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La libido, en pocas palabras, es el deseo sexual que sentimos a partir de algún estímulo, ya sea visual, auditivo o olfativo. Sin embargo, lo que genera mayor interés es cómo este deseo se manifiesta de forma distinta en hombres y mujeres.

Según Nathalie Raibolt, ginecóloga especializada en sexualidad, la libido no está ligada únicamente a cuestiones hormonales —como el impacto de la testosterona en su aumento o disminución—, sino también a factores psicosociales, especialmente en las mujeres.

"El estímulo biológico (causado por hormonas) no es suficiente para provocar el deseo sexual en una mujer. Además, la libido estará influenciada principalmente por la función que el sexo ocupa en su vida. Si la mujer tiene algún conflicto con su pareja sexual, la tendencia es que su libido disminuya. Pero creo que los factores sociales impactan más en la libido femenina que los biológicos. A lo largo de su vida, las mujeres suelen no priorizar la manifestación espontánea de su sexualidad", explica Raibolt.

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Otro factor que puede influir en la libido es el uso de ciertos medicamentos.

"Fármacos que afectan el estado de ánimo, como los antidepresivos, pueden interferir en la libido, al igual que algunos medicamentos que alteran la producción de testosterona", señala Carlos Da Ros, urólogo.

Es un error pensar que aumentar la producción de testosterona —más abundante en el organismo masculino— sea la única solución para tratar la baja libido.

"Actualmente, vivimos una prescripción excesiva de testosterona para mujeres. Pero antes de recetarla, es necesario investigar a fondo la causa de la baja libido", comenta Francisco Tostes, endocrinólogo.

Cuando la disminución del deseo sexual es causada por un medicamento, conviene evaluar la posibilidad de cambiarlo por otro que no genere el mismo efecto adverso.

"La recomendación es intentar sustituir ese medicamento en lugar de sumar otro. Esta es la alternativa para evitar acumular fármacos", explica Tostes.

La edad también influye en la libido de hombres y mujeres. Con el paso de los años, especialmente después de los 40, la producción de testosterona disminuye, lo que puede afectar el deseo sexual. En estos casos, se podría considerar la terapia de reemplazo hormonal. Sin embargo, cuando la causa está relacionada con problemas emocionales o relacionales, un medicamento no puede solucionar el problema.

"Si el problema está relacionado con un factor emocional, es necesario abordarlo. En estos casos, siempre refiero a mis pacientes a un terapeuta", concluye Da Ros.

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