No podemos dejar de insistir en la prevención y en los chequeos anuales indicados para el cáncer de mama. Es de lo que más hablamos en octubre y es absolutamente necesario que así sea.
También es importante, ante el aumento de casos de cáncer de mama a nivel mundial, principalmente en mujeres jóvenes, que hablemos de cómo impacta la enfermedad no solo a nivel físico, sino a nivel de autopercepción y autoestima.
Percibirnos como nosotras mismas frente al espejo, es importante a cualquier edad. La identidad visual, ya sea construida o dada, es nuestra carta de presentación al mundo y, muchas veces, es lo primero que perdemos las pacientes que atravesamos un proceso de tratamiento oncológico.
En casos de pacientes jóvenes, como fue el mío, impacta mucho más y las consecuencias en la salud mental son mucho más fuertes y duraderas en el tiempo, por esto es tan importante abordar los efectos secundarios del tratamiento en su totalidad, no solo la parte médica.
Cuando terminé la escuela de diseño, supe que quería estudiar asesoramiento de imagen como un complemento a mi formación.
Así fue que cuando recibí el diagnóstico de un cáncer de mama her2 positivo en mis treintas, hacía ya unos años trabajaba con clientas de forma personalizada, pero mucho más enfocada al estilismo de moda, que a la asesoría más convencional.
La mente y la imagen.
Recibir un diagnóstico de cáncer de mama no solo afecta tu salud física. También tu salud mental y tu imagen corporal completa.
Nunca pensé que —muchos de los recursos aprendidos en mi formación como asesora de imagen— iba a emplearlos en mí misma, al enfrentar todos los cambios físicos que conlleva el tratamiento de la enfermedad.
Perder el pelo, las cejas, las pestañas, ganar peso debido a la medicación, son algunos de los cambios físicos que no solo cambian nuestra imagen corporal y nuestra percepción de nosotras mismas frente al espejo, sino que le anuncian al mundo que tenemos cáncer.
Perdés autonomía de los cambios en tu cuerpo, autoestima y lo que le comunicás al mundo de vos también. Para todos los pacientes es distinto y, de cada forma que lo vivan, es la correcta.
En mi caso, por ejemplo, era importante no ser un cartel luminoso que anunciara: tengo cáncer. Algo que fue muy difícil porque gané muchísimo peso, me deformé con la cortisona, y perdí la totalidad del pelo de mi cuerpo, hasta la última pestaña, dos veces.
Transitando este panorama, me hice de una peluca de las que van pegadas al cuero cabelludo, aprendí a maquillarme las cejas, abusar del labial rojo, y romper las indicaciones acerca de no pintarme las uñas. Las tenía muy deterioradas, pero no me importaba. Ydurante todo el tratamiento lucieron varias tonalidades de rojo, gracias, en parte, a que en mi entorno entendieron que era algo que me hacía bien y me regalaban esmaltes todo el tiempo, además de ayudarme a pintarlas después de cada cirugía.
Todo esto que —a simple vista puede parecer superfluo— fue de las pocas cosas que me ayudaban no solo a mantener mi autoestima, sino a generar una mínima sensación de control sobre quién era yo, o lo que quedaba de mí cuando me enfrentaba al espejo.
Cada vez más necesaria y valorada como una pata más del tratamiento, al día de hoy muchas mujeres recurren a la oncoimagen para acompañar este proceso que a veces resulta largo y en el que muchas veces se minimizan temas relacionados con la imagen en detrimento de combatir la enfermedad.
Como entendí en terapia, los cambios estéticos también son parte del cáncer. Y es muy importante trabajarlos para que las pacientes ganen en autoestima y sientan (lo máximo posible) una especie de normalidad en relación a su imagen mientras transitan su tratamiento.
En este punto, Daniele Restano, magister en psicología clínica junguiana y especialista en pacientes oncológicos y duelo, coincide: “En el octubre rosa se habla y se visibiliza. Son importantes las campañas y la concientización, pero nos olvidamos de lo que implica para las mujeres la imagen, la imagen corporal, estética, el lugar que todavía la imagen sigue ocupando en la sociedad”. Yadvierte: “Trabajamos de manera muy liviana la imagen en el cáncer de mama”.
