El nuevo muelle de la empresa Terminal de Graneles de Montevideo significa un incremento de la capacidad de mover mercaderías del Puerto de Montevideo y apunta a un cambio interesante en la composición de ese movimiento. De ser un puerto predominantemente dedicado al manejo de contenedores, pasará a manejar un creciente volumen de graneles y celulosa.
Desde 1990 el movimiento de cargas de nuestro principal puerto se multiplicó por diez. Aquel año el movimiento total fue de 1,2 millones de toneladas (se cargaron 554.355 toneladas y se descargaron 639.485 toneladas). El año pasado, ese movimiento fue de algo más de quince millones de toneladas. Ese desarrollo no fue solamente de volumen sino también de tipos de embarques. En el 2022, el movimiento se compuso de contenedores (62% del volumen total), carga general (14,9%) y graneles (22,9%). Los contenedores requieren sistemas de manipulación especializados que involucran grandes inversiones de capital.
Estas cifras demuestran, por si ello hiciera falta, la oportunidad y los méritos de la Ley de Puertos, aprobada en 1992.
A principios de octubre del año pasado fue inaugurada la terminal portuaria de UPM. Esas amplias instalaciones (tiene un frente de atraque de 270 metros de longitud) forman parte de un sistema de producción y transporte altamente integrado especializado en la fabricación, transporte, almacenamiento y embarque de la celulosa. La terminal cargará el producto terminado en los buques especializados que lo transportará a los mercados de ultramar, y descargará los insumos necesarios para el proceso industrial. Tal como sucede con la Terminal Cuenca del Plata, especializada en el manejo de contenedores, este tipo de facilidades no solamente requieren una infraestructura material, sino también sistemas y métodos de trabajo que aseguren la eficiencia del sistema.
Terminal de Graneles, por su parte, comenzó en el 2010 como un operador especializado en el manejo de chips para la exportación. En el 2012 migró hacia el manejo de graneles con silos y un muelle especializado (TGM 1). Ahora inauguró su segundo muelle (TGM 2) con un frente de atraque de 245 metros de longitud. El primer buque que operó en este muelle fue el granelero Aquavita Trust que desembarcó 11.000 toneladas de fertilizante. La Terminal también opera como complementador de cargas.
Las profundidades relativas en el Río de la Plata le dan a nuestro principal puerto una ventaja comparativa para ofrecer ese tipo de servicios a la región. Los canales de Martín García tienen una profundidad de 10,36 metros y el Canal Punta Indio 10.40 metros de profundidad. El Puerto de Montevideo y su Canal de Acceso están dragados a -13,00 metros. Ello significa que, si asumimos una revancha bajo la quilla de un metro, los buques podrán complementar su cargamento en Montevideo y salir con dos metros más de calado. Una diferencia enorme en término de costos de operación y fletes.
Pero no alcanza con mayores profundidades.
La decisión de los armadores y exportadores, de utilizar uno u otro puerto, depende de un conjunto más amplio de consideraciones.
Los milagros no existen. Lo que si existe es la inversión en infraestructura y sistemas de operación, el marco jurídico y el espíritu de empresa y el trabajo de toda la comunidad portuaria.