Como es habitual en estas fechas, especialmente en la última columna del año, vamos a realizar un balance del año, tratando de poner en perspectiva algunos temas que hacen esencialmente a la evolución de nuestra economía. Los desafíos y temas a seguir para el año próximo, respetando el calendario, los abordaremos en la columna de la semana que viene, si Dios quiere, ya en 2023.
Comencemos por el crecimiento de la economía. Sin dudas estamos ante un muy buen indicador, ya que creceremos en el entorno del 5,5%. A lo largo del año hemos visto como los distintos organismos internacionales que realizan proyecciones fueron disminuyendo las perspectivas de crecimiento para casi todos los países del mundo, mientras las de Uruguay fueron creciendo, otro dato nada menor.
En términos de empleo, una variable clave para el bienestar de la población, el dato anual promedio dará una creación de unos 40.000 puestos de trabajo, otro muy buen indicador. Esto nos coloca ya no solo habiendo recuperado los empleos perdidos durante la pandemia, sino recuperando unos 30.000 puestos de trabajo perdidos en el período anterior. Sin dudas esto tiene un impacto directo en la calidad de vida de muchas personas y familias que no puede desconocerse.
En cuanto a la inflación terminaremos el año -seguramente- con un dato algo menor al previsto, lo que acelerará la recuperación del salario real, afectada a comienzos de año por la sorpresa inflacionaria que afectó a todo el mundo a partir de la invasión de Rusia a Ucrania.
También debe destacarse que la pérdida de salario real registrada en términos generales, ya que no en todos los sectores, fue consecuencia de un acuerdo en 2020 entre el Poder Ejecutivo, el Pit-Cnt y las cámaras empresariales para priorizar la creación de empleo, una estrategia que hoy podemos evaluar como exitosa.
Sin dudas que la recuperación real de salarios y jubilaciones es un objetivo deseable, pero es innegable que en momentos de crisis como fue que sufrimos con la pandemia, es mucho más importante para cualquier persona tener trabajo que si su salario aumenta o disminuye unos puntos porcentuales más o menos.
A lo que debe agregarse que el último dato de cuentas nacionales conocido recientemente da cuanta de que el consumo se encuentra por encima de los niveles prepandemia, un dato mucho más robusto y confiable que otros que suelen difundirse para analizar el “consumo”.
En términos de exportaciones culminaremos el año con dos datos relevantes. Por primera vez en la historia exportaremos más de 10.000 millones de dólares en bienes agroindustriales y también por primera vez exportaremos más de 1.000 millones de dólares en tecnologías de la información. Ambos datos son especialmente positivos para un país cuyo crecimiento y desarrollo pasa inevitablemente por su integración al comercio internacional de bienes y servicios.
Por tanto, los números de la economía en 2022 muestran un panorama alentador, en un mundo dónde estos datos este año no son tan habituales. Pero eso no quiere decir que no haya problemas, o que no tengamos desafíos importantes que encarar, ya que existen tanto en lo referente a la coyuntura y a asuntos estructurales. Estos otros temas, como consignábamos al comienzo, quedarán para después de haber celebrado el comienzo del año 2023.