Nina Agrawal - The New York Times
Paracetamol. Acupuntura. Masaje. Relajantes musculares. Cannabinoides. Opiáceos. La lista de tratamientos disponibles para el dolor lumbar es interminable. Sin embargo, según un nuevo estudio que resume los resultados de cientos de ensayos aleatorizados, no existen pruebas sólidas de que estos tratamientos realmente reduzcan el dolor.
El dolor lumbar es el principal factor de discapacidad en el mundo. En la mayoría de los casos diagnosticados, el dolor se considera “indeterminado”, lo que significa que no tiene una causa clara. Eso es también, en parte, lo que hace que sea tan difícil de tratar.
En el estudio, publicado el martes en la revista BMJ Evidence-Based Medicine, los investigadores revisaron 301 ensayos aleatorizados que comparaban 56 tratamientos no invasivos para el dolor lumbar, como medicamentos y ejercicio, con placebos. Utilizaron un método estadístico para combinar los resultados de esos estudios y obtener conclusiones, un proceso conocido como metaanálisis.
Los investigadores descubrieron que solo un tratamiento —el uso de antiinflamatorios no esteroides, o AINE, como el ibuprofeno y la aspirina— era eficaz para reducir el dolor lumbar a corto plazo, o agudo.

Otros cinco tratamientos tenían pruebas suficientes para ser considerados eficaces para reducir el dolor lumbar crónico. Estos eran el ejercicio; la manipulación de la columna vertebral, como la que puede realizar un quiropráctico; el vendaje de la zona lumbar; los antidepresivos; y la aplicación de una crema que crea una sensación de calor. Y aun así el beneficio fue pequeño.
“La gran conclusión de este trabajo es que el dolor lumbar es excepcionalmente difícil de tratar”, dijo Steve Davidson, director asociado del Centro de Investigación del Dolor de la Universidad de Nueva York, quien no participó en el estudio. “Encontraron que unos cuantos tratamientos son eficaces, pero los que lo fueron tienen una eficacia clínica marginal”.
"Digamos que un paciente valora su dolor en 7 puntos de 10", comenta Prasad Shirvalkar, profesor asociado de medicina del dolor. “Si pudiera conseguir que de ese 7 pasaras a un 6,3 ¿no sería genial? No realmente. Y ese es el tamaño del efecto”.
David Clark, profesor de anestesia y médico especialista en dolor dice que eso coincide con su experiencia como médico. “Casi nada de lo que probamos funciona muy bien en los pacientes”.

Sin embargo, tanto él como otros expertos dijeron que el estudio confirmaba que algunas terapias comunes pueden proporcionar un alivio moderado.
Por ejemplo, según Shirvalkar, hay muchos tipos distintos de antiinflamatorios no esteroideos, y es posible que no se aprovechen lo suficiente. “La gente podría probar dos o tres de ellos y tener efectos secundarios, pero los médicos no prueban otros”, dijo.
Y aunque la magnitud del efecto fue pequeña, los médicos siguen creyendo que es probable que el ejercicio ayude con el dolor de espalda a largo plazo. Los ejercicios de tronco, como las planchas, ayudan a fortalecer los músculos que, a su vez, sostienen la columna vertebral Además, el ejercicio tiene otros beneficios aparte de reducir la intensidad del dolor, explicó Clark, como mejorar la fuerza, la movilidad y el estado de ánimo y disminuir el impacto del dolor al realizar una tarea.
Aidan Cashin, autor principal del "metaestudio" dijo que el objetivo de la investigación era identificar qué tratamientos de primera línea para el dolor lumbar tenían algún efecto específico más allá del placebo, cuáles podrían ameritar ser más estudiados y cuáles podría no valer la pena seguir explorando. Había pruebas fehacientes, por ejemplo, de que el paracetamol (acetaminofén) no hace mucho, o prácticamente nada, para el dolor lumbar agudo.
Muchos médicos no tienen pruebas concluyentes sobre los beneficios del calor, pero aun así recomendarían a los pacientes que lo probaran. “Es barato, accesible y casi no causa daño”, sostuvo Shirvalkar.