por Juan de Marsilio
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Había una vez, no hace tanto, en cierto “país esquina con vista al mar”, un profesor de Literatura, un director teatral, un actor, un autor y crítico teatral, y un fino monologuista. Todos eran Alfredo de la Peña (Montevideo, 1927–1985).
El teatro, como apunta la responsable del libro “Se vende país esquina con vista al mar” y otras obras seleccionadas, Prof. Teresita Motta, viuda de de la Peña, es un arte efímero, que lucha contra el olvido en inferioridad de condiciones (igual que la televisión en blanco y negro, en la que el video tape era un bien escaso, dirán los veteranos que rieron con de la Peña en el show Telecataplum, libretado por Jorge y Daniel Scheck).
Este autor escribió, dirigió y actuó en teatro y televisión en Montevideo y en Buenos Aires. En cine, tuvo un papel en el mediometraje de Hugo Ulive Un vintén pa´l judas, de 1959, y papelitos en varias comedias argentinas. Pero fue sobre las tablas, a menudo libretándose y dirigiéndose, donde dejó un buen recuerdo a una generación que empieza a irse. Enseñó y dirigió teatro en varias instituciones de la colectividad judía que aún lo recuerda con cariño. Llevó adelante, desde 1976, la gestión del Teatro El Tinglado.
Amor. Este libro es una triple obra de amor: además de homenajear al hombre que amó, la Prof. Motta devuelve al público veterano las risas y sonrisas que de la Peña le provocó en buena ley, al tiempo que acerca a los lectores más jóvenes un autor que, pese a escribir en su circunstancia —los duros años 60 y 70— conserva mucho de su valía (adaptadas, piezas teatrales como La relación o El amorólogo, podrían representarse hoy, si bien a quienes las hayan visto por de la Peña, algo les faltará).
En todas sus expresiones —cuentos, columnas de prensa, piezas teatrales, monólogos—, de la Peña utiliza conceptos y palabras para un público culto, inteligente y atento, como puede verse al inicio de El amorólogo,
Profesor. —Daremos comienzo en la clase de hoy al tema del día: el amor; por más que bien se sepa que es un tema para la noche.Hablar de amor sin una introducción, es como leer un manual de amor acerca del amor manual…
Muchos de sus personajes viven todavía en la memoria del espectador y televidente uruguayo de los 60 y 70. Entre los más recurridos por de la Peña, sea para escribir en prensa o para encarnarlos en escena, destacan tres: el Amorólogo, el Profesor Batata (en los que combina la capacidad de decir disparates lúcidos con la caricatura de cierta pedantería docente en boga por ese entonces… y ahora también) y el Cholo Capandegui, hombre de barrio, bruto, futbolero y entrañable. Un personaje capaz de cosas como esta peculiar interpretación de Hamlet,
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El Jamble es un gran tipo, es postre graduado de la Universidad de Cutenberg donde conoció muchos tipos y buenos modales. Le presentaba a uno y decía “Mucho Gutenberg”. Pero tiene un solo amigo de obsoleta confianza que es el Horacio. A él le abre su corazón herméticamente y le comunica sus plantíos de venganza.
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Jamble se pone bastante obseso y por ahí agarra la clavera esta pa veriguar el árbol jeroglífico… Lástima que sea un poco dudoso… Cuando dice “Te vi o no te vi”, tiene un estado anémico tremendo.
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(en El Monostáculo).
Política y acidez. Desde los 60 el Uruguay se iba poniendo espeso, para decirlo al modo de Capandegui. Militantes y dirigentes de todos los partidos se dedicaban unos a otros epítetos y chanzas que hoy no se considerarían políticamente correctos, ni mucho menos. Hombre de izquierda, de la Peña hizo humor militante en la prensa. La fineza de su estilo permite apreciarlo a la distancia, dejando de lado un momento la pasión partidaria. Mucho se hablaba en aquellos días de la venalidad de los políticos y de extraños contubernios en los que —¡cuándo no!— se rumoreaba que andaban metidos los masones. El Cholo Capandegui, en representación del Clu (sic) “Avanzada y Retrosexo”, propone alquilar el Club a cualquier partido y/o candidato,
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Como uno no pertenece a ninguna Lógica Amazónica no tiene a nadie que lo empuje pa delante, ni siquiera, uno está sentado sobre las mayonetas pa que lo empujen de atrás. Aunque eso no me gustaría porque ¿sabe ud. cómo deben quedar los panes? El que le dije debe tener un pan glúteo de fierro. Pero, sobre gustos no hay nada escrito. El hombre prometió públicamente que se iba a sacrificar: si cumpliera, a uno no le molestaría contribuir con un litro de querosén para la incenización.
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(Marcha, 4/9/1971)
El hombre de férreas nalgas a incinerar no es otro que Don Jorge Pacheco Areco, por entonces Presidente de la República.
Negocios patrios. Si Capandegui quería alquilar el “Clu”, de la Peña propuso, en el texto que da título al volumen y en una época en la que era común tildar al adversario de “vendepatria”, la venta de la ROU (República Oriental del Uruguay) en remate público, con una base de U$S 100.000 per cápita. Abordaba con humor un tema tomado en serio, antes y después, por no pocos intelectuales uruguayos: la agónica viabilidad de nuestro país, geopolíticamente enclavado en el sur del Brasil, pero más cerca de la Argentina por idioma, cultura, tango y dulce de leche. Sus argumentos en favor del negocio son tan tristes como hilarantes,
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Si pusiéramos un gran letrero: ‘SE VENDE PAÍS ESQUINA CON VISTA AL MAR’, creo que históricamente tendríamos un éxito estruendoso y financieramente nos libraríamos de la inflación, del desempleo, de la escasez, de la carestía, del déficit presupuestal. Y de la caída del peso, que está tan pero tan abajo, que nadie dice ya tengo el ánimo por el piso, sino tengo el ánimo por el peso.
En plena dictadura usó su capacidad de sacarle punta y filo a las palabras para dar esperanza. Al final de El monostáculo, verdadera proeza actoral en la que interpretaba sucesivos personajes, recitaba, para gozo del público democrático presente, un poema, tal vez involuntario, que Antonio de Nebrija había incluido en la primera gramática del castellano, titulado “Futuro Simple”,
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Yo me iré
Tú te irás
Él se irá
Nosotros nos iremos
Vos otros os iréis
Ellos se irán…
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Y se fueron. Pero había que ser guapo para decirlo en público en 1976.
El libro presenta varias erratas, aunque ninguna impide comprender el texto.
“SE VENDE PAÍS ESQUINA CON VISTA AL MAR” Y OTRAS OBRAS SELECCIONADAS, de Alfredo de la Peña, seleccionadas por la Prof. Teresita Motta. Edición de Teresita Motta, 2024. Montevideo, 320 págs.