Dos novelas del español
Las dos últimas novelas de Javier Cercas, Terra Alta e Independencia, tienen varios puntos en común, entre ellos el crimen.
Terra Alta inaugura una etapa en la narrativa de Javier Cercas (n. 1962, Ibahernando, España), quien declara en distintas entrevistas que, luego de la publicación de El monarca de las sombras en 2017, la transformación era inevitable para no caer en la repetición, el mayor riesgo al que puede sucumbir un escritor. Cercas opina mucho sobre su propia obra: contesta de buen grado las preguntas de la prensa, explica, sugiere y orienta la lectura de sus libros. Jerarquizó en su momento El monarca de las sombras como el libro que siempre había querido escribir, presentándolo como la contracara de Soldados de Salamina (2001) y, por lo tanto, el cierre de un ciclo que se había iniciado con la búsqueda del soldado republicano que salvó la vida al falangista Sánchez Maza y concluía con el rescate de Manuel Mena, el héroe familiar que murió combatiendo en el bando equivocado. La Guerra Civil y sus resabios eran los pilares de sus novelas publicadas entre 2001 y 2017.
No se puede decir que Terra Alta abandone por completo las referencias guerracivilistas: el paraje de la provincia de Tarragona que da nombre a la novela fue escenario de la atroz batalla del Ebro. Hay más vínculos con la Guerra Civil, pero conviene no revelarlos. Las referencias a sus huellas atraviesan la historia. “Aquí nunca pasa nada” es la advertencia que recibe el protagonista cuando llega y, más adelante, descubrirá que “los viejos no hablan de otra cosa. Parece que en Terra Alta no haya pasado nada en los últimos ochenta años”. Sin embargo, el crimen con el que se inicia la novela volverá a sacudir a esa tierra aletargada.
Claves del policial
La primera gran diferencia entre Terra Alta y las anteriores novelas de Cercas se aprecia desde el inicio, en la opción por el narrador en tercera persona, cuando el lector habituado espera que aparezca ese personaje cuyo nombre coincide con el del autor. En el segundo capítulo, sin embargo, la desconfianza desaparece frente a la contundencia de la presentación del protagonista: Melchor Marín.
Terra Alta se inicia como novela negra: un crimen que impresiona por su crueldad; una serie de sospechosos que se irán descartando, o no; una investigación que en determinado momento parece arribar a un punto muerto y, finalmente, la resolución del caso, que llega gracias a la tenacidad y la perspicacia de Melchor Marín. Este joven policía ha sido enviado a la Terra Alta para ponerlo a salvo de una posible represalia yihadista, por el papel fundamental que jugó en el atentado de Cambrils.
Es fundamental considerar a Terra Alta desde una clave que Cercas advierte en su libro El punto ciego (2015), sobre el tipo de novelas que concibe: “En algún momento de su desarrollo se formula una pregunta, y el resto de la novela consiste, de una forma más o menos visible o secreta, en un intento de responderla, hasta que al final la respuesta es que no hay respuesta”. El enigma profundo de Terra Alta no es la búsqueda de un asesino. Si bien Melchor Marín cumple con su tarea, ha descubierto a los culpables y el móvil del crimen, hay algo no resuelto en el personaje, en su historia y en sus cuestionamientos éticos.
Lecturas y redenciones
Melchor Marín, como el Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán —para citar un ilustre y familiar antecesor del policial hispano—, es ante todo un lector. No es un policía que lee, sino un lector devenido en policía. Antes ha estado preso, tras trece años de ilegalidades. En la cárcel conoció a otro preso, apodado el Francés, cuya avidez por la lectura lo sorprende. El Francés lee como mecanismo de evasión, para olvidarse del agujero en el que está metido, y se encarga de la biblioteca de la cárcel.
En esa biblioteca Melchor se encuentra por primera vez con Los miserables de Víctor Hugo y, cuando termina de leerla, tiene la convicción de que ya no es la misma persona y que se ha producido en él un cambio definitivo. Melchor se reconoce a sí mismo en su propia complejidad: se siente tan maltratado e incomprendido como Jean Valjean, pero a la vez vislumbra la posibilidad de redención. Su modelo de conversión no será el virtuoso señor Magdalena, con el cual le resulta imposible identificarse, sino Javert. En ese personaje que hace del cumplimiento de la ley una obsesión, Melchor descubre un modelo. No quiere olvidar su pasado, ni perdonar y empezar de cero, sino encauzar su odio y su sufrimiento en una desesperada búsqueda de la justicia, que no siempre va de la mano con la legalidad. Es la profundidad del personaje, la relación no resuelta con su pasado y su particular concepción de la justicia lo que hizo posible una continuación de Terra Alta, que llegó en 2021 con Independencia.
Una vuelta de tuerca
Este segundo libro se ubica en un futuro cercano, lo que justifica que, habiendo pasado un tiempo desde los hechos narrados en Terra Alta, la vida de Melchor Marín haya recuperado cierta rutina y el dolor anterior se haya templado. Como contracara, las obsesiones que perduran en el protagonista son las que inevitablemente tendrá que enfrentar, y el caso que le asignan le dará la oportunidad de hacerlo. El delito en torno al cual gira Independencia es el chantaje a la alcaldesa de Barcelona, que está siendo amenazada con la divulgación de un video sexual.
Reaparece el Cercas anterior a Terra Alta, citando el nombre del autor, por ejemplo. También hay un juego de ficciones que remite inevitablemente a El Quijote: varios personajes de Independencia han leído o han escuchado hablar de una novela llamada Terra Alta y conocen la historia de Melchor Marín. El joven policía —al igual que don Quijote— se entera en un momento que su historia ha sido contada por un tal Javier Cercas, situación particularmente inconveniente si se toma en cuenta que la identidad de Melchor Marín como “el héroe de Cambrils” debería permanecer oculta. Por eso la insistencia del protagonista en remarcar que no ha leído la novela, pero que, según sabe, todo lo que se cuenta en ella es mentira.
Los manejos del poder económico y político se hacen más evidentes en Independencia. Como consecuencia, el lector experimenta la sensación de impotencia que surge de reconocer los límites de la justicia. También en Independencia el personaje parece solucionar algunos cuestionamientos éticos, pero estos se proyectan al lector, a quien toca enfrentar su propio concepto de justicia y de legitimidad de la venganza.
TERRA ALTA, de Javier Cercas. Planeta, 2019. Barcelona, 384 págs.
INDEPENDENCIA, de Javier Cercas. Tusquets, 2021. Barcelona, 400 págs.