El deambular de un poeta
Nueva traducción y edición de sus diarios que lo revelan como antecedente del escritor disidente del siglo XIX y XX.

Lord Byron murió en la ciudad griega Missolonghi el 19 de abril de 1824. Tenía treinta y siete años. No dejó la vida en el campo de batalla aunque estaba en Grecia para luchar por la liberación del país. Estos diarios, comenzados en Londres en noviembre de 1813, dan testimonio de su deambular por Suiza, Bélgica, Italia y Grecia durante los diez últimos años de su vida. Lorenzo Luengo, el responsable de la traducción y la edición, escribe un hermoso y extenso prólogo que facilita el acercamiento a un Byron que se despliega “a vuela pluma” y se muestra irónico, emocionado, íntimo y lúcido, lejos de la grandilocuencia de su mito y sus héroes románticos.
Antes de la edición de Luengo, los diarios habían sido publicados siempre con las cartas de Byron. Hubo una primera edición tan imprescindible como discutida realizada por su amigo Thomas Moore, en Londres, en 1830. Como algunas de las versiones manuscritas de los diarios desaparecieron, la edición de Moore se volvió insoslayable. Moore transcribió a máquina los diarios y al hacerlo suprimió nombres y eliminó partes del texto que consideraba comprometedoras para el entorno de sus familiares y amigos. Con este argumento participó también de la quema de las memorias que Byron escribió hasta el final de sus días con la idea de que fueran conocidas después de su muerte. Esta es una pérdida irreparable, pero no ha sido así para los nombres omitidos en los diarios. La mayoría fueron restituidos gracias al impresionante trabajo de Leslie A. Marchand que editó las cartas y los diarios entre 1973 y 1982. Hizo también otro aporte fundamental: Byron, que era políglota y un enorme lector, escribía jugando todo el tiempo con las palabras de otros escritores. Marchand estableció las referencias de sus citas. Lorenzo Luengo destaca esta labor y la continúa en su edición que por primera vez publica los diarios solos.
La esencia de la personalidad de Byron “es la contradicción”, dice Luengo y cita una carta enviada a John Murray en mayo 1817: “Las opiniones están para que las cambiemos, ¿o cómo, si no, podemos alcanzar la verdad?” La increíble versatilidad, la permanente disposición para abrir caminos mientras escribe reflejadas en estos diarios señalan a Byron como un antecedente insoslayable de las actitudes del escritor disidente de los siglos XIX y XX y de sus reflexiones sobre la escritura.
DIARIOS, de Lord Byron. Traducción, introducción y notas de Lorenzo Luengo. Galaxia Gutenberg, 2018. Barcelona, 382 págs.
