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El empresario estadounidense Bryan Johnson, de 45 años, se hizo mundialmente conocido por su búsqueda de la juventud. Gasta dos millones de dólares al año en seguimiento médico diario, dieta restrictiva, ejercicio físico y procedimientos para intentar hacer retroceder su reloj biológico. Incluso llegó a intercambiar sangre con su hijo de 17 años, pero abandonó el procedimiento porque, según él, "no se detectaron beneficios".

¿Tiene sentido todo este esfuerzo e inversión? ¿Es posible tener un cuerpo más joven que la edad del calendario? En un artículo publicado en el sitio web The Conversation, Richard Faragher, profesor de biogerontología en la Universidad de Brighton, en el Reino Unido, explica que sí.

Según él, existen dos formas de medir la edad: la cronológica y la biológica. La primera es cuánto tiempo has estado vivo. La estimación más precisa de esto es la fecha y hora de tu certificado de nacimiento. Sin embargo, en circunstancias donde esta información no esté disponible, es posible utilizar varias técnicas, siendo la mejor de ellas el análisis dental.

Por otro lado, la edad biológica de un individuo refleja el aumento exponencial de la probabilidad de que un organismo enferme o muera con el paso del tiempo. Básicamente, esto indica la velocidad a la que el cuerpo está perdiendo funciones.

Aunque la mayoría de las especies envejece, existen algunas criaturas raras que realmente no envejecen, como el quahog del océano. Este molusco que habita en aguas frías del océano tiene tan baja probabilidad de morir que se han encontrado ejemplares de más de 500 años.

En lo que respecta a los humanos, todos envejecen, pero la velocidad a la que esto ocurre también varía de persona a persona. Algunas envejecen mucho más rápido que otras y los hábitos pueden ser responsables de gran parte de esto.

Esto significa que la edad biológica de algunas personas puede ser más joven o más vieja que su edad cronológica. Faragher menciona el ejemplo del maratonista estadounidense de 70 años que estableció un récord mundial en su grupo de edad en 2018, comparándolo con muchos de sus colegas de la misma edad que tienen una salud frágil o están bajo cuidados prolongados. Esto muestra cómo la edad biológica puede estar disociada de la edad cronológica.

Existen varias formas de estimar la edad biológica. La más simple de ellas es simplemente mirar. Las investigaciones muestran que la estimación de la edad de una persona hecha simplemente al mirar a alguien es tan precisa como algunas técnicas más complicadas para medir la edad biológica.

Entre las opciones más "científicas", digamos, medir la fuerza de agarre de una persona es el predictor más simple para evaluar la edad biológica. A medida que las personas envejecen, pierden masa muscular, y medir la fuerza de agarre de una persona, que tiende a disminuir con la edad debido a la pérdida de masa muscular, es un indicativo de que su edad biológica probablemente sea mayor que su edad cronológica. Otros factores como enfermedades, obesidad y falta de condición física también pueden afectar esta capacidad.

Otros métodos más complicados para estimar la edad biológica incluyen probar la función de múltiples órganos, observar la inflamación estéril, observar cambios epigenéticos en el ADN, la longitud de los extremos cromosómicos o el número de células senescentes.

Según Faragher, la mejor manera de "revertir el envejecimiento" es enfocarse en el estilo de vida. Practicar ejercicio regularmente, dejar de fumar, beber con moderación, mantener un peso considerado saludable para su altura y consumir muchas frutas y verduras son "cosas simples que hacen una gran diferencia en su edad biológica", según él.

“Hay una diferencia de aproximadamente 15 años en la expectativa de vida entre una persona que hace cuatro de estas cinco cosas y otra que no hace ninguna de ellas", afirma.

También existen tratamientos en desarrollo que pueden revertir el envejecimiento de manera rápida y significativa, como la eliminación de la acumulación de células senescentes en el tejido. Pero aún deben ser probados en humanos. Según el profesor de biogerontología, "el éxito con cualquiera de ellos podría reducir drásticamente los costos de salud y revolucionar la forma en que pasamos nuestros últimos años".