El Borges oral

Jorge Luis Borges y sus conferencias: el lado oscuro del genio de las letras queda en evidencia

En sus intenciones aparece el autor más crudo, y más auténticamente Borges

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Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges
(Archivo)

por José Arenas
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No es difícil adivinarse asistiendo a las clases y conferencias de Jorge Luis Borges. Desde hace algún tiempo circulan en internet las grabaciones de las charlas que el escritor argentino dio en la UBA, en Texas o Cambridge, entre otros lugares, sobre temas de su predilección: los celtas, la literatura fantástica, el tango, el Ulises de Joyce, el Quijote y otros desvelos.

Algunas de estas conferencias específicas han salido publicadas en diversas compilaciones: Borges Profesor, del año 2000, con las clases que dio en la UBA sobre literatura inglesa en 1966, El tango (2016) en el que se desgraban cuatro conferencias que el autor diera en Barcelona acerca de los orígenes y personajes de la música argentina, o bien Ese oficio del verso (2019), seis conferencias que Borges diera en la Universidad de Harvard entre los años 1967 y 1968 acerca de algunos conceptos propios sobre la composición poética aplicado a creadores de su preferencia. Lo cierto es que el “Borges oral” del que habla Alan Pauls en su libro El factor Borges es irrefutable; uno de los escritores más importantes del mundo es, también, uno de los más mentados por su oralidad, ya fuera en clases, charlas o entrevistas.

Profesor Borges. El Curso de literatura argentina es una transcripción de una serie de clases que diera Jorge Luis Borges en la Universidad de Michigan en 1967. Las notas, el prólogo y la edición están a cargo de Nicolás Helft.

En estas clases Borges pinta un caprichoso y brillante panorama de la literatura de su país ante una serie de alumnos estadounidenses. Se ve un origen de la patria que el autor argentino comenta a su antojo considerando a la historia como otra ficción. De hecho el friso que Borges hará de la patria vendrá de oídas, de historias referidas por su abuela, la viuda de Francisco Borges, por su madre o su padre. Desde el inicio del curso uno sabe que estará, no ante la historia, sino ante la historia de la argentina borgeana. Entre escritores fundamentales como José Hernández o Leopoldo Lugones, aparecerán los versos sencillos y casi olvidados de Almafuerte, quien fuera amigo de su familia igual que Evaristo Carriego. Puede decirse que la historia literaria que Borges creará, será una historia sentimental y personal. El último de los autores comentados es Ricardo Güiraldes, amigo querido de la familia Borges a quienes, antes de partir a París —y morir en el viaje— el autor les legara su guitarra. Los gestos de la bondad entre caballeros también parecen ser una tarjeta de pase para el Parnaso literario del autor de “Fundación mítica de Buenos Aires”.

Para entrar en ritmo con Borges en sus comentarios sobre las obras elegidas, hay que entender algunas cosas que, lejos de ser críticas, son aquellas claves que hacen que Borges sea Borges. Una de ellas es que el autor buscará validar la literatura argentina en los autores europeos o norteamericanos, no solo porque es de ahí de donde puede rastrearse la raíz de la creación literaria latinoamericana, sino por el indisimulable fervor de Borges por la cultura del Norte. Cabe recordar que el autor argentino pasó su adolescencia en Suiza y otros países de Europa, y que recién viene a encontrarse con su condición argentina en 1921, cuando vuelve de España con sus ideas ultraístas.

Borges busca al gaucho en un poema de Walt Whitman, rastrea a Victor Hugo en el entretejido de los versos sencillos de Almafuerte, valida la historia argentina en los dichos del francés Paul Groussac o en su genealogía inglesa, donde las anécdotas de su padre y su abuela tienen tanto peso en la historia inicial de la República Argentina como la que pueda escribir Mariano Moreno. Más allá de considerar que “la historia de la República Argentina y del Uruguay son esencialmente la misma”.

Como toda lógica del ser argentino en Borges, la selección de autores es antojadiza aunque sigue un patrón histórico (sui generis). Hará un desfile de comentarios donde lo que sucede detrás siempre es lo más jugoso. Claro que estas clases no servían a un norteamericano u otro extranjero para tener un conocimiento cabal de qué era Facundo, o sobre Sarmiento y Juan Manuel de Rosas. Nadie saldría erudito en Lugones pero sí de los gustos personajes del autor, o la relación que ambos tuvieron en cordial reconocimiento literario. Lo importante son los conceptos que Borges crea a partir de cada una de las obras.

Del Martín Fierro, uno de los libros a los que dedica dos clases, sale su intención de hacer una radiografía épica de la historia argentina. El argumento importa menos que la construcción de arquetipos actantes en un devenir de rapsodia: el indio, el gaucho, la cautiva, el ejército, el negro, la tierra inhóspita del héroe caído. La historia de la gauchesca será importante para él porque es la historia del lenguaje más nítido y más original en la construcción de una patria. Por eso siempre remite a Bartolomé Hidalgo, Hilario Ascasubi o a Lussich. Ahí está el germen del gran personaje argentino.

 

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Jorge Luis Borges por Ombú
(Archivo)

El indulto de Borges. Hay una frase que se repite donde Borges podría haber dicho que a un poeta se lo debe juzgar por su mejor verso y no por el peor. Si esto es cierto, tiene sentido cómo Almafuerte, en el comentario borgeano, merece un reconocimiento en la historia literaria argentina, invita a sus alumnos a que lo estudien y lo analicen a pesar de advertir todo el tiempo que era un escritor menos que mediocre. Sin embargo, para Borges a un escritor lo forman sus circunstancias, no solo sus obras, como a Carriego o a Groussac. Ser hombres de genio los salvan de unas letras con defectos. Ser amigos, probablemente, también.

Este Curso de literatura argentina da cuenta de la forma en que Borges concebía la literatura. Alguien capaz de maravillarse con un hexámetro bien hecho y que podía perdonar al mismo autor tomos y tomos de mala poesía. También alguien capaz de ensañarse con una frase imprudente, despreciando kilómetros de buenas letras. Detrás de sus conferencias, en sus intenciones, se ve el más crudo de los Borges.

CURSO DE LITERATURA ARGENTINA, de Jorge Luis Borges. Edición, prólogo y notas de Nicolás Helft. Sudamericana, 2024. Buenos Aires, 284 págs.

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Jorge Luis Borges
(foto Andrés Fernández)

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