El Tiempo - GDA
Tronarse los nudillos o sonarse el cuello se ha vuelto una costumbre para muchos. Dicen quienes lo hacen que se suele hacer para relajar sus articulaciones, para prepararse para un trabajo de impacto, o simplemente por hábito. Sin embargo, hay quienes argumentan que esta práctica puede resultar dañina para el organismo, y que, incluso, puede generar artritis, fracturas y lesiones irreparables. ¿Qué tan cierto es esto?
La compañía estadounidense de salud ‘Baptist Health’ lanzó un artículo en el que explica la naturaleza, y las consecuencias de esta práctica. Según el médico José Mena, el sonido que emiten las articulaciones al ser ‘tronadas’ viene de reventar las burbujas de nitrógeno que se forman en los espacios entre las articulaciones.
“Es parte del mecanismo de su cuerpo y una señal de que existe algún desgaste. Generalmente, no es nada por qué preocuparse. Algunos pacientes se quejan de que están escuchando tronar sus cuellos o sus espaldas u otras articulaciones”, explicó Mena a Baptist Health.
Ningún estudio ha comprobado que esta costumbre tenga una relación directa con el desarrollo temprano de artritis u otros problemas de este estilo, pero sí se recomienda que las personas con artritis no lo hagan, pues los movimientos fuertes podrían causar traumas a sus articulaciones debilitadas.
Tampoco se ha encontrado una relación directa con daños a nervios, ligamentos o huesos. No obstante, en el 2019 se presentó un caso de una mujer que quedó parcialmente paralizada desde que un quiropráctico le sonó el cuello ¿a qué se debe?
El quiropráctico Aaron Kubal, al enterarse de esta noticia, expuso que él, desde su profesión, creía que nadie debería sonarse específicamente el cuello, pues, aunque es muy baja, hay una diminuta posibilidad de causar un ictus vertebrobasilar con los movimientos bruscos en esta área, por lo que no cree que el riesgo valga la pena.
El cuello rodea algunas de las arterias y nervios más delicados e importantes del cuerpo humano, y según Kubal, no existen pruebas de que ‘sacarse las yucas’ alivie el dolor agudo o crónico en esta parte del cuerpo, por lo que considera que lo recomendable es dejar de hacerlo.
En conclusión, tronarse los nudillos, las muñecas y la espalda es una práctica que, hasta ahora, no se ha relacionado con ningún tipo de lesión. Otro es el caso del cuello, que sí ha tenido víctimas, aunque el porcentaje de casos en que se produce un daño es extremadamente bajo.
Otro es el caso cuando una articulación suena repetidamente después de una lesión, pues puede tratarse de un desencaje. En este caso, le recomendamos acudir a un profesional.