Pensá en tu corazón: protegelo siempre, no solo a partir de llegar a la mediana edad

Realizar actividad física regularmente, evitar el tabaco y tener una dieta equilibrada y saludable protegen el corazón a todas las edades.

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Foto: Needpix.

O Globo - GDA
Las enfermedades del corazón son una de las principales causas de muerte gran parte del mundol. A nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay 17 millones de muertes al año debido a enfermedades cardiovasculares.

Esto podría evitarse, ¿Cómo? Simplemente tomando mejores decisiones, adoptando un estilo de vida más saludable, evitando fumar, reduciendo el consumo de alcohol, haciendo ejercicio físico regularmente, teniendo una alimentación un poco más saludable.

Existe el factor genético, y debido a que tiene un gran peso es aún más importante prestar atención al estilo de vida. Para aquellos que tienen parientes de primer grado con antecedentes de enfermedades cardíacas, ni hablar. Dado que entre todos los factores de riesgo, el genético es el único que no podemos controlar, la atención debe ser redoblada.

Cuando pensamos en personas con problemas cardíacos, seguramente se nos viene a la mente la imagen de personas mayores, hospitalizadas, tomando medicamentos, con la salud comprometida. Y sí, a esta edad están más propensas a desarrollar una serie de complicaciones en la salud, incluso en el corazón. El sistema cardiovascular experimenta varias alteraciones, como la arteriosclerosis, la disminución de la distensibilidad de la aorta y las grandes arterias, comprometiendo la conducción cardíaca. Incluso los barorreceptores, que son los detectores de las variaciones bruscas de la presión arterial y que las transmiten al sistema nervioso central para controlar la circulación sanguínea, ven comprometida su funcionalidad.

Pero la verdad es que hoy las enfermedades cardiovasculares afectan a otras franjas etarias. Ni siquiera es necesario llegar a las edades más avanzadas para conocer algunos estragos: el 11% de las muertes relacionadas con enfermedades del corazón ocurren en personas de 30 a 46 años. Además del tabaco y el alcohol, suelen ser factores agravantes el estrés elevado, el exceso de peso, el sedentarismo y el colesterol alterado.

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Tabaco, alcohol y sedentarismo: un combo muy peligroso.
Foto: PickPik.

En episodios no fatales, ya hay un aumento del 13% en el número de infartos entre adultos de hasta 30 años. Y, a esa edad, los síntomas son aún más violentos, ocurren con mayor velocidad y pueden ser fatales. Cuando no lo son, pueden dejar secuelas para toda la vida.

El tiempo entre el inicio de los síntomas y la desobstrucción de las arterias es lo que determinará la mayor o menor probabilidad de secuelas. La principal de ellas es la muerte de las células del miocardio, el músculo cardíaco, algo que puede acarrear insuficiencia cardíaca, arritmias y anginas.

Estrés, obesidad, diabetes, tabaquismo, hipertensión y colesterol fuera de control son, nuevamente, señalados como los grandes responsables del aumento de estas estadísticas entre los más jóvenes.

El joven que sufre un infarto vuelve a casa en cinco días, después de los procedimientos de angioplastia o colocación de stent, y retoma su rutina habitual cerca de un mes después. Pero, no se engañe pensando que estará libre y definitivamente curado. Tendrá que ser monitoreado por el resto de su vida.

El hecho es que muchas personas logran cambiar de vida y, de hecho, solo buscan hacerlo después de pasar por situaciones delicadas como estas. Un susto así lleva a la persona que no tenía tiempo a encontrar tiempo. Quien tenía pereza, vence las ganas de quedarse en el sofá. Quien no le gustaba, comienza a amar una actividad física o un deporte.

En el mundo ideal, es mejor no jugar con la suerte. Prevenir siempre es más barato, más seguro y más eficiente que remediar.

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