Esta semana comienza la vacunación antigripal y como médica y pediatra, una vez más me sumo a la campaña. Es importante recordar que las cepas que utiliza la vacuna que se administrará gratuitamente, son virus inactivados, o sea que no provocan la enfermedady puesta en la balanza el riesgo /beneficio de recibirla en las poblaciones de riesgo, la misma se inclina a favor de los segundos.

Los grupos de riesgo para contraer una forma grave de Influenza se mantienen incambiados y son: adultos mayores, mujeres embarazadas y puérperas, niños de 6 meses a 5 años, niños, adolescentes y adultos con comorbilidades (asma, diabetes, EPOC, inmunodeficiencias, entre otras), personas menores de 19 años en tratamiento crónico con AAS (aspirina) u obesos (IMC > a 40).

Se recomienda que los cuidadores de personas que integran estos grupos también opten por vacunarse.

Si bien es cierto que la efectividad de la vacuna contra la influenza puede variar, existen muchos motivos que la justifican. La vacunación puede evitar que contraigan la enfermedad personas sanas y, sobre todo, aquellas que tiene enfermedades crónicas y en caso de padecer la enfermedad la misma suele ser más leve, reduciendo los riesgos de hospitalización y formas graves. Además, protege a las embarazadas y al bebe en gestación (no pueden recibirla los menores de 6 meses de edad).

Cuanto más personas se vacunen, menos se propagará el virus en la comunidad y eso beneficia a todos y también evitará todo lo que implica las consultas a emergencias móviles, en puertas de emergencia y las hospitalizaciones, no colapsando los servicios, además de evitando ausentismos escolares y laborales.

La vacuna anual contra la influenza estacional, es la mejor forma de protegerse contra la enfermedad pero no debemos olvidar otras medidas que ayudan a evitar la propagación de enfermedades respiratorias.

El uso del tapaboca, como hicimos durante la pandemia de Covid, en aquellas personas que tengan síntomas respiratorios sigue siendo clave; recordar estornudar o toser siempre cubriéndose la boca y nariz, lavarse frecuentemente las manos, evitar lugares irritantes, como con tabaco, y ventilar los ambientes varias veces en el día.

En nuestro rol de pediatras debemos insistir que los niños que están enfermos no sean enviados a los centros educativos como forma de protegerlos a ellos y a los demás.

Finalmente queremos recordar que junto con la vacuna de Influenza se pueden administrar en forma simultánea otras vacunas que tengan pendientes nuestros hijos o nosotros mismos, aprovechemos ese momento para actualizarlas.

Las vacunas previenen enfermedades graves y que pueden ser mortales. Hagamos que este invierno pase de la mejor manera.