Novela
El Shakespeare creado por la novelista norirlandesa Maggie O'Farrell es otro, previo a la fama, intenso en sus amores, tristezas y desgracias.
Los hechos ocurrieron en la segunda mitad del siglo XVI en un pueblo cercano a Birmingham, a cuatro jornadas de Londres. El hijo de un comerciante de guantes recibe palizas de su padre, un hombre tramposo y mal tipo y, a pesar de que la vida familiar es un desastre, él es un muy aprovechado alumno de la grammar school de su pueblo. Cuando tiene dieciocho años embaraza a una vecina algo mayor, que es su alumna de latín; hay jaleo en ambas familias, pero al fin llegan a acuerdos y se casan: “un niño. Lo han hecho Agnes y él entre las manzanas de la despensa. ¿Cómo no van a casarse? Ahora, en estas circunstancias, es inevitable. (...) ¡Qué idea, qué cosa! Ese niño que Agnes lleva en el vientre. Lo cambiará todo, lo liberará de la vida que aborrece, del padre con el que no puede vivir, de la casa que no soporta más. Agnes y él levantarán el vuelo; otro hogar, otra parte, otra vida”.
El hijo del guantero, el maestro de latín, el enamorado de Agnes, tardará en liberarse. Además de la primera niña, tendrán mellizos. No está claro qué hizo durante esos primeros años, cuando se perdió de su pueblo. Hay quien dice se unió a una compañía viajera de comediantes. Que fue maestro rural. No se sabe. Parece que a la altura de la peste, 1596, ya estaba en Londres. Maggie O’Farrell dice que se fue a Londres a abrir una sucursal del negocio de guantes de su padre; mejor: que esa fue la disculpa para largarse de su pueblo. Cuando lo propuso, su madre dijo: “esa idea es una necedad de principio a fin. (...) ¿Cuándo has tenido tú el menor interés en su oficio? ¿Cuándo se ha visto que seas digno de semejante responsabilidad? ¡Londres nada menos! ¿No te acuerdas de cuando te mandamos a Charlecote a recoger unas pieles de ciervo y las perdiste en el camino de vuelta? ¿O cuando cambiaste una docena de guantes por un libro? ¿No te acuerdas? ¿Cómo podéis pensar siquiera, ni él ni tú, en abrir negocio en Londres? ¡Te comerán vivo en cuanto te pongan el ojo encima!”.
Y se va a Londres y trabaja en compañías de comedia. Y prospera. En alguna visita, Agnes “se da cuenta de que él la ha encontrado, de que se está adaptando a ella, de que ya la está viviendo: esa vida para la que estaba, ese trabajo para el que estaba preparado. Y sonríe desde la cama al verlo —tan alto, con el pecho expandido, la cara limpia de preocupaciones y de frustración—, al aspirar el aire satisfecho que desprende su marido”.
Y, no lo sabe, después de los años regresará a su pueblo, y tendrá propiedades y se le enfriará el amor con Agnes. Pero la historia que cuenta la señora O’Farrell ocurre mucho antes, cuando lo llaman de urgencia a su pueblo porque uno de los mellizos, la niña, está muy, muy enferma. Él casi vuela. Pero resulta que no muere la niña, sino Hamnet, el niño. Y la tristeza de la niña no tiene límites: “¡Cómo se dice, pregunta Judith a su madre, cuando una persona tenía un gemelo y ya no lo tiene? (...) Si estás casada, continúa Judith, y tu marido se muere, entonces eres viuda. Y si a un niño se le mueren los padres se convierte en un huérfano. Pero, ¿cómo se dice lo que me pasa a mí? (...) A lo mejor no existe una palabra para decirlo”.
El niño se llamaba Hamnet. El padre, adolorido, escribirá un drama titulado Hamlet. Olvidaba decir que el hijo del mercader de guantes se llamaba William Shakespeare. Pero este Shakespeare de la novela de Maggie O’Farrell no es el habitante de Londres sino el marido de Agnes, el padre de Hamnet, el habitante de Stratford.
En las islas británicas es notable la proporción de novelistas mujeres, más notoria que en cualquier otra parte donde los novelistos son mayoría apabullante. En esas latitudes —Austen, Brontë, Eliot, Shelley, Christie, Woolf…— no es extraño que aparezcan autoras como Maggie O’Farrell (Coleraine, Irlanda del Norte, 1972). Esta formidable novela, traducida por Concha Cardeñoso y ganadora del Women’s Prize For Fiction, fue incluida en 2020 en la lista de los diez mejores libros del año, tanto por The New York Times como por el Washington Post.
HAMNET, de Maggie O’Farrell. Libros del Asteroide, 2021. Barcelona, 350 págs.
