero o en la tina de baño, pero, si debés usar el fregadero de la cocina, desinféctalo después.
Cociná siempre las carnes con la temperatura interna mínima recomendada. Es importante no confiar solo en tus sentidos, tienes que medir la temperatura de verdad.
Cuando no consumas los alimentos ya cocinados, refrigéralos. El calor propicia que las bacterias se multipliquen, por lo que debes refrigerar los alimentos tan pronto como puedas.
Para evitar que se contamine tu cocina y otros alimentos mientras preparás carnes crudas, usa utensilios y tablas de picar separadas. Ten en cuenta que los empaques con carne cruda pueden tener filtraciones, así que almacénalos lejos de otros alimentos o envuélvelos en una bolsa para su protección.
Después de cocinar carne cruda, lávate las manos y desinfecta las superficies que hayan podido contaminarse. Calentá en microondas todas las esponjas que usaste en el proceso de lavado durante un minuto a máxima potencia mientras están húmedas, lo cual matará la mayoría de las bacterias.
Por último: nunca enjuagues con agua las carnes crudas (incluido el pollo o pavo) antes de cocinarlas. No sirve para nada más que para propagar la salmonela.