Violencia y literatura

La pelea Vargas Llosa-García Márquez y el puñetazo inolvidable, recreado por el peruano Jaime Bayly

De cuando los egos separaron a dos grandes de la literatura

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Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa cuando todavía eran amigos

por Ionatan Was
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Muchos uruguayos recordarán las entrevistas de Jaime Bayly. También que el peruano tenía la virtud de sonsacar los secretos mejor guardados a su interlocutor de turno. Cortado el ciclo televisivo, la gente un poco se olvidó de Bayly. Pero hace un tiempo volvió a sonar cuando un libro con su firma y con una foto sugerente apareció en los escaparates; la imagen muestra a los dos colosos del boom latinoamericano, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Ambos muy jóvenes, tomando un trago, posiblemente en un encuentro literario en Lima apenas publicada Cien años de soledad, cuando todo era sonrisas y abrazos.

Los genios no es una biografía completa, pues se ocupa de ese período fecundo donde ambos se conocieron, hasta la noche fatal de febrero del 1976 y alguna cosa más. Los genios tampoco es novela, aunque se le parece por toda la imaginación que tuvo que poner el autor para recrear diálogos y más, por adivinar qué pensaban y sentían los protagonistas. Aunque es una realidad que parece novela, por las vidas agitadas de uno y de otro cuando ya habían alcanzado la fama y el renombre universal.

Primero escritor. El peruano Jaime Bayly (Lima, 1965) no es un periodista devenido escritor. El Bayly escritor lo antecede, lleva treinta años de andanzas, incluso en sus primeros intentos fue apadrinado por el mismo Vargas Llosa. Así y todo, al empezar Los genios el lector atento podrá pensar que sí se trata de un novelista improvisado, o acaso un novelista que copia de mala forma a los maestros. Hay alguna tendencia inicial que lo corrobora: frases demasiado largas y difusas, reiteración de formas verbales, uso abusivo de la coma. Hasta un cierto descuido de la fonética que se percibe ya en el título.

Pero estas cuestiones de estilo en nada empañan lo importante, la hondura de la cosa. Bayly leyó a sus retratados, abreva de ellos, sin que esto signifique una mancha. Ya se nota en el primer capítulo, cuando se cuenta con lujo de detalles el momento de la piña —la noche fatal del 76—, en un teatro del D.F. mexicano. Eran “los genios”, los invitados de lujo para la proyección de un documental sobre el milagro uruguayo de la caída del avión en los Andes, sucedido cuatro años atrás. Vargas Llosa vio al colombiano y le lanzó el golpe, como hacía en sus tiempos de cadete en la escuela militar.

El primer capítulo indaga también en los momentos posteriores al golpe, las horas, los minutos. Vargas Llosa en una discusión con su pareja de entonces —y también prima— Patricia Llosa. Y García Márquez auxiliado por su mujer Mercedes Barcha y otros amigos, apoyando un filete crudo en la cabeza para frenar la hemorragia.

Hasta ahí la escena del comienzo. Todo lo que sigue en el libro es la historia de lo que pasó antes. Bayly usa el truco de anunciar primero el desenlace para luego desarrollar la trama precedente. La crónica no sigue una línea de tiempo muy estricta (y esto poco importa), sino que va y vuelve hasta nueve años atrás, cuando los escritores se vieron las caras por primera vez en el aeropuerto de una Caracas convulsionada.

Indómita debilidad. Bayly expone que la causa detrás de la piña no fue una sola, ni está claramente definida. Es como las ramas de un árbol que crecen y se ramifican una y otra vez. Por eso en el libro cualquier anécdota sirve para contar la siguiente (y por momentos disímil), y no faltará ocasión donde el lector se pregunte por dónde andan el peruano de Arequipa o el colombiano de Aracataca. Se suceden hechos, personajes y encuentros a un ritmo vertiginoso.

Para Vargas Llosa en particular hay un momento trascendental previo a la furia: cuando Patricia le dice “no te aguanto más”. Entonces deciden mudarse a Lima, en barco y con los tres hijos. Tras las estancias en París y Londres, vivieron en Barcelona los últimos años en el barrio de Sarriá, a menos de cien metros de donde vivían los García Márquez, Gabriel y Carmen, y sus hijos. Es que Mario sentía profunda admiración por Gabo, quien era algo mayor. Lo percibía como un oráculo literario, y hasta había escrito un larguísimo análisis de sus cuentos y novelas, García Márquez: historia de un deicidio. Previo al largo viaje de retorno, en el puerto catalán, se da el último encuentro amistoso entre los genios. Era la despedida total en el sentido más amplio de la palabra, aunque nadie lo sospechara ni de forma remota.

Además de Carmen y Patricia, muchas mujeres tienen su espacio en la doble semblanza. Para ambos escritores fueron musas inspiradoras; uno y otro tenían por ellas una indómita debilidad. García Márquez en Barranquilla había vivido en los altos de un burdel, mientras Carmen solía decir: “Yo sé que cuando Gabito se va de putas se va de putas, no me es infiel, sólo conversa con ellas. Gabito me lo cuenta todo. A veces hasta se enamora de ellas”. Mientras que Vargas Llosa tenía lo suyo en Lima, en Piura, o en Europa, relata Bayly.

Amor-odio. La pluma de Bayly se afina al correr del relato. Su imaginación siempre va un paso adelante para disecar aquellos mundos tan parecidos como disonantes. El lector se hará su propia fiesta, porque en el desfile de amistades de los escritores (muchas veces compartido) ve pasar a grandes maestros. Empezando por la agente Carmen Balcells, que hizo ricos a ambos además de convertirlos en escritores a tiempo completo. Luego por figuras como los Neruda, Picasso, Cortázar, William Faulkner y Joaquín Sabina, entre otros. También hay espacio (y anecdotario) para los uruguayos Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Cristina Peri Rossi.

Antes del puntillazo final, Bayly tiene la virtud —la delicadeza— de contar a medias. Entonces queda un eco, un rumor fatal rondando por alguna parte. Hay que leer con atención, mirar la letra chica, mientras se distorsionan hechos, versiones, o chocan los recuerdos de unos y de otro.

En resumen, Los genios cuenta la historia de amor y odio que en su momento dio vuelta al mundo, y del cual todavía se habla. Pero Los genios también es la obsesión delirante por la escritura. Es un camino de vértigo entre la pobreza y la fama, y ante todo, la intimidad nunca revelada de dos maestros sin igual.

LOS GENIOS, de Jaime Bayly. Galaxia Gutenberg, 2023. Barcelona, 238 págs.

JAIME BAYLY
Jaime Bayly

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