El Universal /GDA
Que cada vez mas personas alcancen los 100 años despertó el interés de científicos en todo el mundo que buscan determinar cuáles son los rasgos comunes entre quienes alcanzan esta longevidad extrema.

Aunque factores como la alimentación y la actividad física son fundamentales, la ciencia reveló que ciertos rasgos de personalidad y aspectos psicológicos son esenciales para alcanzar una edad avanzada. Estudios como el de la psicóloga Montserrat Lacalle, de la Universitat Oberta de Catalunya, destacan que las personas que no sufren altos niveles de estrés o ansiedad tienden a vivir más tiempo.

Además, quienes son optimistas y mantienen una vida social activa, ya sea en pareja o en comunidad, tienen mayores probabilidades de longevidad.

En esta misma línea, María Dolores Merino, psicóloga de la Universidad Complutense de Madrid, identificó una serie de cualidades psicológicas que son comunes entre las personas centenarias. Tras más de 25 años estudiando a este grupo, la especialista concluyó que factores como la resiliencia, la vitalidad y la capacidad de aprender cosas nuevas son claves para una vida larga y saludable.

Los estudios coinciden en que, además de evitar el estrés, las personas que viven más de 100 años tienden a compartir ciertos rasgos:

Vitalidad: a pesar de su edad avanzada, las personas centenarias suelen mantenerse activas, tanto física como mentalmente.

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Sociabilidad: mantener vínculos cercanos con amigos, familiares y la comunidad es un factor importante en su bienestar y longevidad.

Resiliencia: la capacidad de adaptarse a los cambios y superar dificultades es un rasgo destacado entre los longevos.

Independencia: muchos de ellos se esfuerzan por mantener su autonomía el mayor tiempo posible.

Curiosidad: tienen una disposición a seguir aprendiendo y enfrentando nuevos retos, lo que les ayuda a mantener su mente activa.

El optimismo es otro factor que juega un papel crucial. Las personas que viven más de 100 años tienden a ver la vida de manera positiva y a evitar las preocupaciones innecesarias. Además, el hecho de rodearse de seres queridos y mantenerse conectados socialmente les proporciona un sentido de propósito, lo que también favorece su longevidad.

La longevidad no es solo cuestión de genética o buenos hábitos de salud. Las personas que alcanzan los 100 años o más comparten una serie de características psicológicas y de comportamiento que contribuyen a su bienestar. Evitar el estrés, ser optimista, mantener relaciones sociales fuertes y seguir aprendiendo parecen ser algunos de los secretos para disfrutar de una vida larga y plena.