Redacción El País
La caída de una persona mayor puede generar un grave impacto para su bienestar y salud. Según indica la Guía de Abordaje Integral de Caídas en el Adulto Mayor del Ministerio de Salud Pública (MSP), del 5 al 10% de los ancianos que sufren una caída, presentan una lesión grave, como una fractura o traumatismo encéfalocraneano o desgarro muscular severo, siendo la fractura de cadera una de las consecuencias más graves.
Además, "provocan hasta un 10% de las hospitalizaciones y son la principal causa de mortalidad por accidentes en ancianos, llegando a representar el 70% de las muertes por accidentes en mayores de 75 años".
Si bien existen enfermedades vinculadas a estos accidentes, como el vértigo, las caídas también se deben a distintos factores como pueden ser la disminución de la agudeza visual, la alteración del equilibrio, una afectación del oído interno, la disminución de la sensibilidad propioceptiva (la capacidad del cerebro para saber la posición exacta de todas las partes del cuerpo en cada momento), el enlentecimiento de los reflejos, la atrofia muscular o la degeneración del sistema osteoarticular (que incluye a los huesos, las coyunturas, los músculos, los tendones, los ligamentos y los cartílagos).
¿Cómo prevenirlas?
Se recomienda generar entornos seguros y libres de cualquier obstáculo como pueden ser los cables o las alfombras, y evitar los suelos deslizantes o con desniveles.
También se debe procurar tener una buena iluminación en cada ambiente, sobre todo en las escaleras que además deben tener pasamanos y escalones regulares. Se deben evitar también los muebles inestables y a alturas inadecuadas.
Por estos motivos también es altamente recomendable utilizar dispositivos de asistencia como andadores o bastones y estar al tanto de su ubicación. Además, los profesionales de la salud son quienes deben prescribirles ejercicios acordes a sus necesidades y edad.