El Tiempo/La Nación - GDA
El ruido y traqueo en la mandíbula pueden ser síntomas de diversas condiciones que afectan la articulación temporomandibular (ATM), la cual conecta el cráneo con la mandíbula. Estos sonidos pueden manifestarse como chasquidos, crujidos o traqueos al abrir o cerrar la boca, masticar, hablar o incluso al bostezar. La causa más común suele ser la disfunción temporomandibular (DTM), una afección que involucra problemas con los músculos, los ligamentos, el disco articular o la articulación misma.
De acuerdo con el portal especializado en medicina, TopDoctors, además del estrés, las causas más comunes del DTM son “lesiones en la zona de la mandíbula, la artritis, algunos tratamientos odontológicos, causas genéticas u hormonales, infecciones y enfermedades autoinmunitarias”.
La DTM también puede estar asociada con factores como la tensión muscular, el bruxismo (rechinar de dientes), la mala alineación de la mandíbula, lesiones traumáticas o artritis. En algunos casos, el ruido en la mandíbula puede no causar molestias significativas y puede desaparecer por sí solo. Sin embargo, en otros casos, puede ir acompañado de dolor, rigidez en la mandíbula, dificultad para abrir o cerrar la boca, dolores de cabeza o incluso problemas para masticar.
Si una persona experimenta ruido o traqueo en la mandíbula junto con alguno de estos síntomas, es recomendable que se consulte con un profesional de la salud, como un dentista, un ortodoncista o un especialista en medicina bucal y maxilofacial. El médico realizará un examen físico y posiblemente solicitará radiografías u otros estudios para evaluar la condición de la DTM y determinar la causa subyacente del problema.
El tratamiento para el ruido en la mandíbula dependerá de la causa específica y la gravedad de los síntomas. Según TopDoctors “a veces un cambio temporal a una dieta blanda puede reducir la tensión en los músculos y las articulaciones. El hielo o el calor húmedo pueden ayudar a aliviar el dolor y la inflamación”. La entidad explica que los tratamientos deben ser reversibles siempre que sea posible. Es decir, que el tratamiento no debe causar cambios permanentes en la mandíbula o los dientes.
En casos leves, pueden recomendarse medidas de autocuidado, como aplicar calor o frío en la mandíbula, practicar ejercicios de relajación muscular, evitar alimentos duros o pegajosos, y usar férulas dentales para controlar el bruxismo. En casos más graves, puede ser necesario recurrir a terapias como la fisioterapia, los medicamentos para el dolor o, en casos excepcionales, la cirugía.