Reactivando el proyecto “Guaraní”

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Nadie discute la enorme importancia que tienen los recursos hídricos para el presente y futuro de la sociedad uruguaya y global.

Recordemos que al concretarse la aprobación del plebiscito del agua en el año 2004 (con un 64% de apoyo popular), se modificó el contenido del artículo 47 de la Constitución de la República, en una clara demostración de la conciencia y valoración que la ciudadanía tiene sobre la importancia de este asunto.

Mientras ello ocurría ya estaba en marcha el proyecto “Protección Ambiental y Desarrollo Sostenible del Sistema Acuífero Guaraní” -financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) y el Banco Mundial-, con el objetivo de avanzar significativamente en el conocimiento de las características y potencialidades propias de ese enorme tesoro de agua subterránea que beneficia de manera generosa a los cuatro países que integran el Mercosur.

El arduo trabajo realizado por equipos técnicos de alto nivel desde el año 2003 al 2009 permitió conocer aspectos claves de este tema. Lo primero, fue saber que el acuífero ocupa una extensión de casi 1.2 millones de kilómetros cuadrados (casi el triple de las superficies de Paraguay y Uruguay juntas).

El 71% en Brasil, 19% en Argentina, 6% en Paraguay y 4% en Uruguay; y que al menos unos 70 millones de personas viven en su área directa de influencia.

Para nuestro país su presencia es extraordinariamente influyente si consideramos que ese aparente pequeño porcentaje de 4% ocupa el 26% de nuestro territorio, abarcando a los departamentos de Artigas, Rivera, Tacuarembó, Salto y Paysandú.

Otra valiosa información que dejó el estudio fue comprobar que el “Guaraní” no es un gran lago subterráneo extendido por buena parte de Sudamérica, sino un enorme sistema hídrico distribuido y delimitado en estratos diferentes, a profundidades muy variables; caracterizado por presentar un flujo de aguas de pequeña magnitud.

De hecho, para ser más precisos, hay que decir que su gigantesca extensión está conformada por ocho sectores bien definidos, lo que condiciona su gestión en cada zona.

Su volumen de agua podría abastecer perfectamente el consumo de unos 300 millones de personas, sin verse afectado el recurso de una forma significativa.

Ahora bien, tanto potencial puede ponerse en riesgo si no se lo protege adecuadamente. A lo largo y ancho de su extensión presenta áreas de afloramiento, esenciales para su conservación.

Se trata de zonas en las cuales el acuífero alcanza la superficie del suelo. Allí ocurren descargas de agua subterráneas -que entonces se vuelven superficiales-; y también recargas de aguas provenientes de las lluvias y de cursos de aguas superficiales.

Estas zonas de recarga del acuífero son de vital importancia para mantener su potencial hídrico como fuente aprovechable a lo largo de toda su extensión.

En el caso uruguayo, poseemos una zona de recarga muy importante en la zona de Rivera que nos exige extremar los cuidados para garantizar que no ingresen sustancias contaminantes al sistema, ni que se reduzcan los flujos naturales de recarga hídrica.

Como hay mucho más para comentar (el acuerdo firmado por el Mercosur y las actuales decisiones tomadas), continuaremos con el tema en próximas notas.

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