Prevenir enfermedades crónicas no transmisibles: factores de riesgo se dan en etapas cada vez más precoces

Los hábitos alimentarios tienen un rol fundamental en la prevención de estas enfermedades y la infancia es el momento oportuno para su adquisición, con la intención que persistan en la adultez.

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Familia comiendo
Los encuentros familiares pueden ser muy gratos, pero también pueden ser tensos en esta época.
Foto: Freepik.

La prevención es clave para evitar las llamadasenfermedades crónicas no transmisibles, las responsables de un alto porcentaje de muertes en el mundo. En ese sentido, poner el foco en fomentar estilos de vida saludables es fundamental.

Entre ellas se destacan las de causa cardiovascular (hipertensión, infartos de miocardio, insuficiencias cardíacas), el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas (EPOC, asma y fibrosis pulmonar) y la diabetes. Estas enfermedades son de larga duración, generalmente de progresión lenta y se denominan así para diferenciarlas de las enfermedades transmisibles o infecciosas.

Los factores de riesgo para el desarrollo de estas enfermedades se presentan en etapas cada vez más precoces de la vida, incluso antes del nacimiento del bebé, en la etapa de gestación dentro del vientre materno.

Así, las medidas de prevención incluyen:

  • un adecuado control del embarazo,
  • la correcta alimentación materna,
  • la promoción de la lactancia materna exclusiva los primeros 6 meses de la vida con la incorporación de una alimentación complementaria adecuada a partir de esa edad. Se aconseja además mantener el pecho hasta el año de vida, e incluso hasta los 2 años o más, siempre que el niño reciba todos los alimentos que requiere para su adecuado crecimiento y desarrollo,
  • un estilo de vida saludable con actividad física, en ambientes libre de tabaco y sin consumo de este, alcohol y otras drogas.

Los hábitos alimentarios tienen un rol fundamental en la prevención de estas enfermedades y la infancia es el momento oportuno para su adquisición, con la intención que persistan en la adultez.

Al comenzar la alimentación complementaria los alimentos se pueden agregar en forma variada y completa, inicialmente como papilla y después a medida que el niño crece se comienzan a cambiar las texturas. Debemos evitar el agregado de azúcares o sal en los mismos y promover el consumo de agua como única bebida, además de la leche.

Ejercicio
Mujer y niño haciendo ejercicio.
Foto: Freepik.

Es preciso fomentar el consumo de la fruta y evitar la ingesta del jugo de estas en menores de 1 año, y limitándolo posteriormente. Podemos tomar jugos, pero no en forma exagerada. Hay que fomentar la comida casera saludable, los alimentos con fibras, evitar las grasas trans, los snacks, la comida chatarra.

Debemos intentar que el momento de la comida transcurra sentados en familia y sin pantallas. Hay que enseñarles, a medida que crecen y les permite entender, el valor de desayunar, comer solo lo preciso para satisfacer su necesidad biológica, adecuando la porción a la edad, peso y actividades que realice.

Además de que nuestros niños se alimenten adecuada y saludablemente, debemos fomentar en ellos la realización de actividad física. Esta debe hacerse en entornos seguros, con las medidas de seguridad que correspondan para cada edad y así evitar lesiones no intencionales.

Como familia compartamos momentos de esparcimiento, al aire libre y no fomentemos el tiempo que permanecen frente a la televisión u otras pantallas.

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