El joven que imaginó el Quijote

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Cuando le ofrecieron al cervantista José Manuel Lucía Megías escribir una biografía de Miguel de Cervantes, se puso como meta rescatar al hombre, al joven que fue antes de ser escritor, y esquivar los mitos.

EN EL marco de los 400 años de la muerte de Cervantes, acaba de lanzarse La juventud de Cervantes: Una vida en construcción (Madrid, EDAF), la primera parte de la nueva biografía del autor del Quijote escrita por José Manuel Lucía Megías, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Presidente de Honor de la Asociación de Cervantistas y también poeta. Conversó a propósito de la presentación de este libro en Montevideo el pasado mes de mayo.

MÁS ALLÁ DEL MITO.

—¿Hay algo nuevo que decir sobre la juventud de Cervantes?

—En todas las biografías que conozco, las que se han publicado antes o después de La juventud de Cervantes, le dedican muy poco espacio a estos primeros 33 años de la vida de Cervantes, a esta que he llamado "vida en construcción". La escasez de datos documentales y el hecho de que fueran pocas las obras literarias que escribiera en estos años pueden explicar este hecho. Pero sí que se puede decir mucho de la juventud de Cervantes si la analizamos no como una juventud excepcional sino como todo lo contrario. Al situar al joven Cervantes en su época, he podido desentrañar cuál ha sido su primer trabajo en Madrid, su participación real en la batalla de Lepanto o las razones de sus intentos de fuga. Sin olvidarme tampoco de los mitos e historias que se han ido creando en estos 400 años debido a la falta de datos históricos. Como biógrafo de Cervantes me interesa tanto la persona que vivió desde 1547 a 1616, pero también el personaje que él supo crear en sus obras y el mito que se ha ido consolidando en estos siglos.

—¿Cómo concibes el género biografía? ¿Cuánto se apega a lo documentado y cuánto necesita de imaginación?

—La biografía es un relato, que se mueve entre lo que conocemos de una vida particular y el contexto histórico, económico, político o cultural en que se fraguó. Un relato que, ante todo, debe ser honesto. Ahora que me he adentrado un poco más en el tema, me he dado cuenta que algunas de las hipótesis sobre Cervantes que se repiten en muchas biografías (sus deseos literarios juveniles, su participación heroica en Lepanto, su demostrada valentía durante el cautiverio de Argel), son hipótesis nacidas en el siglo XIX y que se presentan como propias en muchas biografías actuales. En La juventud de Cervantes me he divertido mucho realizando un trabajo detectivesco —que no es más que el método filológico— de buscar el origen de una determinada teoría, el primer biógrafo que la formuló y cómo ha sido transformada en el tiempo. Como todo estudio científico, creo que es justo que hagamos un homenaje a nuestros predecesores, a todos aquellos que nos ayudaron a seguir avanzando en el conocimiento.

—¿Por qué han sido tan dispares las biografías sobre Cervantes? Han proliferado incluso las muy fantasiosas.

—La escasez de documentos sobre la vida personal, cotidiana de Cervantes y la enorme cantidad de datos que aparecen en sus obras han dado lugar a que se tomen como históricas estas últimas, cuando no son más que recreaciones literarias. Quizás de origen biográfico, ¿por qué no?, pero ofrecidas para crear un "Cervantes personaje". Sobre esta base, sobre todo a partir de mediados del siglo XIX y la guerra de Marruecos en España, cuando ya se había consolidado el mito de Cervantes como un genio literario universal, se va a crear una "glorificación" militar de Cervantes, una "vida heroica y ejemplar", que tendrá a su último representante en Luis Astrana Marín y su biografía publicada entre 1948 y 1958 (los primeros decenios de la dictadura franquista, no se olvide). De este modo, se han escrito (y todavía hoy se escriben) biografías que se acercan más al mito que al hombre Cervantes, con lo que pueden leerse páginas muy dispares, una imagen muy diferente de nuestro autor y de su posición en la época. Dicho de otra manera, muchas de las biografías que hoy pueden leerse están escritas desde la finalidad de explicar cómo fue la vida del autor que ha "inventado" la novela moderna, el más reconocido escritor en español, es decir el mito Cervantes, alejándose del hombre Cervantes, el que podremos rescatar si lo situamos en esa época fascinante que fueron los Siglos de Oro.

CONSTRUCCIÓN DEL PERSONAJE.

—¿Cuál es tu hipótesis sobre el motivo de que se sepa relativamente poco sobre Cervantes?

