Otra vez será, Matilde

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Andrea Blanqué

HACE DOS AOS, en un muy buen libro titulado Mujeres Uruguayas 2, la historiadora Graciela Sapriza lanzaba un desafío, en su excelente artículo "Matilde Pacheco, la esposa del presidente". Comenzaba diciendo: "Esta es una historia de amor. Historia para un novelista (...) ¿Quién si no tendría la magia para narrar cómo anidó la pasión entre un hombre fuerte, extravagante y apasionado y una mujer tierna y prisionera de la formas sociales?"

Mercedes Vigil, la autora de Matilde, la mujer de Batlle, ha declarado en entrevistas que aceptó este desafío de Sapriza y se lanzó a escribir esa novela que nadie había escrito.

La novela, sin embargo, sigue sin escribirse. Porque este libro firmado por Vigil no es una novela. No es tampoco una novela histórica. La narración histórica, tan en boga en los últimos años, no sólo ha de ser compilación de datos y transcripción subjetiva de documentos, sino que debe, antes que nada, seguir siendo literatura. Una novela ha de crear un mundo, ha de crear personajes con profundidad y verosimilitud psicológica, ha de contar una trama con creatividad e imaginación. Y si estamos hablando de literatura, un novelista debe manejar en forma solvente el lenguaje. Uruguay ha dado ejemplos sobrados de buena novela histórica: el ejemplo más redondo es Bernabé, Bernabé, de Tomás de Mattos.

Graciela Sapriza, en el mencionado artículo, sabía que escribir sobre la vida de Matilde Pacheco era un desafío: "porque no alcanzan los documentos, las cartas, los monumentos y los mitos, para rescatar con inteligencia y emoción las vidas de un hombre y una mujer expuestos a la admiración y el encono, al amor y al desprecio." Y, justamente, Mercedes Vigil ha consultado documentos, cartas, monumentos y mitos, pero al libro Matilde, la mujer de Batlle, le falta inteligencia y emoción, entre otras varias cosas.

Vigil coloca al final del volumen un par de páginas de bibliografía y un agradecimiento a las personas que la ayudaron a compilar información. Aunque estas páginas no estuvieran, cualquier lector detecta que para componer este trabajo se estudió bastante. Es que, justamente, este libro suena a monografía, a papeles de estudiante. Es un conglomerado de datos relatados sin tensión narrativa, de forma escolar, de hechos que sucedieron y a los cuales en realidad no se los interpreta ni analiza. Los únicos elementos que se salen de la monografía de bachillerato son la suposición de sentimientos que la autora coloca en los personajes.

Pero los sentimientos imaginados son descritos de un modo elemental, edulcorado, con frases románticas y lugares comunes: "Me gustaría tenerte conmigo un tiempo más —susurró Matilde y sus ojos se tiñeron de nubes." Y en otro pasaje: "Ya es tiempo de vivir en familia —suspira. Un nudo le oprime el pecho por la emoción". Y el colmo: "Porque Matilde había sido eso, su refugio, el único rincón seguro en el que las lágrimas del indomable guerrero podían verterse sin que se tornaran en debilidad".

La gran pregunta que se hace el lector de literatura cuando avanza por las páginas de este libro es por qué se vende. A diferencia de los clásicos best-sellers, este no es un libro que enganche por su historia, por su suspenso. No es exactamente entretenido, sino monocorde: se enumeran los hechos históricos sin dosificar la información, sin jerarquizar los datos relevantes y accesorios.

Tal vez quienes lo compren no sean lectores habituales de literatura, de novela, sino de otros géneros. Tal vez —conjeturemos— la razón de sus ventas resida en cuestiones absolutamente extraliterarias: 1) el nombre, apellido y glamour de la autora 2) el nombre, apellido y glamour del personaje 3) la avidez de saber historia nacional post-Artigas, dado el gran vacío que dejó la educación en el cerebro a los uruguayos 4) la misma curiosidad que lleva a la gente a hojear las revistas del corazón y las páginas sociales, mirando quién está casado con quién. 5) la fascinación que en Uruguay aún tienen algunos mitos, como don Pepe Batlle y Maracaná. 6) la dificultad de ciertos lectores de entrarle a otros libros uruguayos, una literatura quizás demasiado intelectualizada para su entrenamiento de lectura. 7) las ventas de los libros anteriores de Mercedes Vigil: no hay mejor marketing que el dinero y el éxito. 8) la cobertura que varios programas televisivos le han dado a esta autora.

Para aquellos lectores que estén interesados en la figura de Matilde Pacheco, se recomienda leer el artículo ya citado de Graciela Sapriza, editado en Mujeres uruguayas 2, junto a una compilación de artículos de ensayistas, periodistas y escritoras de gran calidad.

MATILDE, LA MUJER DE BATLLE, de Mercedes Vigil, Editorial Planeta, Montevideo, 2003. 283 páginas.

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Biografía

POR LOS TIEMPOS DE FRANCISCO PIRIA, de Luis Martínez Cherro, Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo 2003. 182 páginas.

