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La temporada de verano trae consigo una serie de desafíos relevantes en cuanto al cuidado de la piel, especialmente, para aquellos que sufren de rosácea, pues las temperaturas elevadas y la sobreexposición solar pueden desencadenar brotes significativos de esta afección cutánea.
¿Qué es la rosácea?
Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta principalmente a la cara. Se caracteriza por una serie de síntomas, tales como el enrojecimiento facial persistente, vasos sanguíneos visibles y dilatados, sensación de ardor o picazón, pápulas y pústulas similares al acné y una sensibilidad extrema a productos tópicos.
¿Cuáles son sus causas?
Aunque la causa exacta de la rosácea no se comprende completamente, pero se han identificado varios factores que pueden desencadenar o agravar los síntomas. Entre ellos se encuentran:
- Predisposición genética.
- Temperaturas extremas, tanto el frío intenso como el calor en exceso.
- Exposición solar o el uso de lámparas de rayos UVA.
- Hiperactividad vascular.
- Inflamación cutánea.
- Ácaros demodex en la piel.
- Alteraciones hormonales que se producen durante el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia.
- Alta emotividad y estrés.
- Hábitos tóxicos como el consumo de alcohol y/o tabaco.
- Bebidas o comidas calientes, picantes o con muchas especias.
“Sin duda, existen otros factores que aumentan el riesgo de sufrir de esta condición. Por ejemplo, son más propensas las personas que tienen entre 30 y 50 años, las mujeres, aquellas con un fototipo de piel clara y ascendencia europea”, asegura Melissa Montesinos, dermatóloga.
¿Cuáles son los tratamientos disponibles para la rosácea en verano?
Con respecto al tratamiento, Montesinos señaló que en principio este debe ser indicado por un dermatólogo, pero por lo general la rosácea se suele abordar con cremas a base de metronidazol, ivermectina, manzanilla o gel descongestivo que se aplican sobre la piel afectada, con la finalidad de reducir el enrojecimiento y la inflamación.
“En casos más severos, los especialistas pueden recetar medicamentos orales, siendo los más comunes los antibióticos o retinoides, como la isotretinoína. De igual modo, la terapia con láser y la terapia de luz pulsada intensa (IPL) son tratamientos dermatológicos muy efectivos, puesto que ayudan a reducir los vasos sanguíneos dilatados y mejoran el aspecto de la piel. No obstante, es fundamental tener en cuenta que, ciertos fármacos tópicos o procedimientos pueden ser más sensibles a la exposición solar, por lo que se requiere de ciertas precauciones adicionales durante el verano. Por esta razón, es crucial seguir las recomendaciones del médico dermatólogo en cuanto al uso y la interrupción de estos tratamientos”, recalcó la experta.
Medidas esenciales
En primer lugar, es esencial que los pacientes empleen un protector solar con un SPF alto, preferible de amplio espectro (50+), resistente al agua y que esté diseñado para pieles sensibles y con rosácea. Como enfatizó la dermatóloga es importante usarlo 30 minutos antes de la exposición al sol y reaplicarlo cada dos horas, especialmente, después de nadar o sudar.
“Es vital buscar sombra siempre que sea posible y evitar la exposición directa al sol durante las horas pico (entre 11 a.m. y 4 p.m.) Además, se deben usar sombreros de ala ancha y lentes con filtro UV para proteger mejor el rostro”, sostuvo.
También recomienda el uso de ropa suelta y de tejidos naturales, como el algodón. Igualmente, es muy beneficioso para estas personas llevar prendas con protección solar UPF (Factor de Protección Ultravioleta) incorporada para reducir el impacto de la radiación.
¿La alimentación puede ayudar a reducir los brotes de rosácea?
En efecto, la alimentación desempeña un papel importante en la gestión de la rosácea, sobre todo, durante el verano. Si bien la relación entre la dieta y esta condición puede variar de una persona a otra, algunos cambios o consideraciones en la alimentación pueden ayudar a reducir los episodios y mejorar la salud de la piel. Es primordial evitar las comidas picantes y calientes, así como moderar el consumo de alimentos ácidos y las bebidas alcohólicas, ya que pueden causar vasodilatación.
De igual manera, mantenerse bien hidratado es sustancial, ya que el agua ayuda a calmar la irritación y reduce la sensibilidad. Por lo tanto, es recomendable beber dos litros como mínimo.
Otros cuidados
Mantener una rutina de limpieza es otro punto clave para cuidar la piel con rosácea. Por consiguiente, es sumamente relevante usar productos suaves y no abrasivos, motivo por el cual, debe evitarse los exfoliantes agresivos que puedan irritar o generar una mayor fricción en la dermis. En caso se haga uso de maquillaje, este debe ser hipoalergénico y sin aceites. Además, debe retirarse cuidadosamente al final del día para evitar obstrucciones en los poros.
“También es importante alejarse del calor excesivo, por lo que no se deben realizar baños con agua muy caliente. Definitivamente, si se experimenta un empeoramiento de los síntomas durante el verano, es crucial consultar con un dermatólogo, puesto que puede recomendar tratamientos específicos y ajustar la rutina de cuidado de la piel según las necesidades individuales”, concluye Montesinos.
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