The Conversation - Por Primrose Freestone
Existe un sesgo cognitivo llamado “la maldición del conocimiento” (o “la maldición de la especialización”). Ocurre cuando asumimos incorrectamente que todos saben tanto como nosotros sobre un tema determinado. Por ejemplo, como microbióloga clínica, asumí que todos sabían que era mala idea besar a un recién nacido en cualquier parte de la cabeza.

El Dr. Karan Raj, cirujano del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, hizo recientemente un vídeo en TikTok advirtiendo a la gente sobre los peligros de besar a un bebé. A juzgar por los miles de comentarios, esto fue una novedad para muchos en la red social.

A finales del año pasado, una organización benéfica británica llamada The Lullaby Trust publicó los resultados de una encuesta que revelaba que el 54% de los padres primerizos y futuros “dejarían que amigos y familiares besaran a su recién nacido, sin ser conscientes del riesgo de infección grave”.

El sistema inmunológico de un bebé no está completamente desarrollado cuando nace, por lo que el riesgo de contraer una enfermedad grave es mucho mayor.

Durante los primeros tres meses de vida aproximadamente, este sistema humano tiene menos células inmunes innatas que combaten infecciones, como neutrófilos y monocitos, en comparación con los adultos. Esto significa que las infecciones que causan síntomas leves en adultos o niños mayores pueden ser fatales en los bebés.

La actividad del virus del herpes es un ejemplo de ello. En los adultos causa infección de los labios, pero los recién nacidos pueden enfermar gravemente después de contraer el virus. Si el herpes sólo afecta los ojos, la boca o la piel, la mayoría se recupera después del tratamiento antiviral. Sin embargo, si el virus se vuelve sistémico y afecta los órganos, puede incluso ser mortal. Cuanto más pequeño sea el bebé, más vulnerable será a la infección por herpes, especialmente en las primeras cuatro semanas después del nacimiento .

Los recién nacidos también son más vulnerables a las bacterias que los niños mayores y los adultos. Son especialmente frágiles a la hora de afrontar infecciones por patógenos intracelulares (bacterias que pueden entrar y sobrevivir en el interior de las células del organismo huésped), como los estreptococos del grupo B (GBS). Estas bacterias generalmente viven en los tractos gastrointestinal y genital de sus huéspedes sin causar enfermedades. Las infecciones por EGB en los bebés causan sepsis, neumonía, meningitis e infecciones de la sangre.

Los bebés también son susceptibles a las infecciones por cepas de E. coli , que no son dañinas para los adultos pero pueden tener graves consecuencias en los recién nacidos.

Los padres de niños muy pequeños no deben sentirse incómodos pidiendo a los visitantes que eviten besar o tocar a sus hijos. Si el visitante realmente se preocupa por el bienestar del bebé, no debe sentirse ofendido por la solicitud. Y los padres no deberían sentir que están exagerando.

La acción más amable para cualquier visitante es no poner en peligro al bebé, pero si por buenas razones necesita besarlo, hay algunas cosas que pueden reducir el peligro de infección que representa.

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Primero, asegúrese de lavarse bien las manos. Y evita besar al bebé en cualquier parte de la cara; Haga esto en el pie o en la parte posterior del cuello. Si tienes algún tipo de infección activa, piensa si realmente necesitas visitar a tu recién nacido, especialmente si tiene menos de un mes.

Si no te encuentras bien pero sientes que no puedes faltar a la visita, usa mascarilla y evita acercarte a tu hijo, especialmente si tiene una enfermedad respiratoria.

Tenga siempre en cuenta que los bebés son muy vulnerables a las infecciones. Aunque besarlos es una señal de cariño, puede enfermarlos terriblemente y tú te sentirías fatal si eso sucediera.