Revolución chic

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Yo estoy peor! Dijo Fernando Pereira, a fines de 2021, en un acto realizado en la mítica plaza Lafone, barrio La Teja, comparando su situación en aquel momento con la que vivió durante los 15 años de gobierno frenteamplista.

Pero tranquilos, estimados lectores de esta columna, pues a poco más de un año de esta declaración, los uruguayos podemos estar felices y tranquilos de que el presidente del Frente Amplio ya está mejor. Al menos así lo indica la noticia de que anduvo de veraneo por las playas de José Ignacio. Difícil esté peor que en los gobiernos del FA, a menos que en aquellos años veraneara en Niza o Saint Tropez.

Pero si bien la noticia reconfortó a muchos, también generó gran revuelo. De un lado del espectro vinieron las críticas y del otro las defensas. Nada nuevo. Que es un hipócrita que critica a un sector de la sociedad pero luego va y se entrevera con éste decían los unos. Que no, que no es ningún hipócrita sino un trabajador uruguayo que tiene el derecho, por vivir en un país libre, de veranear donde se le cante, argumentaban los otros.

Esto último no sólo es cierto, sino muy importante. Todos y cada uno de los uruguayos tenemos el derecho a ir a donde queramos. Lo que no todos tenemos es la billetera para hacerlo.

Pero más allá de lo que expresen los más extremistas en redes sociales, hay dos preguntas que son ineludibles al ver a Pereira en las arenas de José Ignacio, mateando con su short de fútbol combinado con una camisa marrón bajo el puente del popular spot que, casualmente, los surfistas de la zona bautizaron con el mismo apodo que ha hecho famoso el máximo referente del FA, “El Pepe”: 1- qué motivo lleva a Fernando Pereira a veranear en el sitio donde campea todo aquello que durante el resto del año, él mismo se esmera por defenestrar. ¿Qué busca en un lugar donde cada verano se encuentran los dólares, el glamour y la belleza (para los parámetros occidentales hegemónicos y capitalistas, claro, no se me enoje) en el punto máximo que se puede ver en nuestra república? Será que Pereira trabaja todo el año como Presidente del FA, despotricando contra los exitosos, los oligarcas, los malla oro, con el fin de regalarse una semanita, cada enero, codeándose con ellos? Porque el cuento del agua del mar linda no es muy creíble. Durante los días que Fernando pasó en JI, desde Piriápolis hasta el Chuy, el agua estuvo verde y cristalina, igual a la que muestran los afiches de Florianópolis en las paredes de las agencias de viajes. Las lluvias escasean, los ríos no bajan al mar, los vientos soplaron favorables y por eso el mar tuvo un color tan lindo por esos días. No se crea que el agua es así en José Ignacio por algún arte mágico o por la incidencia de una clase que no merece el agua marrón que hay las playas de La Montevideo.

La otra pregunta es: ¿irá Pereira a José Ignacio para provocar? ¿Para generar comentarios, tuits, notas en la prensa? ¿Para que le vengan a preguntar qué hace acá y entonces, pueda replicar con frases del talante de: “Nadie debería ser más que nadie”?

O quizá sea que estemos presenciando el nacimiento de una nueva forma de sindicalismo chic, a la manera kirchnerista, con dirigentes que residen en mansiones al pie de un cerro, con colección de autos de alta gama y zoológico privado. Vaya uno a saber.

O tal vez más sencillo y, como dice Pérez Reverte en “Revolución”, el libro acompañó a este columnista durante sus vacaciones: “pocos revolucionarios siguen siéndolo cuando alcanzan el poder”.

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Rodrigo Caballero

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