Rosana Decima
A la hora de comprar un producto de cosmética o higiene, podemos elegirlo por muchas características. Un shampoo para determinado tipo de cabello, una crema hidratante para pieles sensibles, un jabón libre de ingredientes que irriten o incluso por su aroma. Cada uno pondrá el ojo en una cualidad diferente.
En el mundo, cada vez más personas toman conciencia de que muchos de los productos fueron testeados en animales. ¿Qué significa eso? Un incontable número de conejos, cobayas, ratones y ratas permanecen en jaulas de laboratorios que experimentan con ellas. Por eso los productos libres de testeo animal son ponderados por muchos consumidores.
Cruelty Free International es una organización que trabaja para terminar con los experimentos con animales en el mundo, investigando y exponiendo la realidad de la vida de los animales en los laboratorios y le otorga el certificado a las marcas que cumplen con esta misión.
El CEO de Episkin Brasil Biotecnología, doctor Rodrigo De Vecchi habló con El País sobre las pieles sintéticas, cómo se trabajan y sus usos.
La piel sintética o artificial es un tejido modificado que simula la piel natural. Este material creado en un laboratorio tiene diversos usos, que van desde suplantar pieles de personas que sufrieron una herida, como quemaduras severas o enfermedades dermatológicas, hasta ser una de las alternativas que lucha por detener el testeo de productos químicos en animales.
De Vecchi explicó que reconstruir la piel humana en el laboratorio es posible gracias a la Ingeniería de Tejidos, la ciencia que estudia el crecimiento de tejidos y órganos a partir de células.
La ciencia de la reconstrucción de tejidos humanos se inspira en un profundo conocimiento de la fisiología de la piel y la estructura de los órganos. “Después de años de compromiso e investigación científica, el Grupo L’Oréal creó el primer modelo de piel humana reconstruida en 1979 en Francia y, a través de Episkin, ha compartido esta tecnología durante más de 30 años con la comunidad científica”, sostuvo el profesional.
El doctor destacó que la reconstrucción de la piel humana es una herramienta al alcance de toda la comunidad científica y de las ciencias biomédicas, y para el desarrollo de métodos alternativos a la experimentación con animales para evaluar la seguridad y eficacia de productos e ingredientes.
Actualmente este material es utilizado en diversos sectores además de los cosméticos, como por ejemplo en la fabricación de juguetes, útiles escolares, variedad de dispositivos médicos, productos farmacéuticos, de higiene, entre otros.
De Vecchi explicó que los tejidos producidos por Episkin (líder mundial en Ingeniería de Tejidos para Métodos Alternativos que cuenta con tres unidades productivas en Francia, China y Brasil) son validados y tienen aceptación regulatoria (OECD y ISO) por eso ya están ampliamente utilizados para evaluaciones de seguridad de productos químicos e industriales, así como otras materias primas. “Además, métodos in vitro predictivos y confiables, como la piel humana reconstruida y la córnea humana reconstruida, nos han permitido profundizar nuestro conocimiento de la fisiología de la piel, y la presencia de esta tecnología en Brasil nos ha permitido comprender mejor el papel de la neuroinflamación en el envejecimiento de la piel, aparte de desarrollar nuevas generaciones de productos de belleza para pieles sensibles y envejecidas”, señaló.
L’Oréal es una de las grandes marcas que desde 1989 no realiza pruebas en animales. Desde entonces apuesta por el desarrollo de de métodos alternativos para evaluar la eficacia y garantizar la seguridad de los ingredientes utilizados en sus productos mediante la producción de tejido humano reconstruido.
“Las pruebas in vitro forman parte de la gama completa de información utilizada por los toxicólogos al realizar la evaluación de seguridad de nuestros productos cosméticos. Cuando es necesario, y no sistemáticamente, generamos datos de seguridad in vitro para enriquecer nuestro conjunto de información y garantizar la seguridad del producto, gracias a estos métodos in vitro y a los enfoques de evaluación de la seguridad sin animales, reconocidos internacionalmente”, detalló De Vecchi.
Hoy en día existen métodos alternativos, sin el uso de animales, para la mayoría de los parámetros necesarios para el desarrollo de nuevas moléculas y productos cosméticos.
Motivar a que otros también tomen acción.
Michelle Thew, CEO de Cruelty Free International, visitó Buenos Aires como invitada al evento Green Beauty World organizado por Garnier, marca que desde trabaja sin testeos en animales y que hace dos recibió la certificación oficial por parte de esta organización.
Thew, una referente a nivel mundial de la lucha a favor de los derechos de los animales, hace más de 20 años que forma parte de Cruelty Free International y contó que el trabajo que hacen para evitar el testeo de productos en animales tiene varias líneas.
“Hacemos esta concientización de muchas maneras. Trabajamos, por ejemplo, con los gobiernos para lograr cambios en las leyes, también motivamos a los ciudadanos para que tomen acciones, y con marcas para que sean libres de crueldad”, señaló.