Lo mejor del 2020
Los enfermeros que iban a ser asesinos seriales, más conocidos como "Ángeles de la muerte", llegan a un libro conmovedor de Emiliano Zecca, uno que se plantea preguntas difíciles. Lectura obligatoria.
Ángeles de la muerte, Los enfermeros que iban a ser asesinos seriales, de Emiliano Zecca, es una investigación profunda, inteligente y valiente sobre un caso que conmovió a la sociedad en su conjunto, el de los supuestos “enfermeros asesinos” que estalló en marzo de 2012 y que hizo temblar los cimientos el sistema de salud uruguayo. Un libro que no busca responder a la pregunta de si fueron o no culpables, sino que, como afirma el autor, intenta “aportar insumos que ayuden a pensar el tema. Preguntas”.
Y son preguntas que remueven. Por ejemplo, sobre el día a día del desempeño de médicos, enfermeros y técnicos en el estresante clima de trabajo de un Centro de Tratamiento Intensivo (CTI), o sobre cómo negocian con la presencia constante de la muerte para poder llevar a cabalidad su tarea y volver a casa enteros. O sobre los climas de trabajo, donde el factor confianza es fundamental para el buen desempeño de los equipos, ese que deriva en última instancia en el respeto a la humanidad del paciente. También aborda con claridad la labor de la justicia uruguaya, el accionar del juez Vomero en la rápida condena, y la posterior absolución de ambos enfermeros por falta de pruebas tres años más tarde. O el accionar de la policía en la recolección de pruebas. Tampoco evita otros temas dolorosos como el de la eutanasia, el de la seguridad del paciente, y el de la supuesta incidencia de determinadas corporaciones, como es el caso de la masonería. También el papel de la prensa en la difusión del caso ante la opinión pública, y su supuesto rol en la instalación del clima de alarma pública (éste es el único punto donde el libro le mereció a este crítico ciertos reparos).
Bien narrado, didáctico, conmovedor y con muchos datos, “Ángeles de la muerte” cala hondo pues deja en evidencia numerosos aspectos de la salud, la justicia, la prensa y la policía que deben mejorarse sin buscar chivos expiatorios, porque todos somos parte del problema. Como dice en el prólogo el profesor Santiago Pereira Campos, “de este libro no se sale ileso”.