Estoicos hoy

Breve manual para entender el estoicismo de Zenón y Marco Aurelio sin morir en el intento

Un libro respetuoso de las fuentes que no cae en obviedades filosóficas o estoicismo fast food

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Marco Aurelio en el Museo del Prado
(foto Luis García)

por László Erdélyi
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Hay muchas formas de ser estoico. Una es leer este breve libro del británico John Sellars, Lecciones de estoicismo, Filosofía antigua para la vida moderna, que reúne en siete capítulos siete lecciones para pensar como el filósofo ateniense Zenón (300 a.C.) o los romanos Séneca, Epicteto y Marco Aurelio en los siglos I y II de nuestra era. Otra es seguir corrientes actuales que reinterpretan las enseñanzas e incluso divulgan breves consejos en X (Twitter) con un sospechoso aire New Age y el apresuramiento del fast food, al punto que no es fácil reconocer allí a los antiguos. Ello ha generado críticas. Con su habitual acidez, la ensayista e historiadora británica Mary Beard afirma en su último libro Emperador de Roma que las Meditaciones de Marco Aurelio, un auténtico éxito de ventas actual, no contiene más que “una serie de obviedades filosóficas, uno de esos libros que se compran más que se leen”. Si bien no es una crítica directa al estoicismo, sí lo es al libro más divulgado y su génesis.

Hoy el estoicismo tiene un atractivo potente. Ayuda a vivir una vida mejor a pesar de las angustias y complejidades, miedos e incertidumbres. Es, por decirlo pronto y claro, un manual de autoayuda sencillo, eficaz y práctico, llegado desde las profundidades del tiempo. Aconseja cómo cuidar el alma, tener un carácter excelente, ser virtuoso. Sellers afirma que eso se alcanza siendo “sabio, justo, valiente y moderado, las cuatro virtudes cardinales para los estoicos”. Así, un ser humano bueno será aquél que se comporte de un modo sociable, y el que no haya desarrollado el sentido de justicia, valentía y moderación, no lo será. De Sócrates los estoicos toman la idea de que nadie elige ser despiadado y desagradable. La gente actúa pensando que hace el bien. “Es allí donde el filósofo se hace necesario” ya que en su carácter de “médico del alma” ayuda a ver si las creencias sobre lo bueno y lo malo no están distorsionadas.

Hay más. Por ejemplo, no preocuparse de aquello que no controlamos, y sí de lo que podemos controlar, para evitar la frustración. O sacar lo bueno de lo malo, es decir, aprender que las crisis son una oportunidad. O aceptar con humildad que no somos más que naturaleza y que estamos sujetos a poderosas fuerzas que no controlamos. A este cronista le seduce un breve consejo estoico: la mejor forma de salvar una amistad es saber tomar distancia a tiempo sin romper el vínculo. De perogrullo, pero funciona.

LECCIONES DE ESTOICISMO, de John Sellars. Taurus, 2022. Buenos Aires, 114 págs. Traducción de Abraham Gragera.

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