El Universal/GDA
En algunas partes del mundo se le llama "chayote", mientras que por el Río de la Plata se le dice "papa del aire" a esta pequeña hortaliza de color verde que aporta vitamina C, folato, tiamina, riboflamina y piridoxina, mientras que nos agrega minerales como sodio y potasio, los cuales intervienen en múltiples procesos de la salud.

Al igual que el pepino, se puede comer crudo o cocido ya que su composición es 90% agua, cuenta con pocas calorías y mucha fibra, explica un artículo del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.

Más allá de su sabor refrescante para los días soleados, es una “bomba” con gran valor nutricional y una opción diferente para acompañar tus comidas diarias. De textura suave, este alimento pertenece a la familia de las cucurbitáceas y es de las pocas plantas que se pueden comer en su totalidad, sin que represente un riesgo para el organismo.

Sus beneficios incluyen: una mejor digestión por su abundante contenido de fibra y, por lo tanto, una ayuda para combatir el estreñimiento, facilitando la expulsión de toxinas atrapadas en el cuerpo.

Foto: Unsplash

Además, expertos destacan eficacia para disminuir la inflamación de la vejiga y aliviar los síntomas de infecciones urinarias, como el dolor y ardor.

Asimismo, el jugo de papa del aire se convierte en el mejor aliado para regular los niveles de azúcar en la sangre y la presión arterial, especialmente si se consume antes de la primera comida del día.

Además, en algunos estados de México, donde es más común su consumo, se emplea para tratar problemas digestivos, entre ellos el dolor de estómago, reducir la bilis, eliminar lombrices y aliviar la sensación de náuseas.

Incluso si no tienes ninguno de los anteriores malestares y solo quieres degustar una bebida refrescante, este jugo es la mejor opción.

Ingredientes: 1 papa del aire partida en cubos
1/2 limón
2 tazas de agua
2 cucharadas de miel

Procedimiento: Lava y desinfecta la papa del aire. Agrega los cubos de la hortaliza y el jugo de limón en un procesador o licuadora junto con el agua. Mezcla hasta que tenga una consistencia ligera y cuela para eliminar residuos de la cáscara. Sirve con hielos y endulza con un toque de miel.