¿Por qué el trasplante es la mejor opción para el paciente renal? Avances de este tratamiento en Uruguay

El director en trasplante renal del INU habló sobre mejoras, desafíos y proyectos que están en desarrollo, y brindó claves para prevenir la insuficiencia renal.

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Paciente en la cama del hospital recibiendo una visita.
Foto: Freepik.

En marzo de este año, el Instituto de Nefrología y Urología (INU) alcanzó la cifra de los dos mil trasplantes renales realizados, y el pasado 10 de noviembre lo conmemoró con una actividad académica acompañada de referentes locales e internacionales. En el marco de dicha celebración, el doctor Sergio Orihuela, director en trasplante renal del INU, conversó con El País acerca de las oportunidades y los desafíos que presenta este tratamiento.

— ¿Cuáles han sido los principales hitos en cuanto al trasplante renal en estos 45 años desde la creación del INU?
— Lo primero fue la posibilidad de hacer los trasplantes de forma generalizada. Antes se hacían solamente en personas que tenían una cobertura mutual adecuada para ser asistidas en la institución. Además, en ese momento no había quién financiara los trasplantes, entonces se hacían con un equipo de profesionales que trabajaban en otras áreas y podían dedicar un tiempo a esto sin necesidad de cobrar por ello. Fue así hasta que, en noviembre de 1980, se puso en marcha el Fondo Nacional de Recursos que cubre la diálisis y el trasplante renal, entre otras intervenciones. Eso permitió una disponibilidad económica para que los equipos pudieran integrar gente de forma rentada. Ese fue el primer gran hito, junto a la creación del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Células, Tejidos y Órganos (INDT), el organismo rector que regula y supervisa esta actividad y el principal responsable de la procuración de órganos y del estudio inmunológico de receptores o donantes que permite establecer quién es más compatible con otro para, en este caso, darle un riñón a un paciente.

A su vez, más adelante aparecieron nuevas drogas inmunosupresoras que cambiaron la evolución de estos trasplantes. Antes, el riñón duraba un tiempo más limitado, había más rechazo, más dificultades, menos elementos de diagnóstico.

— ¿Cuáles son los principales desafíos hoy?
— El trasplante es la mejor opción para los pacientes con insuficiencia renal crónica extrema (IRCE). Hay más de tres mil pacientes en diálisis en Uruguay y muchísimos más que tienen insuficiencia renal, pero aún no han llegado a la etapa en la que necesitan que les sustituyan la función de los riñones. Cuando el riñón funciona a menos de un 15%, el médico tiene que pensar en poner al paciente en un tipo de tratamiento de sustitución de esa función y para eso cuenta con diálisis y trasplante renal. Sin dudas, la mejor opción es el trasplante, porque ofrece al paciente mayor sobrevida y mejor calidad de vida. No tiene que ir tres veces por semana a un centro de diálisis ni tiene que estar con un catéter en la barriga. Lamentablemente, de los 3.000 pacientes que hay en diálisis en nuestro país, solamente 500 están en lista de espera para un trasplante renal. ¿Por qué? Las respuestas pueden ser varias, como contraindicaciones a este tratamiento o limitaciones en el acceso a la información para decidir adecuadamente.

De esos 500 —cifra que no se ha modificado en los últimos años— cada año se trasplantan 150, así que ahí tenemos otro problema: la falta de órganos suficientes. El 90% de los trasplantes en nuestro país se realiza con riñones de donantes cadavéricos. Solamente un 10% —y cada vez menos— se hacen con riñones de donantes vivos. Eso debemos cambiarlo porque el trasplante con donante vivo ofrece en promedio una mayor sobrevida del injerto y del paciente. Algunas opciones en las que se están trabajando para optimizar la donación de pacientes vivos son generar un política pública que brinde cobertura a esta población y avanzar en la legislación para un programa de donación vivo con trasplante pareado.

A su vez, para incrementar el número de donantes cadavéricos, el INDT trabaja con los CTI de Uruguay con el fin de mejorar el número de reportes. A esto se suma un nuevo proyecto que busca impulsar la donación a corazón parado, con donantes en situación de muerte cerebral, que en países como España representan más del 20% de los donantes en la actualidad.

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Actividad académica del Instituto de Nefrología y Urología (INU).
Foto: Cortesía INU.

— Luego de realizado el trasplante y una vez que el nuevo órgano funciona de manera correcta, ¿qué es lo que más agradecen los pacientes?
— No tener que ir a diálisis, poder trabajar las horas que quieran sin interrupciones… Mucha gente ha tenido que dejar su trabajo porque pasa mal en la diálisis y necesita un tiempo de recuperación luego de la misma. Muchos se han sentido limitados en lo laboral y lo familiar. Entonces, poder trabajar a tiempo completo para ellos es fenomenal. También poder tener hijos, porque los pacientes con IRCE tienen la fertilidad muy disminuida.

Cómo prevenir la insuficiencia renal.

El doctor Orihuela, que también es fundador del Equipo de Trasplante Reno-Páncreas en el Hospital de Clínicas y director del Centro de Diálisis del Hospital Italiano de Montevideo, brindó recomendaciones para prevenir la insuficiencia renal crónica extrema. Primero, subrayó la importancia de contar con cobertura médica y asistir a las consultas de forma regular para detectar a tiempo cualquier factor de riesgo. Según indicó, las causas principales de IRCE son hipertensión, diabetes y enfermedades glomerulares, es decir, aquellas que afectan a los glomérulos, vasos sanguíneos que filtran la sangre en los riñones. Otras causas son las enfermedades congénitas y, en adultos mayores, los problemas urológicos vinculados a la próstata o a las piedras en el riñón.

“Todo el mundo debe hacerse periódicamente un chequeo médico –examen de orina y de sangre– para ver si tiene una función renal adecuada o no y si tiene algún trastorno que pueda favorecer la insuficiencia renal”, afirmó.

Además, resaltó que controlar la presión es fundamental, en tanto “la presión elevada es el enemigo número uno del riñón”. Y agregó: “Las enfermedades renales embroman el corazón y las enfermedades cardíacas –particularmente la hipertensión– embroman al riñón”. También es clave comer sano, con poca o nada de sal, y realizar actividad física.

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