Redacción El País
La fruta del dragón, conocida también como pitaya o pitahaya, está ganando terreno. Este alimento exótico, originario de América Central y del Sur, ha conquistado a chefs y nutricionistas gracias a su perfil nutricional.
Esta fruta es rica en antioxidantes como las betalaínas, que ayudan a combatir los radicales libres y a prevenir enfermedades crónicas como el cáncer y las cardiovasculares. Su alto contenido de vitamina C promueve la producción de colágeno, esencial para la salud de la piel, huesos y cabello, y refuerza el sistema inmunológico.
Además, su fibra soluble favorece la digestión, regula el tránsito intestinal y contribuye a la saciedad, ayudando a controlar el peso. Este "oro rosa" también aporta minerales como magnesio, calcio y hierro, fundamentales para la salud ósea, la función muscular y el transporte de oxígeno en el cuerpo.
Un aliado para el colesterol y la hidratación
Las pequeñas semillas negras de la pitaya contienen ácidos grasos esenciales como el linoleico y el oleico, que reducen el colesterol malo (LDL) y aumentan el bueno (HDL), favoreciendo la salud cardiovascular. Su alto contenido en agua, que constituye el 80% de su composición, la convierte en una opción ideal para mantenerse hidratado, especialmente en climas cálidos.
La fruta del dragón es versátil y fácil de consumir. Para prepararla, basta con pelarla y cortarla a gusto. Puede disfrutarse fresca, en ensaladas, batidos o como un acompañamiento saludable en cualquier comida. Sus semillas, comestibles y ricas en nutrientes, no requieren ningún tratamiento especial.
Con su llamativo color rosa, textura única y beneficios incomparables, la fruta del dragón no solo embellece los platos, sino que también enriquece la salud, posicionándose como un superalimento imprescindible para quienes buscan bienestar a través de la alimentación.