Las mamas representan lo más femenino, lo materno, lo nutricio y en nuestra sociedad patriarcal lo que significan dentro de un cuerpo femenino que tiene que ser voluptuoso y cambia completamente en una mujer que pasa por una cirugía de cáncer de mama, sea una mastectomía o no.
Su imagen, la manera en que se verá frente a la sociedad, frente a ella misma en el espejo ya no seré la misma. Esa imagen además, no es solamente una imagen estética, lo rosa, lo femenino, porque lo femenino no es solamente octubre, no es solamente rosado.
Debemos cuidar cómo cada mujer vive y transita su imagen en esta enfermedad.
Esa mutilación en muchos casos de su femineidad después de un cáncer de mama. Esa cicatriz que le recuerda que su cuerpo ya no es lo que la sociedad espera de ella a nivel estético.
Por eso creo que no debemos olvidar en el octubre rosa cómo mostrar, cómo hablar de la imagen corporal, de cómo esa mujer se sentirá después de pasar por una cirugía, un tratamiento de quimioterapia donde pierde el pelo, o por no reconocerse frente a un espejo. Muchas veces pasan años, 5, 10, y las cicatrices internas aún necesitan ser reconstruidas porque esa mujer no siente que tenga la misma imagen que antes de su enfermedad.
La imagen va mucho más allá de lo estético y de lo que nosotros podemos ver. Queda una cicatriz interna, queda un cambio interno en cada mujer. Queda el miedo todavía a volver a tener cáncer.
Las cicatrices externas son un recordatorio en el pecho de que ya no es más la persona que era antes. Entonces, yo los invito en este octubre rosa a cuidar cómo nosotros tratamos lo rosado, lo femenino y cuestionarnos si lo que todavía seguimos es esperando mujeres rosadas, mujeres a las que aún les exigimos que sean modelos de lencería.
Los invito a tener una mayor sensibilización frente al cáncer de mama, cuidando más a las pacientes que transitaron o que están transitando la enfermedad, con una visión mucho más profunda de lo que es la imagen y lo que puede significar en estas mujeres.
Varios estudios en el mundo hablan de la importancia de considerar el cuidado de la imagen corporal como una pata más del tratamiento: Que las pacientes tengan una sensación de normalidad frente al espejo es un arma poderosa.
En España, por ejemplo, hay varias fundaciones o voluntarios que colaboran en este punto dando soporte al equipo oncológico. Se dictan talleres de automaquillaje, dan consejos sobre pelucas o cómo colocarse un pañuelo. En los talleres de oncoimagen, las pacientes aprenden sobre los productos de belleza y cuidado personal que deben usar en la piel, que maquillajes pueden emplear etcétera. En muchos casos, además del acompañamiento en el cuidado de su imagen, también reciben asesoría psicológica, nutricional, dental y de fisioterapia.
Lejos de algo superficial, el factor estético es importante. Reconocerse nuevamente a través de la imagen recuperada logra que nos revinculemos en nuestro medio social habitual con mayor seguridad y autoestima.
Sentirte bien contigo misma te ayuda a afrontar el tratamiento de forma más positiva y esto lo dice la ciencia: es fundamental.
En Uruguay organizaciones como ¨Honrar la vida¨ y ¨Fundación Clarita Berenbau” han tenido algunas instancias de acercamiento a este enfoque; aún falta. Ojalá comencemos a ampliar la mirada hacía una más estético integral, con las mujeres que atraviesan la enfermedad.
*Estilista de moda, fan del estilo propio y de repetir outfits. Cursó la Licenciatura en Lingüística en la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República; estudió diseño y debido a su interés en la semiótica de la moda llegó al asesoramiento de imagen. En 2019, armó su primer curso sobre Armarios inteligentes. Podés seguirla en su cuenta de Instagram o TikTok
-
Los alimentos que comemos pueden retrasar o aumentar los signos del envejecimiento: estos son los que "envejecen" más
El trabajo es salud: los beneficios para cuerpo y mente de ir en bicicleta a trabajar
El fruto seco lleno de antioxidantes que reduce enfermedades cardiovasculares y tiene pocas grasas totales