O Globo - GDA
Desde principios de este año, los pacientes de cáncer en la unidad de cuidados paliativos del Instituto Nacional del Cáncer (INCA), en Río de Janeiro, esperan ansiosos unas visitas especiales que recorren casi todas las camas. Se trata de perros entrenados que forman parte de un programa de Pet Terapia, adoptado por el hospital para promover el bienestar físico y mental de los pacientes.

Las visitas de las mascotas (aproximadamente 50 perros dóciles y entrenados que se turnan) están alineadas con lo que la ciencia considera una buena estrategia para apoyar al paciente oncológico, sin importar la etapa de su tratamiento.

Según los especialistas consultados tener una mascota (ya sea un perro, un gato o cualquier otro animal de preferencia) puede ser un bálsamo en los momentos más desafiantes del tratamiento.

Los beneficios de este tipo de compañía van mucho más allá de tener un compañero fiel y realmente influyen en el estado de salud

Esto porque la interacción con mascotas contribuye a reducir los niveles de cortisol (la hormona asociada al estrés), al tiempo que promueve la liberación de endorfinas y oxitocina, sustancias relacionadas con el placer.

Las mismas conclusiones fueron publicadas en un estudio realizado por investigadores del Arizona Center for Cancer Care. Durante el estudio, los pacientes recibían visitas de perros durante la infusión de quimioterapia.

El estudio demostró que la reducción de la ansiedad con la presencia de las mascotas fue de un 31% y el aumento de la relajación fue de casi un 26%.

Foto: Pickpik.

Para aquellos que no han convivido con una mascota desde antes del diagnóstico, hay algunas recomendaciones para encontrar un compañero animal que se ajuste perfectamente a la desafiante jornada del tratamiento.

Se sugiere optar por un animal que se adapte a la rutina y capacidad física del paciente, y los perros y gatos más tranquilos e independientes pueden ser más adecuados para personas que están pasando por tratamientos intensivos. También es importante contar con una red de apoyo que se encargue de la vacunación y las necesidades veterinarias de la mascota de vez en cuando.

En general, los especialistas coinciden en que los tratamientos más modernos no provocan una caída tan brusca en la inmunidad, lo que permite que la compañía de una mascota no sea un problema para el cuidado del cáncer.

Desde el punto de vista clínico, no hay contraindicaciones generalizadas. Sin embargo, es importante que el paciente hable con su médico para garantizar la seguridad del contacto.

Tener una mascota también estimula al paciente a caminar y hacer ejercicio, como sacarla a pasear. Cualquier movimiento cuenta, incluso un simple juego. Sabemos que la práctica regular de actividad física, como caminar, está asociada con la reducción del dolor y la fatiga, además de mejorar el estado psicosocial y la calidad del sueño.

No es necesario limitarse a las mascotas "tradicionales". Lo importante es que el paciente y el animal estén en sintonía. Un paciente con cáncer de próstata se benefició mucho al recibir la visita de un pájaro de compañía.

El paciente, que tuvo varias crisis durante el tratamiento, se sintió mucho mejor. Uno de los médicos contó que "Ninguna otra medida, ya sea medicamentosa o no, fue efectiva para controlar esa agitación. La presencia del pájaro ayudó al paciente a calmarse, reorganizando su estado emocional y afectivo. Nunca olvidaré la tranquilidad que trajo consigo ese pájaro".