Está en todos lados, todo el tiempo, pero pocas veces le prestamos la atención suficiente. La vitamina N es ni más ni menos que la naturaleza, y tener contacto con ella es indispensable para nuestro bienestar.

“Este tema fue ignorado por el mundo académico durante años. En el pasado, solo pude encontrar 60 estudios buenos. En cambio ahora, la cifra de investigaciones se acerca a los 1.000 y en general estos apuntan hacia una misma dirección: la naturaleza es imprescindible para la salud física y el funcionamiento cognitivo”, dice Richard Louv, periodista y autor de El último niño en el bosque. Él acuñó el término “Trastorno por déficit de naturaleza” para dar lugar a la idea de que los seres humanos pasan menos tiempo al aire libre que en el pasado y eso resulta en múltiples problemas de conducta.

La vitamina N permite liberar tensiones, aliviar el estrés y despejar la mente. Algunas de las maneras de reconectarse con ella pueden ser hacer ejercicio al aire libre, pasear, caminar y colaborar con una ONG o asociación que trabaje con espacios verdes.

Pero eso no es todo. Cada vez más consumidores priorizan lo natural sobre lo artificial y se cuestionan el origen de los productos: cómo está hecho el packaging, cómo trabajan las marcas, si testean en animales o si forman parte de proyectos que cuidan el medioambiente y mejoran la calidad de vida de las personas.

La consultora internacional basada en inteligencia artificial Reporter Link estima que para el año 2027 el mercado global de cosmética y belleza basada en plantas alcanzará los US$ 24.2 mil millones. Este auge va acompañado por una gran variedad de marcas, desde cosmética de lujo hasta marcas comerciales y emprendimientos que realizan los productos artesanalmente.

Los consumidores no pasan esto por alto. El hecho de que uno pueda compartir con una marca los mismo valores y el respeto por la naturaleza hace que el vínculo empresa-persona se afiance. Además, es un ganar-ganar: se aprovechan todos los beneficios que tiene la vitamina N para la salud y el bienestar personal, al mismo tiempo que se hace un consumo responsable que ayuda al planeta y a las generaciones futuras.

(Por La Nación, GDA)