Su última novela
A partir de una anécdota simple, el premiado escritor francés David Foenkinos logra una buena novela.
David Foenkinos (París, 1974) es de hacer apuestas. En ocasiones le resultaron de alto impacto mediático: el fogonazo creativo de Charlotte pegó fuerte en 2015. Era la historia de una pintora gaseada en Auschwitz, cursando un embarazo y con varias tragedias detrás; Foenkinos decidió contarla como una biografía novelada con la estructura visual de un largo poema en prosa, detalle que le sumó singularidad. En La familia Martin la estrategia es menos pretenciosa y más oblicua.
La anécdota es simple: un escritor aburrido con sus personajes se impone la consigna insólita de salir a la calle y escribir la vida de la primera persona que se le cruce. Para empezar, confía bastante en su poder de persuasión, lo cual ya es decir bastante de cualquier escritor. La persona resulta ser Madeleine Tricot, una anciana viuda con principio de Alzhéimer, pero que recuerda muy bien al “gran amor de su vida” (que obviamente no fue su esposo), y madre de dos mujeres: Valérie, casada con un hombre a punto de perder el empleo y con dos problemáticos hijos adolescentes; y Stéphanie, la oveja negra emocional que vive en el exterior.
Lo que sostiene el relato, sin embargo, no son los avatares de estos personajes, a la vez atractivos y banales, que se van resolviendo de a uno. El pilar de La familia Martin está en sus entrelíneas didácticas, en su generoso proceso de metaescritura, con el que se podría incluso formular un decálogo. Entre otros piques, Foenkinos sugiere: considerar que toda vida humana es escribible y por tanto conviene al escritor no dejar de observar a su alrededor, no agotar el manantial de la escritura por beberlo rápido, prestar atención a las tramas y personajes secundarios, desarrollar el arte de la paciencia y el sentido de la oportunidad, desconfiar de lo fácil, aceptar que cuando elegimos una historia desechamos las demás, insertar líneas de fuga (en este caso la evocada figura de Karl Lagerfeld), etc.
Ante la pregunta de si esta apuesta le salió bien, la respuesta inmediata es que sí. El libro se lee ágilmente, tiene picos moderados de tensión y está bien escrito. La prueba del espesor sale un poco más floja: Foenkinos no arriesga meterse en profundidades; lo suyo es lo bienpensante y tranquilizador, el riesgo controlado. El decálogo ahí comienza a parecerse a un manual y ya no es tan prometedor.
LA FAMILIA MARTIN, de David Foenkinos. Alfaguara, 2021. Tr. de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García. Montevideo, 205 págs.