Buena solución

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El gobierno resolvió declarar desierto el llamado internacional para la compra de dos buques patrulleros OPV nuevos y analiza comprar dos unidades usadas ofrecidas por Agencia Noruega de Material de Defensa. Así culmina una etapa de un proceso que tiene antecedentes remotos y que comenzó en diciembre de 2021.

Los precios de esta clase de buque, de cualquier unidad naval de cierta importancia y complejidad, variarán de acuerdo a muchos factores incluyendo su electrónica y su armamento. A lo que se suma el hecho de que las unidades tendrán sus costos de operación y mantenimiento, requerirán tripulaciones bien preparadas, y que, en esta época de la electrónica, los sensores remotos y los misiles, cada elemento formará parte de un sistema de defensa más amplio, complejo y costoso. En su momento se descartó comprar una fragata y se consideró que un OPV sería la solución más económica. Los precios de este tipo de buques nuevos, se informó, oscilaban entre US$ 40 millones y US$ 80 millones, y que las unidades de segunda mano eran más económicas.

La primera faceta de la decisión fue que significó abandonar la idea de comprar unidades nuevas. En este respecto, informó El País, el llamado fue declarado desierto porque la oferta ganadora en el análisis técnico, presentada por un oferente de China, implicaba una inversión de US$ 164 millones en cinco años y superaba las previsiones originales.

La segunda es la información de que se analiza una, oportuna, oferta de la Agencia Noruega de Material de Defensa para la venta de dos buques OPV de la clase Nordkapp usados pertenecientes a la Kystvakten, la guardia costera de ese país miembro de la OTAN. El ministro de Defensa Nacional dijo que esperaba “poder avanzar en este proceso, combinando como es nuestra obligación la necesaria renovación de la Armada, que ya empezó a concretarse para ejercer la soberanía, y la buena administración de los dineros públicos”.

La tercera faceta, es que se reemplazó -pensamos que sabiamente- la estrategia de realizar un llamado o licitación por la de avanzar en consultas y negociaciones con agencias gubernamentales extranjeras y acuerdos gobierno-gobierno. Aunque un pedido de precios o una licitación internacional puedan parecer mecanismos neutrales, la realidad es que el escenario internacional se ha complicado en los últimos dos años y que cualquier compra de elementos militares de esta envergadura corre el riesgo de ser interpretada como el síntoma de una determinada política exterior. Y esto no es una novedad.

Pero ¿qué es un OPV?

Es una sigla en inglés (offshore patrol vessel) que puede traducirse como buque patrullero para las aguas costa afuera. En el caso de nuestro país ello significa que el buque tiene que tener la capacidad de operar en su frente marítimo y en el océano Atlántico adyacente. Esta clase de buques son los descendientes de los antiguos guardacostas y ha adquirido relevancia como resultado de la evolución del Derecho del Mar. Sus misiones incluyen cuidar los recursos vivos y no acuáticos y el medio ambiente, velar por la seguridad de la navegación, contraterrorismo, control de fronteras y la función esencial de ejercer soberanía.

Es decir, son buques diseñados para desempeñar las misiones que usualmente cumplen los buques de las armadas en tiempo de paz.

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Juan Oribe Stemmer

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