por Juan de Marsilio
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A los seres humanos, el tiempo nos pone en el mundo, da y quita cosas, y un buen día nos saca de allí. Cuando llega el uso de razón, somos conscientes del proceso. En ese devenir, nuestra memoria es nuestra identidad, de modo tal que, en cada cambio de edad —marcado por la biología o las circunstancias— para apreciar lo ganado toca llorar primero lo perdido. Y a eso se aboca Carol Milkewitz (Montevideo, 1993) respecto a su infancia, que es lo primero que se pierde, en El tiempo es una babosa.

Los textos son llanos, tienden a la brevedad y conjugan un humor ingenioso y autoirónico con cierto asordinado patetismo que algún lector incauto podría considerar sensiblería, en tanto la infancia, adolescencia y primera juventud que Milkewitz muestra en sus versos son pequeño burguesas. Pero no sólo la miseria es trágica: a cualquier persona se le mueve el piso cuando muere la madre, y a todos, de adultos, nos falta la magia del jardín de la abuela.

El tiempo, como las babosas, pasa lento pero pasa. Y las babosas son un motivo que, como el tema que se repite con variaciones en una fuga, recorre todo el poemario. Son, al recordar el jardín perdido de la infancia, unos bichos que agujerean “todo lo verde, lo brillante”. Al sentirse estancada en la joven adultez, la hablante de estos versos se percibe “como una pequeña babosa disecada” y al dejar de vivir con sus padres se ve como un caracol sin casa, es decir, una babosa. En el epílogo, la niña que juega en el jardín de la abuela con sus amigas a hacerles casitas a unas babosas que han encontrado, deviene mujer adulta que compra un producto para matar las babosas que encuentra en su casa.

El tiempo y la identidad, hecha de cambios y permanencias, son los tema centrales de este libro, los que permiten al lector, por diferente que sea su experiencia vital y la de la autora, vibrar con estos textos que trasuntan angustia, tan propia del uruguayo culto y laico ante el paso del tiempo y la muerte. Como escribe la poeta, trágica y optimista al mismo tiempo,
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Cada día me alejo un poco más
de la que fui.
Es horrible.
Y hermoso.

EL TIEMPO ES UNA BABOSA, de Carol Milkewitz. Valparaíso ediciones, 2024. Granada, 102 págs.