Redacción El País
El queso, un alimento básico en la dieta mediterránea, ha sido objeto de diversas investigaciones que exploran su impacto en la salud. En particular, se ha examinado su relación con el cerebro, descubriendo efectos sorprendentes en la memoria y la función cognitiva.

Según el neurólogo y neurocirujano Dr. Mill Etienne, algunas variedades de queso, como el griego y el cheddar, pueden incluso reducir el riesgo de deterioro cognitivo, lo que podría ser un alivio para países como España, donde el 60% de los casos de demencia no están diagnosticados y más de 800.000 personas padecen alzhéimer, según la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Un reciente estudio japonés, comentado por el Dr. Etienne en medios internacionales, vinculó el consumo de quesos como el griego y el cheddar con mejoras en la memoria y el rendimiento cerebral. La investigación, que incluyó a 1.200 adultos mayores de 65 años, arrojó resultados prometedores para aquellos que incorporan estos quesos en su dieta.

Sin embargo, la clave está en la calidad del queso que se consume. El Dr. Etienne advierte que los quesos procesados, como los envasados individualmente o los para untar, pueden contener aditivos perjudiciales, como el diacetilo, una enzima que podría contribuir al deterioro de la memoria y aumentar el riesgo de enfermedades cerebrovasculares.

El queso no solo es delicioso, también es rico en dos aminoácidos esenciales: el triptófano y la tirosina. El triptófano es un precursor de la serotonina, el neurotransmisor que regula el estado de ánimo, mientras que la tirosina estimula la producción de dopamina, responsable de la sensación de placer. Además, los quesos aportan vitamina B12, calcio y fósforo, minerales fundamentales para el correcto funcionamiento del cerebro.

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El Dr. Etienne recomienda optar por quesos con bajo contenido de lactosa y sin procesar para maximizar los beneficios para el cerebro. Variedades como el suizo, el parmesano y el cheddar, al ser más naturales, presentan menores riesgos para la salud. Entre sus recomendaciones destaca también el queso feta, elaborado con leche de oveja o cabra, que ofrece más beneficios que los derivados de la leche de vaca.

Es fundamental prestar atención a las señales que envía nuestro cuerpo al consumir queso. Si se experimentan problemas digestivos tras ingerir variedades con alto contenido en lactosa, como los más procesados, esto podría tener un impacto negativo en la salud cerebral. Por ello, el Dr. Etienne aconseja escuchar el cuerpo y preferir siempre quesos de calidad, con menos aditivos y de origen natural.

El queso puede ser un aliado para la salud del cerebro si se consume con moderación y se eligen las variedades adecuadas. Optar por quesos no procesados, ricos en nutrientes y bajos en lactosa, puede marcar la diferencia en la función cognitiva a largo plazo.