AL CUMPLIRSE en 1990 los 100 años de la fundación de Piriápolis, se presentó la primera edición de este libro. En esta segunda edición Martínez Cherro ha agregado más información, material gráfico, y reproducciones de documentos y folletos. El impulsor de aquella ciudad balneario con ferrocarril y puerto propios, fue Francisco Piria (1847-1933). Nacido en Montevideo, entre otras cosas fue periodista, escritor, rematador, empresario. Participó en la industria vitivinícola, tabacalera, minera y oleaginosa. Fundó setenta barrios en Montevideo, varios en distintas localidades del interior y el pueblo de Joaquín Suárez en Canelones. Dotado de un espíritu progresista y combativo pensaba que en publicidad era preciso exagerar para llamar la atención.

Su actitud política a lo largo de los años fue contradictoria. Tal vez alguno de sus pensamientos cercanos al socialismo lo llevaron a promover el remate de pequeñas fracciones de tierra buscando que la mayor cantidad de gente pudiera contar con un lugar propio donde construirse una casa. Se enfrentaba así a la clase dominante, poseedora de grandes extensiones de campo y que no compartía esa idea. Este tipo de actitud y los roces que tuvo con los políticos en el poder, no le facilitaron las cosas para llevar adelante, con rapidez, las empresas que iniciaba. Pero también tuvo problemas con sus trabajadores que en 1916 fueron a la huelga reclamando un aumento de salarios, el derecho a tomar agua durante las horas de trabajo, y que la jornada laboral no excediera las ocho horas. Esta posición de Piria concordaba más con el hecho de que al iniciarse en la política, fundara un partido conservador: Unión Democrática.

Como apéndice 2003, el autor incorpora material, donde dedica un capítulo a Piria como escritor con una bibliografía de éste y un extracto de su novela Misterio publicada en 1902, cuyo final es totalmente imprevisto. También hay comentarios sobre el primer hotel de Piriápolis, los primeros quince chalets de alquiler, la Cruz del Pan de Azúcar, el Argentino Hotel y el Pabellón de las Rosas.

Para trazar este retrato de Piria y su entorno, Martínez Cherro se documentó muy bien, consultando directamente las fuentes que le eran accesibles y en caso de no haberlas, recurrió a los periódicos y al testimonio de gente relacionada con los hechos narrados. Las relaciones personales entre Piria y aquellos que lo rodeaban (familiares, empleados, conocidos) aportan elementos esenciales para el conocimiento de un personaje tan singular. De todos modos, el empresario es tratado de manera justa, resaltando la importancia que tuvo como pionero de la industria turística de este país, al introducir innovaciones fundamentales para su época. La obra se lee con el interés que supone la evocación de un período de nuestra historia que de cierta manera ha sido clave para determinar el futuro.

C. S.

Historia

CERCA DE LA HORCA de Pablo Fucé. Ediciones Torre del Vigía. Montevideo, 2003. 173 págs.

EL LIBRO es a la vez una rigurosa investigación histórica y un impecable relato a partir de un caso puntual ocurrido en Colonia del Sacramento en 1789.

Corría febrero de aquel año de significación extraordinaria en la historia universal cuando un andariego de apellido Vallista caía mortalmente herido por una certera puñalada en el corazón. El caso, con sus peculiaridades e interrogantes, apareció a los ojos del investigador en el polvoriento expediente de una vieja causa criminal, mientras exploraba antiguos documentos en el Archivo Regional de Colonia.

No se trata de una crónica histórica ni de un típico trabajo académico monográfico cuya lectura suele plantearse plúmbea o por lo menos morosa. Se trata de una pieza de discurso ágil y sorprendente. De un ejercicio de relato que atiende con precisión y rigor la metodología y las reglas de la investigación histórica y a la vez emplea con destreza los instrumentos clásicos y modernos de la narrativa y de la nueva novela.

Siguiendo la metodología de lo que se ha dado en llamar microhistoria, el joven investigador y profesor Pablo Fucé exhuma un antiguo expediente judicial donde figura un caso de sangre y a partir de ese centro reconstruye la vida de la colonia, la complejidad de los tipos humanos en sus relaciones entre sí y con el poder dominante.

El presunto homicida Josef Torres y la víctima Manuel Vallista pueden inscribirse en el grupo de los llamados gauchos, gauderios o gabuchos, mestizos libres que merodeaban estancias y solares de la campaña inmediata a la muralla. Frente a ellos, rodeándolos (puesto que el crimen ocurre en la jurisdicción de la ciudad) aparece otro tipo social, el grupo de los vecinos, con intereses comunes, afincados, con propiedades y posición definida en la sociedad colonial. Este grupo funge en la construcción del relato como una suerte de coro griego frente a agonistas y protagonistas, y eventuales personajes funcionales.

En términos epistemológicos, el relato supone una inscripción en ese "retorno al sujeto" de una corriente importante de la metodología histórica contemporánea: la que procura la comprensión de los hechos (en términos de Paul Ricouer y su Teoría de la interpretación) más que su explicación acabada, la reconstrucción a partir de elementos particulares más que la apelación a grandes vectores ideológicos y estructuras macro. El método Fucé no recurre ni a la deducción ni a la inducción en el sentido de las ciencias duras, no se pretende cuantitativo. Por el contrario, es un estudio de caso. Busca más la iluminación por la significación del relato, una procura racional, metódica pero abierta, de la abducción propia de las ciencias humanas.

La combinación adecuada de investigación histórica y construcción literaria hace de Cerca de la horca un libro disfrutablemente útil.

R. C.

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