Un arraigado mito que se cae: los gatos no son útiles para mantener a raya a las ratas

Aunque los felinos domésticos suelen considerarse como una solución ideal para el control de plagas, la evidencia reciente sugiere lo contrario.

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Gato.
Foto: Rawpixel.

Redacción El País
Varios estudios han mostrado que, a pesar de su fama, los gatos son sorprendentemente ineficaces para la caza de ratas. Aunque son considerados depredadores hábiles, su capacidad para controlar las poblaciones de roedores es limitada, y en muchos casos, los felinos prefieren cazar presas menos desafiantes.

El mito de los gatos como controladores de plagas tiene raíces profundas en la cultura occidental, y muchas personas creen que la presencia de gatos puede reducir significativamente las poblaciones de ratas. Sin embargo, diversas investigaciones contradicen esta creencia. Un artículo de Smithsonian Magazine cita un estudio realizado en una planta de gestión de residuos en Brooklyn, donde se observó una colonia de ratas durante 79 días, y los resultados fueron sorprendentes: los gatos solo mataron dos ratas.

Michael Parsons, investigador de la Fordham University, explicó a Atlas Obscura que la baja tasa de éxito de los gatos se debe en parte al tamaño y la ferocidad de las ratas de ciudad. “Una rata de Nueva York puede pesar alrededor de 330 gramos, lo que es aproximadamente diez veces el peso de un ratón promedio”, explicó. Esto hace que los gatos prefieran presas más pequeñas y fáciles de capturar. Según Gregory Glass, ecólogo de enfermedades en la Universidad de Florida, “los gatos y las ratas son más propensos a ignorarse o evitarse mutuamente que a enfrentarse en un conflicto abierto”.

La percepción pública sobre las habilidades de caza de los gatos está tan arraigada que organizaciones en ciudades como Washington, D.C., y Chicago liberan gatos callejeros para combatir plagas urbanas de roedores. Sin embargo, los estudios indican que esta estrategia puede ser contraproducente.

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Foto: Commons.

Las consecuencias de introducir gatos callejeros en las ciudades

La información sobre la dieta de los gatos respalda esta idea. Un artículo de The Conversation muestra que el 47% de las presas cazadas por gatos son pájaros, mientras que solo el 21% son mamíferos, incluyendo ratas. “En un lugar plagado de ratas como Nueva York, ni siquiera aparecen en los estudios de dieta de los gatos callejeros”, señala el artículo.

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Los gatos prefieren cazar pájaros.
Foto: Pickpik.

Además, la introducción de gatos callejeros en entornos urbanos trae efectos secundarios no deseados. Según estudios citados por The Atlantic, las heces de los gatos pueden propagar toxoplasmosis, una enfermedad que puede causar graves daños cerebrales o incluso la muerte cuando se transmite de una madre embarazada a su feto.

Angus Chen de Scientific American también subraya que, aunque muchos asumen que los gatos son buenos cazadores de ratas, la realidad es que, debido al tamaño y comportamiento de las ratas adultas, esto no es cierto. “Puedes ver cómo los gatos y las ratas se acomodan mutuamente, pasando uno al lado del otro y comiendo de la misma bolsa de basura,” añade Glass.

El impacto ambiental de los gatos, especialmente en lugares donde son introducidos, puede ser devastador. Se han documentado casos como el de la isla de Fernando de Noronha en Brasil, donde la combinación de gatos y ratas ha amenazado gravemente la biodiversidad local. En este contexto, es crucial evitar la presencia de gatos en áreas naturales, ya que su hábito de caza puede tener efectos perjudiciales. “El impacto ambiental de los gatos en libertad o semi-libertad es un precio demasiado alto solo para reducir un número de ratas que no cambia,” concluye The Conversation.

Aunque los gatos puedan parecer la solución ideal para el control de ratas, la evidencia indica lo contrario. De hecho, los gatos tienen un impacto mucho más negativo en otras formas de vida silvestre que la limitada capacidad que tienen para controlar las poblaciones de ratas. Como concluye Parsons en Atlas Obscura, “La clave para gestionar las poblaciones urbanas de roedores es la gestión de residuos, no los gatos ferales".

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