—De Miguel de Cervantes conservamos muy poca documentación. Tan solo documentación profesional, administrativa. Lo que tampoco debe extrañarnos, pues es seguramente lo que pase con nosotros con el paso de los años, que solo se tenga noticia nuestra a partir de la documentación que se conserva en archivos o bases de datos: partidas de nacimiento y de muerte, testamentos, documentos sobre nuestro trabajo, la petición de una hipoteca, una multa de tráfico, etc. Esto es lo que conservamos de Cervantes: su partida de bautismo, sus deseos documentados de conseguir una "merced" en la corte, la vida administrativa de sus obras literarias y todo aquello que tiene que ver con su oficio de soldado en los tercios italianos o como recaudador de impuestos en Andalucía. Poco o nada sabemos de lo que pensaba, de lo que sentía, de lo que sufría o por lo que se alegraba. Como Lope y otros autores, seguramente Cervantes escribió cientos de cartas durante su vida donde daba cuenta de estos y otros detalles de su vida cotidiana. Pero frente a lo que sucede con Lope, de Cervantes no hemos conservado nada. Ni una sola. De ahí que solo lo que podemos intuir en sus obras nos permite o ha permitido a muchos biógrafos suplir esta carencia. Por ejemplo, las lágrimas que vierte un protagonista cuando llega a las costas de Argel al ser hecho cautivo, hace pensar a muchos que así llegó Cervantes a Argel. Pero ¿fue realmente así? ¿No es acaso una particular imagen que quiere darnos para la construcción de su personaje Cervantes, ese que le permitiera mejorar su posición en la corte? Realmente, es fascinante, una verdadera aventura caballeresca adentrarse en una investigación siguiendo la senda de un genio como Cervantes, de un genio como hombre, pero también como personaje y como mito.

—¿A qué público le puede interesar La juventud de Cervantes? ¿Pensaste al escribir en la comunidad académica o priorizaste el acercamiento del lector aficionado?

—Es curioso lo que ha sucedido con mi biografía de Cervantes, pues también se puede hablar de una biografía en construcción. Te cuento los detalles de su nacimiento para que puedas comprender lo fascinante del viaje. La biografía nace de un encargo editorial, pues la editorial EDAF quería contar con una vida de Cervantes para el 2016. Acepté el encargo con una condición: no creía posible avanzar más allá de lo realizado por Jean Canavaggio, Alfredo Alvar o Jorge García López, los tres últimos biógrafos de Cervantes, pero sí ahondar en los datos sobre la época. Mi idea era, a partir de los documentos cervantinos conservados, ahondar en los Siglos de Oro como telón de fondo para poder comprender mejor a Cervantes, al Cervantes hombre. Y aquí se inicia la aventura: comienzo a leer los documentos y me doy cuenta que las fuentes utilizadas para esta primera época, sobre todo las conocidas como "Informaciones de Madrid y de Argel", son documentos escritos por el propio Cervantes o por su padre para dar una determinada imagen de su hijo. A partir de este momento, comienza mi investigación, desmontando las fuentes documentales y situando a Cervantes en su momento. Y de ahí comenzó también la necesidad por el acopio de materiales, de plantear la biografía de Cervantes no como una unidad, como hasta ahora se ha hecho, como si desde niño tuviera claro su futuro como escritor (el mítico "genio creador"), sino dividida en tres partes: la juventud de Cervantes (una vida en construcción), la madurez (en el laberinto de la corte) y la vejez (una vida de papel). Pero lo que sí tuve claro desde un principio fue que la biografía debía estar escrita para llegar al mayor número de personas interesadas, acompañada de cientos de imágenes para hacer accesible, comprensible, cercana una época que, normalmente, siempre se explica de una manera muy complicada. Me siento muy afortunado por haber emprendido esta aventura que, sinceramente, no sé a dónde me va a llevar.

—¿Por qué crees que Cervantes y su obra siguen interesando?

—Por lo que tienen de mítico. El mito del genio creador y el mito universal de su personaje Don Quijote, convertido en un modelo de vida tan necesario en nuestro tiempo. Ser un "Quijote" ha pasado de ser un insulto a ser considerado un valor positivo, alguien que antepone los deseos de mejorar la sociedad y su entorno por encima de sus intereses personales. Pero en este año 2016 en que recordamos los 400 años de la muerte de Cervantes debemos hacer un esfuerzo para deslindar al autor de su personaje Don Quijote, y volver al Cervantes autor, al Cervantes pensador. En su obra todavía podemos encontrar enseñanzas y modelos de vida que dan respuestas a los desafíos de nuestro siglo XXI. Para mí hay una frase que destaco del Quijote por encima de todas: "Yo sé quien soy". Es un grito de guerra que nos sitúa en el centro del mundo. Don Quijote sabía quién era. Cervantes, seguramente, sabía quién era. ¿Y nosotros lo sabemos? Ésta es la cuestión.

—¿Cómo explicarías al público lector de El País Cultural qué es un "cervantista"?

