Cuando Lorca ya se sentía Lorca: una recopilación de entrevistas

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Federico García Lorca

Periodismo, poesía y dramaturgia

Federico García Lorca nunca habló desde la parlanchinería del famoso. Ya sabía cuál era su lugar en el mundo, en la historia.

La entrevista forma un corpus rico en la vida de los autores. De eso trata el libro Palabra de Lorca: declaraciones y entrevistas completas, sobre la obra alternativa que crearon las conferencias, entrevistas y artículos periodísticos que dio o escribió Federico García Lorca. La gran mayoría de las veces esa obra posee un bagaje teórico que devela una manera de concebir la literatura.

En tal sentido, este género literario cobra importancia para poder entrar al universo de cada uno por una calle paralela que enriquece las posibilidades de lectura. Aquella manida distinción entre la biografía y la obra que se ha repetido innumerables veces se difumina y se pierde, una vez entradas las formas de leer que trae consigo la segunda parte del siglo XX. Este mundo de declaraciones, voces y conversaciones del autor abren también la posibilidad de hacer nuevas lecturas sobre su obra. Se trata de un registro escrito a cuatro manos entre el entrevistador y el entrevistado. Hay una suerte de encuentro situacional del que emerge la “nueva” textualidad.

Trabajo exhaustivo

Federico García Lorca es una de las figuras literarias del siglo pasado en torno a la que más entrevistas, crónicas, declaraciones y artículos rondan. Es que el escritor español encarna a la perfección algunos de los parámetros que hacen arder todo lo que subyace a su obra, su biografía incluye mucho de aquello que podría tener una película de intensidad amarilla hollywoodense. Eso, además, descansando sobre una capacidad creadora que lo pone como uno de los escritores más importantes de la literatura universal.

Entonces, al universo lorquiano en la literatura se suman todos los paratextos que forman las entrevistas, los artículos o las conferencias del autor. Ese mundo completo que nada en las aguas de la prensa y que va tras la voz de Federico puede verse a la perfección en esta recopilación de artículos hecha por Rafael Inglada y Víctor Fernández. Es un trabajo exhaustivo que llega en un volumen generoso editado por la española Malpaso. Contiene tres partes en las que se recogen todas las entrevistas y declaraciones (artículos, textos periodísticos, perfiles, etc.) entre 1922 y 1936, e incluye una cuarta parte con algunos reportajes publicados de manera póstuma, además de rescates de la voz del escritor granadino que aparecieron hasta el año 1978.

En este libro la palabra del autor de La casa de Bernarda Alba viene desnuda sin tener que escindir la esgrima poética o el giro dramático. Son charlas donde se ve al “Lorca público”, y pueden construirse varias siluetas del poeta como el que dibuja su humor, la crítica de sus propias obras, sus declaraciones luego de un estreno, la creación de expectativa para la prensa antes de textos tan consulares como Yerma. “Los autores jóvenes se han apartado radicalmente del teatro. ¿Qué van a hacer en las presentes circunstancias? La lucha con los empresarios es tan desigual y fatigosa que llevar una obra debajo del brazo va siendo ya heroicidad extraordinaria. El empresario se defiende también heroicamente de los nuevos. Dice que las obras modernas son peligrosas. Peligrosas, naturalmente, para sus intereses. Porque de lo que se trata es salvar a toda costa el dinero...”, expone Federico en una nota con José Pérez Doménech.

Si bien el libro dice incluir entrevistas y declaraciones, lo cierto es que va más allá. Hay crónicas de estrenos, perfiles del poeta en su paso por diferentes países, o comentarios de prensa. El que habla en estas entrevistas (cortas porque, como dicen los compiladores, se trata de un autor que evita esas instancias) tiene una voz pícara, directa, con cierto tono desfachatado y una manera fresca:

“—Todo salió muy bien. Hubo mucho entusiasmo, mucho calor…
—Pues adviértamelo otro día —interrumpe el alcalde —. Mandaré abrir todas las ventanas”.
Hay una música de clave lorquiana. Junto al concienzudo dramaturgo se puede adivinar un “Federico celebridad”: “Nos recibe en pijama y el rostro enjabonado. Pase usted— exclama, enarbolando la Gillette’ a modo de batuta—. Estoy afeitándome. En seguida estaré listo, vestido de overall azul. Es una ropa muy cómoda y muy barata. Veinticinco pesetas me costó en Barcelona. ¿Qué le parece? Sobre la cama hállase extendida la prenda, esperando ser rellenada con los elásticos miembros del moruno vate”, cuenta Narciso Robledal en una nota titulada “El duende se hizo carne”.

En estas aguafuertes asoma un artista que pasa por varios países donde se lo espera, y donde colegas y admiradores van detrás de él aguardando, al menos, una mirada, y donde los periodistas buscan algunas declaraciones que puedan servir por lo menos para un artículo anónimo —que abundan en la compilación— en una época en la que las firmas en los diarios eran lacres sagrados. Ni siquiera la palabra de Lorca era la llave para poder firmar un pequeño artículo. También puede tejerse la relación que tiene el autor con otros artistas contemporáneos: Margarita Xirgu, Lola Membrives, Pablo Picasso, Salvador Dalí, entre otros. Nombres que serán puntos guía para la construcción de varios aspectos de la biografía artística o sentimental de Federico.

Ideas claras

Palabra de Lorca: declaraciones y entrevistas completas es también una forma del periodismo acerca de la obra del dramaturgo. Gran parte del “arte poética” en torno al teatro y la poesía del español devela una teoría implícita del “ser lorquiano” dentro y fuera de un texto: “En mí la ambición de autor es una cosa natural, como el ver o el hablar. Escribo porque, si no, me pudro por dentro. Pero la gloria y el dinero, si vienen, ¡bienvenidos!, y si no vienen, que se estén en su casa”. Al expresarse ante cualquiera de sus interlocutores queda clara la idea artística o ética de Federico acerca del teatro y la poesía, propias y ajenas, como puede verse en sus comentarios sobre algunos clásicos españoles.

Nunca se produce, sin embargo, una parlanchinería que exceda sus propios límites y se convierta en lenguaje de la performance del famoso. El entrevistado nunca es un lenguaraz, pero sí se escucha el habla de alguien que se sabe consciente en tanto parte de la historia. Lorca sabe que es Lorca.

PALABRA DE LORCA: DECLARACIONES Y ENTREVISTAS COMPLETAS, de Rafael Inglada y Vicente Fernández (compiladores). Malpaso, 2019. Barcelona, 606 págs.

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