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¿Qué beneficios brinda el sauna? De mejorar la función cardiovascular a reducir el estrés

Sudar en pequeños salones ha sido un básico de la industria del bienestar durante siglos. Pero no hay que creer todo lo que se dice.

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Sauna
Andreas Schalber

La costumbre de ir al saunaes bien del norte. De hecho, sauna es un vocablo finlandés. Los fineses no son los únicos con predilección por ir a sentarse en una habitación en donde la temperatura puede andar en los 90 grados. Rusos y suecos también gustan de ese pasatiempo, y están los baños turcos, además.

No hay muchos datos sobre el uso de saunas a nivel mundial, pero parecería que el mercado prospera, impulsado sobre todo por usuarios que buscan beneficiar su salud. Los saunas, los baños de vapor y las cámaras de sudoración son una parte integral de las tradiciones culturales de muchas personas en el mundo, desde los indígenas estadounidenses hasta los coreanos y los escandinavos. Además, los saunas en sí mismos vienen en distintas presentaciones, por ejemplo, los finlandeses suelen ser de madera y son conocidos por el calor seco que brindan, mientras que los cuartos de vapor se llenan de nubes de humedad, y los saunas de rayos infrarrojos más modernos usan paneles de luz para generar calor.

A medida que los saunas se vuelven más populares, las empresas optan por promoverlos con la promesa de que brindan beneficios para la salud, como “desintoxicación”, salud cardiovascular y metabolismo mejorado, junto a afirmaciones de que el calor puede emular los efectos del ejercicio, sin tanto esfuerzo. Las publicaciones en las cuentas de redes sociales de Bathhouse sugieren que sus saunas y cuartos de vapor liberan toxinas, ayudan a la recuperación tras una rutina de ejercicios e incentivan la circulación; los saunas, además, podrían hasta remediar el insomnio y mejorar la salud mental si se toman como válidas las afirmaciones de sus más entusiastas promotores.

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Hay algunas investigaciones que sugieren que visitar un sauna podría beneficiar la salud en cierta medida, pero no deberían creerse todas las afirmaciones que escuchas, advirtió Earric Lee, investigador de la Universidad de Jyväskylä en Finlandia, quien ha estudiado los efectos de ir al sauna en la salud. “No se trata de decir: ‘Ah, en lugar de salir a correr 45 minutos, voy a sentarme en el sauna durante 45 minutos’”.

Sauna sueco
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I. KARMED-SvD

Calor para el corazón

Aunque varias investigaciones señalan los posibles beneficios de los saunas, algunos de los estudios más destacados se centran en datos procedentes de hombres en el este de Finlandia, como parte de una investigación en curso sobre los factores de riesgo para cardiopatías. Ciertos estudios observacionales han hallado vínculos interesantes entre los saunas regulares estilo finlandés y el riesgo reducido de padecer problemas cardiovasculares y miocarditis, aunque no pueden demostrar de manera definitiva la relación causal y se enfocan en una porción específica de la población (hombres finlandeses de mediana edad y mayores). Sin embargo, los hallazgos sugieren que los saunas podrían ayudar a mejorar la función cardiovascular, dijo Setor Kunutsor, profesor asociado de la Universidad de Leicester en Inglaterra que ha participado en algunos de estos estudios. Eso quizá se deba a que, en general, los periodos cortos de calor intenso estresan a nuestro corazón de maneras benéficas y, con el tiempo, fortalecen el sistema cardiovascular, agregó Kunutsor.

Cuando nos exponemos al calor extremo, nuestros corazones bombean más rápido, lo que hace circular más sangre por nuestro cuerpo con la finalidad de enfriarnos, como sucedería al hacer ejercicio, explicó Daniel Gagnon, investigador del Instituto del Corazón de Montreal, quien también ha estudiado el posible impacto cardiovascular de la terapia con calor. Esto podría explicar por qué el sauna regular se ha asociado con tasas menores de problemas cardiovasculares, añadió Gagnon, pero los científicos no han comprobado de manera definitiva que los saunas puedan servir de protección.

Pero las personas con enfermedades cardíacas, como la angina de pecho o la insuficiencia cardíaca congestiva, deben consultar a un médico antes de acudir a un sauna. Las mujeres embarazadas también deben consultar a su médico tratante antes de hacerlo y, si uno está en riesgo de deshidratarse —por ejemplo, si tomó alcohol— también debería evitar ir al sauna.

Cortina de vapor

Pero hay algunas creencias y aseveraciones sobre la actividad de ir al sauna que deben tomarse con pinzas:

—Desintoxicación. No hay certezas de que sentarse en un espacio saturado de calor o vapor puede expulsar los químicos de tu cuerpo.

—Refuerzo del sistema inmunológico. No hay ninguna prueba contundente de que un sauna, por sí solo, pueda hacerte más resistente a las enfermedades. Pero los saunas sí reducen los niveles de estrés en algunas personas, lo cual puede beneficiar al sistema inmunitario.

—Pérdida de peso. La idea de que los saunas pueden hacer que pierdas kilos como por arte de magia es falsa. Pero los expertos coinciden en que que el momento más efectivo para entrar a un sauna es después de hacer ejercicio, ya que el calor podría amplificar los beneficios cardiovasculares de la actividad física.

(Dani Blum - The New York Times)

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