por Juan de Marsilio
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El salteño Leonardo Garet (1949) además de poeta, narrador, crítico y docente, es un muy buen viajero, y lo muestra en El sabor de los viajes. Mientras el mero turista cosecha un tesoro de fotos — como si fueran memoria— el viajero de veras atesora recuerdos que, a pesar del tiempo que trae el olvido de los detalles, lo siguen enriqueciendo en su identidad, como si el viaje todavía continuase en un sentido existencial y poético, comunicable al lector sensible. Incluso si nunca ha pisado la comarca que el poeta evoca. Dice Garet en la apertura del libro:
“Ya he perdido las fechas exactas de cualquiera de estos viajes y me queda de ellos apenas un sabor. Los recuerdos se me van volviendo casi incomunicables. Los puede salvar una intuición poética.”
Esta intuición no es sólo del autor, sino que también se le pide al lector, que a su modo viaja por lo menos de tres maneras: presenciando el recuerdo de un viaje ajeno y tratando de imaginarlo, comparándolo con su propio viaje a esa misma comarca, en caso de haberla visitado, y recordando sus propias experiencias de viaje.
Lector antes que escritor, en Garet el viaje no es sólo geográfico sino temporal, pues se le hace imposible no viajar a los paisajes leídos en las epopeyas o los libros de historia. En sus palabras:
“Los visitantes podemos ver el pasado, vemos persas y no iraníes, persas y no musulmanes, vemos el ajetreo de los carros y no el descampado de Persépolis.”
La visión del pasado no edulcora ni vela el presente: ama Irán, pero le duele la opresión de la mujer iraní, admira la India, pero le duele su miseria.
No es Garet el primer escritor que usa el viaje como metáfora de la vida, pero es oportuno al recordar que el objetivo del viaje, nunca alcanzado del todo, es encontrarse a uno mismo. Hallazgo siempre incompleto porque mientras se vive se está viajando: “Hay una inconfesable esperanza de encontrarnos con quien somos en un viaje. Cuanto más lejano sea el lugar visitado, la aspiración es más punzante.”
El volumen presenta una sola errata, poco grave. Las ilustraciones de Mario Perillo en cubierta e interiores lo convierten, en sintonía con su valor literario, en un bello objeto gráfico.
EL SABOR DE LOS VIAJES, de Leonardo Garet (ilustraciones de cubierta e interiores de Mario Perillo). Publicaciones la Casa del Río, 2024. Salto, 96 págs.