Redacción El País
La salud ocular no solo revela el estado de la visión; también puede alertar sobre desequilibrios en el organismo, como los niveles altos de azúcar en sangre. Este síntoma, que puede parecer inofensivo al principio, podría ser una advertencia crucial de hiperglucemia, una condición que afecta a millones de personas en el mundo y que, si no se aborda, puede derivar en complicaciones severas como la diabetes tipo 2.
Cuando los niveles de glucosa en sangre están elevados, los ojos pueden verse afectados de diversas maneras. Uno de los síntomas más comunes es la visión borrosa, que surge cuando el exceso de azúcar altera los fluidos corporales, incluyendo aquellos presentes en los tejidos oculares responsables de enfocar. Esta visión borrosa es temporal si los niveles de glucosa se normalizan rápidamente.
En casos más graves o prolongados, los vasos sanguíneos en la retina pueden dañarse, filtrando líquido y causando inflamación. Además, pueden formarse nuevos vasos débiles que aumentan el riesgo de hemorragias internas, tejido cicatricial o incluso un aumento peligroso de la presión ocular, una condición conocida como retinopatía diabética.
Otros síntomas que pueden indicar hiperglucemia
La visión borrosa no es el único signo de alerta. La hiperglucemia también puede manifestarse a través de:
- Sed excesiva.
- Micción frecuente.
- Fatiga inusual.
- Dolores de cabeza persistentes.
- Aumento inexplicable del apetito.
- Pérdida de peso sin razón aparente.
- Infecciones recurrentes o heridas que tardan en sanar.
- Cambios de humor e irritabilidad.
Reconocer estos síntomas a tiempo y consultar a un médico es esencial para evitar complicaciones mayores.
Niveles de azúcar en sangre: ¿Cuándo preocuparse?
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los niveles de glucosa en sangre se consideran elevados cuando:
- Antes de las comidas: superan los 130 mg/dL.
- Dos horas después de comer: exceden los 180 mg/dL.
Estos valores pueden señalar hiperglucemia, y niveles sostenidamente altos pueden dañar órganos como los riñones, el corazón y, por supuesto, los ojos. En casos de prediabetes, los valores en ayunas oscilan entre 100 y 125 mg/dL, mientras que niveles de 200 mg/dL o más suelen confirmar el diagnóstico de diabetes.
La importancia del diagnóstico temprano
La diabetes es una enfermedad crónica que requiere una gestión integral para evitar complicaciones. Especialistas recomiendan realizarse controles de glucosa en sangre regularmente, especialmente en personas mayores de 45 años o menores con factores de riesgo, como antecedentes familiares o sobrepeso.
¿Cómo reducir y controlar los niveles de azúcar? Adoptar hábitos saludables es fundamental para mantener la glucosa dentro de los límites normales. Estas estrategias son claves:
- Ejercicio regular: Mejora la sensibilidad a la insulina, permitiendo que las células utilicen la glucosa de manera eficiente.
- Dieta equilibrada: Reducir los carbohidratos simples y optar por alimentos ricos en fibra, proteínas magras y grasas saludables ayuda a estabilizar los niveles de azúcar.
- Monitoreo y medicación: Medir regularmente la glucosa permite ajustar tratamientos y prevenir picos peligrosos.
Cuidado ocular y prevención
El daño ocular relacionado con la diabetes, como la retinopatía diabética, es prevenible si se controla adecuadamente la hiperglucemia. Mantener una rutina de revisiones oftalmológicas regulares es crucial, ya que permite identificar problemas antes de que comprometan seriamente la visión.
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