—Un cervantista es un investigador de la vida y de la obra de Cervantes, tanto de su creación y fuente como de su recepción. No hay que confundir con "cervantófilo", que es el coleccionista de obra de Cervantes, o con "cervantino", que es aquella persona, paraje o tiempo que se asemeja o intenta imitar a Cervantes. Miguel de Cervantes es un autor singular: no ha habido nadie en la literatura universal que haya sido capaz de convocar a tal cantidad y calidad de estudiosos alrededor de su obra. Yo me siento muy orgulloso de formar parte de esta gran familia reunida en la Asociación de Cervantistas, fundada hace casi 30 años. Una gran familia de más de 400 socios repartidos por todo el mundo, de la que soy Presidente de Honor.

UN JOVEN MÁS.

—¿Qué es lo que más te gusta del Cervantes joven que reconstruyes en tu libro? ¿Puede decirse con algún asidero que Cervantes fue, además de un gran escritor, un gran hombre, o al menos, un hombre interesante?

—Lo que más me gusta del Cervantes joven es que es un joven más dentro de una época excepcional. Al estudiar, al ver cómo se va buscando la vida, cómo va construyéndose en todas las posibilidades que le ofrecía la época (secretario, soldado, funcionario…) no me cabe ninguna duda que era una persona llena de vitalidad, de ganas de comerse el mundo, de una gran ambición. No debía dejar indiferente a nadie que se cruzara con él. Su ingenio tenía que ser una de sus armas, una de las claves de sus oportunidades. Un ingenio que luego lo veremos derramarse en sus obras con una riqueza que nos sigue admirando. Sin esa última vida en papel (pensemos que la mayor parte de su obra fue publicada en los últimos tres años de su vida), nada nos haría recordar a Cervantes 400 años después de su muerte. Era un hombre normal en una época excepcional. Fue un escritor excepcional en una época que conocemos como los Siglos de Oro, precisamente por la enorme cantidad de genios —literatos, pintores, escultores, arquitectos— que se dieron cita por aquellos años. Y sobre todos ellos, brilla con luz propia Miguel de Cervantes. Ahora más que nunca.

EL ENTREVISTADO: José Manuel Lucía Megías es Catedrático de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid y Presidente de Honor de la Asociación de Cervantistas, especialista en crítica textual románica, literatura caballeresca e iconografía sobre el Quijote, cuestiones sobre las que ha publicado diversos libros y ediciones críticas. Es director del Banco de imágenes del Quijote: 1605-1905. También ha publicado ocho libros de poesía entre los que destacan Libros de horas (2000) y Tríptico (2009).


RECUADRO

MONTEVIDEO CERVANTINO

—¿QUÉ VÍNCULOS te unen al Río de la Plata? Ya eres un visitante frecuente…

—Desde el 2004 asisto a los festivales cervantinos que se realizan en la ciudad argentina de Azul, en el corazón de la provincia de Buenos Aires, que en el 2007 fue declarada ciudad cervantina de la Argentina. He podido conocer la enorme labor que para potenciar el cervantismo se está haciendo en Montevideo desde la Universidad de la República. Por otro lado, desde hace unos años he sido partícipe de la puesta en valor de la Biblioteca cervantina Xalambrí de la Universidad de Montevideo, una de las bibliotecas privadas cervantinas más importantes de todo el mundo. Y, claro está, siendo presidente de la Asociación de Cervantistas, apoyé el nombramiento de Montevideo como Ciudad Cervantina. No sé si se puede decir que soy un visitante frecuente… pero espero poder seguir siéndolo en los próximos años.

—¿Qué tiene Montevideo para potenciar como Ciudad Cervantina ?

—Los nombramientos de "ciudad cervantina" no solo quieren dar carta de identidad a los espacios que están vinculados directamente a la vida o a la obra de Cervantes (Alcalá de Henares, Esquivias, Toledo, Valladolid, Toboso, Argamasilla de Alba…), sino también poner en evidencia espacios que, con el tiempo, se han hecho merecedores de este título con la mirada puesta en el futuro. La colección cervantina de Arturo Xalamabrí pero también el barrio cervantino de Larrañaga, cuyas calles llevan los nombres de los personajes de Cervantes, el florecido deseo de convertir el cervantismo y los estudios de los Siglos de Oro en una de las líneas maestras de su educación… El festival cervantino de este año en Montevideo será la primera piedra para construir una nueva forma de entender la difusión de Montevideo en el mundo como una ciudad llena de valores.

Miguel de Cervantes Saavedra. Dibujo de Ombú
Miguel de Cervantes Saavedra. Dibujo de Ombú
José Manuel Lucía Megías
José Manuel Lucía Megías
La Juventud de Cervantes: Una vida en construcción.
La Juventud de Cervantes: Una vida en construcción.

NUEVA BIOGRAFÍA DE CERVANTESMaría de los Ángeles González

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