Diarrea, vómitos, dolor abdominal y fiebre, que hacer ante el Rotavirus, el virus del momento

El Rotavirus causa vómitos, diarrea y fiebre. Se transmite por contacto persona a persona, superficies contaminadas y gotitas respiratorias.

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Niña doctor
Niña en el pediatra.
Foto: Freepik.

Niños enfermos, lluvia y frío. Todos los adultos que estén en contacto con pequeños en edad preescolar o escolar, seguramente hayan escuchado el malestar que aqueja a los infantes.

En las últimas semanas circula el denominado Rotavirus, que causa enfermedad digestiva y que presenta vómitos, diarrea, dolor abdominal y fiebre.

La forma de trasmisión de este virus no se conoce exactamente, pero sí que se contagia de a través de tres mecanismos frecuentes: el contacto persona a persona, la exposición a gotas respiratorias o a manos contaminadas que no están adecuadamente higienizadas. Es incluso posible, que se produzcan brotes en el hogar de niños con rotavirus y también en los centros educativos a los que concurren estos pequeños.

Pasadas entre 48 o 72 horas del contacto con el virus, comenzarán los síntomas: vómitos, diarrea (deposiciones líquidas y semilíquidas que pueden durar entre 7 y 10 días), dolor abdominal y fiebre que habitualmente no es elevada.

Los vómitos y las deposiciones con esas características pueden llevar al lactante y niño pequeño a la deshidratación. Sus signos y síntomas deben ser reconocidos por los padres o cuidadores que deberían estar atentos ante episodios de llanto, irritabilidad a veces única, manifestación de sed, menos orina, ojos hundidos, llanto sin lágrimas, mucosas y fontanela hundidas.

Si bien para tratar el virus no hay un tratamiento medicamentoso, lo que importa es el aporte de sales de rehidratación oral por cada deposición líquida o semilíquida que el niño presente.

Si el niño no bebe agua o vomita lo que ingiere o las deposiciones son frecuentes, es necesario consultar al pediatra tratante, llamar al prestador de salud o a la emergencia móvil a la que está afiliado.

Es importante recordar que los niños no deben hidratarse con bebidas azucaradas, jugos o bebidas utilizadas por deportistas para reponer las pérdidas.

La recomendación siempre es que ingieran sales de rehidratación oral que serán recetadas por el pediatra, quien además realizará la indicación correcta de acuerdo al peso del niño e insistirá en la presencia en la evolución de signos y síntomas que alertan de la presencia de deshidratación, que es lo que intentamos evitar siempre.

Aquellos pequeños que puedan ser cuidados en domicilio (y no requieran internación) deberán mantener su dieta habitual y los adultos deberán cuidar la reposición de las pérdidas.

Claves para la prevención.

Ante la presencia de rotavirus, es fundamental conocer cómo evitar esta enfermedad. Considerando la trasmisión fecal oral, es clave la correcta higiene de manos tanto antes de comer o preparar alimentos, como después de ir al baño. Además es necesaria la correcta eliminación de pañales sucios y deposiciones (cerrados en una bolsa plástica, por ejemplo).

Además habrá que reforzar en la casa o institución educativa la limpieza de superficies duras, juguetes y perillas de puertas, para evitar que si un niño está con Rotavirus contagie a los demás.

Es importante recordar que los niños diagnosticados con Rotavirus —al igual que los pequeños que cursan infecciones respiratorias— no deben concurrir al centro educativo mientras dure la enfermedad.

La primera infección generalmente es la que puede causar mayor gravedad y luego se va generando una protección natural que hace que las sucesivas infecciones puedan ser más leves.

Otras medidas de prevención.

Además de las medidas de prevención no farmacológicas, existen dos vacunas recomendadas por la Organización Mundial para la Salud (OMS) y a nivel nacional la Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP), que previenen esta enfermedad.

Si bien aún no están incluidas en el Certificado Esquema de Vacunación si están disponibles en nuestro país. Estás son la RotaTeq®, que se administra en 3 dosis (a los 2, 4 y 6 meses de edad) y la Rotarix® que se administra en 2 dosis (a los 2 y 4 meses de edad). Ambas tienen costo para el paciente.

Ventilar ambientes, pese al frío

Un factor clave en la prevención de enfermedades —tanto el rotavirus como otras virales— es la ventilación adecuada de los ambientes. El rotavirus, que afecta principalmente a los niños pequeños, se propaga fácilmente en entornos cerrados donde el aire se estanca, facilitando la transmisión de patógenos a través de partículas suspendidas en el aire y superficies contaminadas.

Mantener una buena ventilación en espacios interiores, ya sea en hogares, guarderías o escuelas, reduce significativamente la concentración de aerosoles que pueden contener virus. Al permitir la entrada de aire fresco y la salida del aire viciado, se disminuye la carga viral en el ambiente, lo que a su vez reduce las posibilidades de contagio. Esto es particularmente importante en estaciones frías, donde las personas tienden a pasar más tiempo en interiores con ventanas cerradas, creando un entorno propicio para la propagación de virus.

Al mismo tiempo, la ventilación no solo ayuda a combatir la transmisión del rotavirus, sino también de otros patógenos respiratorios como el virus de la influenza y el SARS-CoV-2. La circulación de aire fresco también contribuye a mejorar la calidad del aire en general, eliminando contaminantes y alérgenos que pueden exacerbar enfermedades respiratorias crónicas.

La implementación de medidas sencillas, como abrir ventanas regularmente puede marcar una gran diferencia en la salud. Es clave ventilar los ambientes, no solo como una medida temporal durante brotes epidémicos, sino como una práctica habitual para mantener entornos saludables.

Diez minutos de ventilación bastará para renovar el aire de una habitación. La ventilación de los espacios cerrados es una medida preventiva que ayuda a controlar la propagación de enfermedades como el rotavirus, protege la salud respiratoria y contribuye al bienestar general. Una acción simple como abrir una ventana un rato, puede tener un impacto significativo en la prevención de enfermedades y en la promoción de un entorno más seguro y saludable.

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