¿Por qué comemos dulces cuando estamos nerviosos? La relación entre los genes, el estrés y el antojo por el azúcar

Los expertos señalan que los genes y la evolución humana influyen en la manera en la que nos vinculamos con el azúcar.

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comer chocolate

Redacción El País
Antes de un examen, de una entrevista de trabajo, de una cita o de un estudio médico suelen aparecer los nervios. Y en esos momentos de estrés es común que optemos por comer cosas dulces. Sabemos que no son buenas para la salud, pero sentimos un fuerte deseo por ellas. Un chocolate, una porción de torta, una cucharada de dulce de leche, cualquier preparación dulce. ¿Por qué sucede esto? Según los expertos se debe a una combinación de factores evolutivos y genéticos que inciden en nuestra relación con el azúcar.

Antiguamente nuestros ancestros se movían en búsqueda de comida para sobrevivir y obtenían alimentos a través de la caza, la pesca y la recolección de frutos y granos. En aquellos tiempos, era común que las personas pasaran largos períodos sin comer hasta que lograran encontrar suficiente alimento.

“A lo largo de nuestro proceso evolutivo, hemos desarrollado una mutación que nos permite almacenar cualquier exceso de azúcar en forma de grasa corporal. Esto nos otorgó una ventaja considerable, ya que cuanto más grasa acumulamos, más tiempo pudimos sobrevivir hasta volver a encontrar alimento”, explicó Ricardo di Lazzaro Filho, médico, socio fundador y co-CEO de Genera, un laboratorio especializado en genómica personal.

Actualmente es sencillo conseguir una amplia variedad de dulces. El azúcar interactúa con una vía en nuestro cerebro conocida como la vía mesolímbica, el centro de recompensa. Esta vía se activa y aumenta la producción de dopamina, la llamada "molécula del placer", generando una sensación de recompensa y bienestar en nuestro cerebro.

Si bien cual estar nerviosos comer algo dulce nos hace sentir mejor, a largo plazo, el cuerpo desarrolla una "tolerancia" y requerimos de mayores cantidades para obtener la misma satisfacción, generando un ciclo adictivo.

Cuál es el rol de los genes.

La forma en que metabolizamos el azúcar varía de acuerdo con nuestra genética. “ Algunos genes, como el FTO y una variante del SLC2A2, están relacionados con las señales de recompensa en el cerebro cuando comemos y la sensibilidad a la glucosa, respectivamente, lo que puede influir en nuestra predisposición a consumir azúcar”, explicó di Lazzaro Filho.

Otros factores, como por ejemplo llevar un estilo de vida estresante y mantener hábitos alimentarios poco saludables, también influyen en su procesamiento.

Aunque resistir la tentación de algo dulce puede resultar difícil, comprender los factores que influyen en la salud de nuestro cuerpo nos brinda la oportunidad de tomar decisiones más conscientes.

Siempre es recomendable acudir al médico, incluso hoy en día se pueden hacer sencillos testeos genéticos, para conocer las predisposiciones y necesidades de cada persona.

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