El desarrollo económico, y social, de nuestro país siempre ha dependido de su integración en los grandes mercados internacionales. Y, para comunicarnos con ellos necesitamos tener un acceso directo e irrestricto a servicios de transporte marítimo adecuados, frecuentes, de buena calidad y a fletes que nos permitan competir con economías mucho más poderosas y mejor ubicadas respecto de los principales compradores de nuestros productos. Y esto requiere de buenos puertos.
Los puertos uruguayos, principalmente Montevideo y, ahora, Nueva Palmira, tienen una importancia estratégica para el desarrollo de nuestro país y, también, de la región.
El puerto de Montevideo ha realizado tradicionalmente tres grandes aportes estratégicos a nuestro país: ha comunicado, primero la banda oriental del río y luego al Estado Oriental independiente directamente con el océano Atlántico; segundo ha actuado como un puerto regional, como parte de un sistema portuario con los puertos ubicados aguas arriba, en aguas menos profundas; y, ha suministrado una variedad de servicios a la carga y los buques que hacen escala en puertos uruguayos y a los que circulan por los canales adyacentes a nuestras costas.
En el primer caso, la actividad portuaria es la llave para las exportaciones e importaciones imprescindibles para el progreso y seguridad de nuestro país. En los otros dos casos, se trata de exportaciones de servicios a los importadores y exportadores en el resto de la región y a la industria naviera mundial.
Por esos motivos económicos y políticos siempre deberíamos estar atentos a lo que sucede en la región. Hoy lo que debería preocupar son los anuncios en Argentina, sobre el proyecto para la construcción del Canal Magdalena.
A primera vista es posible pensar en dos posibles impactos de esa obra.
Primero, sobre la exportación de servicios desde Montevideo a los buques que hacen uso de la ruta tradicional de acceso a los puertos aguas arriba ya los que acuden a las zonas de alijo y servicios adyacentes a la costa uruguaya. Segundo, sobre el tradicional rol del puerto de Montevideo como puerto de transbordo y complemento de cargas para el resto de la región. Tanto contenedores como graneles. Las consecuencias de este desplazamiento de buques y cargas podrían ser importantes. Y no solamente para el comercio exterior uruguayo. También sería oportuno recordar, que el retorno de las importantes inversiones que se han realizado en el puerto dependerá de su capacidad de atraer un movimiento significativo de cargas en transbordo, desde y hacia otros países de la región.
Realmente llama la atención que en la prensa del vecino país se haya proclamado que “el primer y principal impacto favorable del Canal Magdalena sobre la economía argentina, sería la contratación de todos los servicios en el país” y se han mencionado propuestas para instalar en la costa austral del río zonas de servicios, en sustitución de los que hoy se prestan desde Montevideo.
Es cierto que el proyecto de canal parecería ser más una bandera electoral del peronismo y mucho puede cambiar luego de la próxima votación. También es verdad que el proyecto de Canal Magdalena ha sido objeto de sólidas críticas por parte de expertos en estos temas.
Pero, aun así, siempre es necesario estar atento para defender los intereses portuarios de nuestro país.