Pensar viejas y nuevas ideas
El argentino-español Jorge Alemán -psicoanalista lacaniano- cree que el futuro podría no ser capitalista.
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El capitalismo parece, visto desde dentro, inclusive con una mirada culta y profunda, capaz de seguir reinventándose hasta el infinito. Hasta un anticapitalista, como lo es el psicoanalista lacaniano, poeta y escritor Jorge Alemán (Buenos Aires, 1951; radicado en España desde 1976) escribe en Capitalismo: Crimen perfecto o emancipación que el capitalismo “parece no permitir salida alguna”. No obstante, casi de inmediato, propone: “Sin embargo, conviene recordar que el capitalismo no constituye una realidad eterna, necesaria y cuasi natural, en la cual la condición humana sería su realización o su último escalón”. Se esté a favor o en contra del sistema, debe asumirse que, en palabras de Alemán, “el capitalismo es contingente e histórico”. En otras palabras: del mismo modo que si trajésemos a un hombre medieval al siglo XXI no entendería cómo es eso de que ya no hay feudalismo, un humano actual, por culto que fuera, trasladado mil años adelante, pudiera hallar un sistema económico y social muy diferente al de hoy. Cayó Babilonia, cayó Roma... también el capitalismo pudiera dejar de ser.
Hacia otro orden
Las izquierdas se juegan la vida en construir un discurso claro, pero a la vez sólido y profundo, para dialogar, incluida la escucha que el diálogo implica, con la gente común (sin excluir a los conservadores y liberales honestos, que de seguro son la mayoría). Y al centro y a las derechas civilizadas les va también la vida en entrar en esa conversación, cuando en el párrafo precedente se topó con la hipótesis de viajar mil años hacia el futuro, al lector lúcido. De izquierda, centro o derecha, le vino a la mente la crisis ecológica, así como también la alienación de esta sociedad en que vivimos, que invita al hombre a autoexprimirse día a día, en procura de un plus de goce, pero también de un plus de rendimiento, que le son más temprano que tarde inalcanzables y fatales. Al paso que llevamos, muchos temen —y no sin razones— que la especie humana esté cerca de la extinción o de la barbarie.
Por su compleja terminología, el lector no hallará en los ensayos de Jorge Alemán donde ha de buscarse tal discurso: el hombre común no conoce a Lacan, Heidegger, Gramsci o Alain Badiou. No obstante, los teóricos de izquierdas deberían leer a este pensador, porque logra salirse del determinismo mecánico y metafísico sobre la marcha de la historia que postulan ciertas visiones “marxistas”. Al duelo por la revolución necesaria que iba a ser pero no fue, Alemán contrapone la observación lúcida de una realidad contingente y no predeterminada, para ayudar en la búsqueda/construcción de las brechas que den paso a otro orden, todavía indefinible, pero más libre y sano que el actual.
Neoliberalismo
El pobre siempre ha tenido que trabajar de más para sobrevivir, sin avergonzarse ni enorgullecerse demasiado por ello. El discurso neoliberal introduce algo nuevo: el individuo se presta voluntaria y placenteramente al juego, porque al verse como “empresario de sí mismo” no se identifica como víctima del sistema, que deja de ser externo y pasa a formar parte de la subjetividad. Así, los capitalistas pasamos a ser todos y cada uno. Cuando se es o se desea ser “empresario de sí mismo”, cuando se goza los niveles de producción, competitividad y éxito que se va alcanzando, uno se vuelve pilar del sistema, aunque luego lo pague con la salud física y mental. No basta con ser explotado, ni saber que uno lo es, para querer emanciparse; es necesario querer dejar de ser explotado. Y aunque, como escribe el mismo Alemán, todavía no pueda concebirse ni nombrarse esa vida mejor que tal vez sustituya un día lo presente, insistir en desearla es un factor político de primer orden.
Lo nacional y popular
Una de las apuestas clave de Alemán es separar los conceptos de populismo y demagogia. Calificar a un líder o a un movimiento de “populista” tiene un matiz despectivo, tanto en boca de los liberales extremos como en las de muchos dirigentes y teóricos de izquierda y centro izquierda. Sin embargo, rescatar para la política el valor de lo nacional y lo popular, es parte importantísima en la tarea de rescatar el concepto mismo de la política, como dimensión en la que es posible la emancipación humana y la superación de las presentes encrucijadas de nuestra especie. Política no es ese espectáculo que los medios ofrecen, esa competencia en la que un buen asesor de imagen rinde más votos que un buen programa. Del mismo modo, xenofobia, violencia, culto al caudillo, no son síntomas populistas, sino resabios de fascismo.
La post pandemia
Pandemia y pandemónium son dos términos que comienzan con el prefijo griego pan (todo). El Coronavirus se lleva por delante a todo tipo de gente, y asusta a todos, provocando un lío de todos los demonios, que desestructura los supuestos y rutinas que se tenía por obvios e inamovibles. Pero Alemán, lúcido, se da cuenta de dos cosas: la primera, que los más pobres lo llevan peor en medio a este desquicio, y la segunda, complementaria, que esta situación posibilita y hasta obliga a pensar en la política pos pandemia con osadía. De eso se trata Pademónium, que recoge sus reflexiones del confinamiento de 2020. Lo fértil y a la vez riesgoso, en el mejor sentido, de este breve libro, es insistir en que la pandemia puede llevarnos a un cambio de paradigmas que nos permita repensar la sociedad... pero que ello no es obligatorio y dependerá de cómo se muevan en el tablero los agentes de cambio, de qué alianzas construyan, de cuán lúcidos se atrevan a ser en la construcción de una hegemonía para el cambio, sin mesianismos, verdades absolutas ni sistemas definitivos.
En suma, dos libros de lectura ardua, pero fermental, a la hora de pensar el futuro de nuestras sociedades.
CAPITALISMO (CRIMEN PERFECTO O EMANCIPACIÓN), de Jorge Alemán. NED Ediciones, 2019. Barcelona, 192 págs.
PANDEMÓNIUM (NOTAS COBRE EL DESASTRE), de Jorge Alemán. NED Ediciones, 2020. Barcelona, 80 págs.